
Asesor del Partido Demócrata y experto en sostenibilidad
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Asesor del Partido Demócrata y experto en sostenibilidad
Juan Verde: «Los minerales de las tierras raras de Ucrania son el nuevo petróleo»Juan Verde (Telde, Gran Canaria, 1971) lleva años insertado en la istración Federal de los Estados Unidos. Fue asesor del Departamento de Comercio con Bill ... Clinton; subsecretario adjunto de ese área con Barack Obama y miembro del Consejo Asesor de Joe Biden. Ha sido, además, asesor del Partido Demócrata en la última campaña electoral de Kamala Harris. El reconocido estratega internacional, experto en sostenibilidad, es el encargado de inaugurar el VII Encuentro Internacional de Economía Circular que organiza el Departamento de Sostenibilidad de la Diputación Foral y que reunirá esta próxima semana a más de 40 especialistas de diferentes sectores para debatir sobre los retos y oportunidades de la economía circular en un contexto global.
– Como asesor de los expresidentes Obama y Biden, y de la campaña electoral de la candidata Kamala Harris. ¿Qué le están pareciendo los primeros movimientos de la istración Trump?
– Me parecen preocupantes, especialmente en áreas como el cambio climático, el comercio y las relaciones internacionales. La retirada del Acuerdo de París y su enfoque de políticas más proteccionistas no ayuda a avanzar en un futuro sostenible y globalmente interconectado. No obstante, también es importante reconocer que las políticas de sostenibilidad son imparables a nivel global, y las empresas y los gobiernos están comenzando a ver los beneficios económicos de una transición hacia una economía más verde, independientemente de las decisiones de un presidente. Es un tema de velocidad, no de dirección.
– ¿Qué opinión le merecen sus políticas arancelarias y qué impacto pueden tener?
– Las políticas arancelarias de la istración Trump buscan proteger ciertos sectores industriales estadounidenses, pero pueden tener un impacto negativo en el comercio global y en las relaciones internacionales. En el contexto de la sostenibilidad, estos aranceles pueden dificultar la adopción de tecnologías limpias más asequibles, ralentizando la transición a una economía baja en carbono. En Europa y otras regiones, las empresas podrían enfrentar mayores costos al importar tecnología limpia, lo que podría retrasar la adopción de prácticas más sostenibles.
– ¿Se resiente la batalla por un mundo más sostenible con un presidente negacionista del cambio climático en el país más importante del mundo?
– Sin duda, los desafíos aumentan cuando el liderazgo de Estados Unidos adopta una postura negacionista del cambio climático. Sin embargo, la transición hacia un mundo más sostenible es un proceso global que va más allá de un solo líder. Las iniciativas de la comunidad internacional, las empresas y las ciudades están demostrando que la sostenibilidad no depende únicamente de las decisiones políticas en Estados Unidos. El mercado está empujando en la dirección correcta.
– ¿Paralizará los incentivos a la transición ecológica?
– Aunque la istración Trump podría intentar reducir algunos incentivos, la tendencia hacia la sostenibilidad es irreversible. Los avances tecnológicos, la disminución de los costos de las energías renovables y la presión del sector privado están impulsando la transición ecológica, y los incentivos probablemente seguirán evolucionando en otras partes del mundo. El crecimiento de las energías limpias y la transición energética continuarán, independientemente de las decisiones gubernamentales.
– ¿Qué papel debe jugar Europa en la descarbonización?
– Europa debe liderar la transición hacia la descarbonización. La Unión Europea tiene una gran oportunidad para ser un faro en sostenibilidad, demostrando que las políticas verdes no solo son necesarias, sino rentables. Al establecer objetivos ambiciosos de reducción de emisiones, Europa puede influir en el resto del mundo y crear un mercado global para tecnologías limpias. Europa debe adoptar un enfoque integral, trabajando en la innovación tecnológica, la creación de infraestructuras sostenibles y en la formación de alianzas internacionales para alcanzar sus objetivos climáticos.
– ¿Qué valoración hace de que Europa rebaje las 'exigencias verdes' a las empresas para competir con EE.UU. y China?
– Es un error. Europa no debe entrar en una carrera a la baja. La competitividad del futuro estará en la innovación verde, no en relajar normativas. Debemos ofrecer más productos y servicios verdes y responsables porque eso nos hace más competitivos. Por ejemplo, si desarrollamos tecnología que haga que nuestras empresas consuman menos energía, ahorrarán dinero, y ese dinero lo pueden invertir en crecer, internacionalizarse o reinvertirlo. Ser verde te hace más competitivo.
– Muchas empresas consideran que la sostenibilidad es un coste adicional. ¿Cómo se les convence de que es una oportunidad e inversión de futuro, como usted defiende?
– Es fundamental que las empresas comprendan que la sostenibilidad es un motor de crecimiento. Invertir en energías renovables, eficiencia energética y prácticas sostenibles no solo reduce costos a largo plazo, sino que también abre nuevas oportunidades de negocio, atrae inversores y responde a las crecientes expectativas de los consumidores. El mercado está demandando productos y servicios sostenibles, y las empresas que no se adapten quedarán atrás. La sostenibilidad no es un coste adicional, es una inversión en el futuro.
– ¿Cuáles son los mayores obstáculos que se pueden encontrar?
– Los principales obstáculos incluyen la resistencia al cambio, la falta de comprensión de los beneficios económicos de la sostenibilidad y las políticas públicas inadecuadas. Además, la transición hacia una economía de bajas emisiones requiere grandes inversiones en infraestructura, lo cual puede ser un desafío, especialmente en países en desarrollo. Superar estas barreras requiere un enfoque colaborativo entre el sector privado, los gobiernos y las organizaciones internacionales.
– ¿Los gobiernos lo tienen tan claro como usted?
– Algunos sí, otros no. Pero los datos son cada vez más evidentes. Gobiernos que antes eran escépticos están viendo que apostar por la sostenibilidad no es solo una cuestión ambiental, sino económica y de seguridad nacional.
– En la coyuntura actual, con guerras y crisis económicas, ¿qué papel juega la geopolítica en la apuesta por la sostenibilidad?
– Desempeña un papel clave. La transición energética ya no es solo una cuestión ambiental, sino también un imperativo estratégico. Los países que lideren esta transformación lograrán mayor independencia energética y económica, reduciendo su vulnerabilidad frente a regiones inestables y asegurando su seguridad nacional.
– A pequeña escala, ¿cómo puede afrontar este reto un territorio como Euskadi?
– Euskadi tiene un gran potencial, con una industria fuerte y un ecosistema innovador. La clave está en acelerar la digitalización de la red eléctrica, fomentar la producción local de energía renovable para abaratar el precio de la energía y apoyar a las pymes en su transición hacia modelos más sostenibles.
– Sin embargo, la transición energética no está yendo de la mano de la renovación, extensión y digitalización de la línea de distribución eléctrica. La incapacidad de responder a toda la demanda eléctrica de la industria vasca está dificultando acometer los ambiciosos procesos de descarbonización exigidos desde Bruselas.
– Esto es un problema que no solo afecta a Euskadi, sino a muchos territorios en Europa. Sin infraestructuras adecuadas, la transición energética se ralentiza. Es urgente una mayor inversión pública y privada en modernización de redes eléctricas.
– Aunque el acuerdo se ha alejado tras la bronca a gritos con Zelenski del viernes en el despacho Oval, ¿por qué quiere tanto Trump las tierras raras de Ucrania?
– Porque son clave para la tecnología del futuro, desde baterías hasta defensa. El control de estos recursos será determinante en la nueva geopolítica global. Lo cierto es que hoy en día la mayor parte de las tierras raras están en manos de las empresas y gobierno Chino y EE UU, al igual que Europa debe buscar la forma de dejar de depender de China y desarrollar su propia producción. No hacerlo es condenarnos a perder la competitividad.
– ¿Los minerales que allí se encuentran son el nuevo petróleo?
– Sin duda. La transición energética y digital depende de estos minerales. Quien los controle, tendrá una ventaja estratégica enorme de cara al futuro. Perder esa batalla es perder la hegemonía de EEUU y Europa y quedarnos a la merced de China.
– Reciclar, alargar la vida de los productos, choca con la sociedad de consumismo en la que vivimos…
– Es cierto que vivimos en una sociedad orientada al consumo rápido, pero esa mentalidad está comenzando a cambiar. Es un desafío, pero también una gran oportunidad de innovación. La nueva generación de consumidores demanda productos más duraderos, modulares y reciclables. La economía circular es la respuesta a esta tendencia.
– ¿Cómo podemos cambiar nuestra mentalidad?
– Con educación y ejemplos concretos de éxito. En sectores como la moda, la automoción o la electrónica, ya estamos viendo un impulso hacia modelos de economía circular. Sin embargo, otros sectores, como la construcción, enfrentan desafíos mayores debido a las características de los materiales y procesos involucrados. A pesar de esto, la transición hacia la economía circular es posible en todos los sectores con la innovación adecuada. Cuando las empresas y los ciudadanos ven que la sostenibilidad es rentable, la percepción cambia. Es clave que los gobiernos incentiven modelos de consumo responsable y que las empresas comuniquen de manera efectiva los beneficios de la economía circular.
– ¿Hasta qué punto es usted consecuente con su activismo en su día a día?
– Intento ser coherente con mis valores en mis decisiones diarias, desde mi movilidad hasta mis inversiones. Pero también creo que la sostenibilidad no debe ser una cuestión de sacrificio individual, sino de cambios estructurales a gran escala. En mi caso, cuantifico mi huella de carbono y compenso comprando créditos de carbono. No es caro y me permite ser responsable y coherente.
– ¿Sigue siendo real el objetivo de cero emisiones en 2050 o se ha vuelto ya una utopía?
– Es un objetivo ambicioso, pero alcanzable. La tecnología y la inversión están avanzando a gran velocidad. Lo que necesitamos es mayor compromiso político y una regulación clara que acelere la transición
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