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El Consejo Nacional Electoral ha declarado al Gran Polo Patriótico, el partido dirigido por Nicolás Maduro, como el vencedor de las elecciones legislativas y regionales ... celebradas este domingo en Venezuela. A falta de unos pocos votos por contabilizar, el oficialismo se ha adjudicado el 83% de las papeletas en unos comicios en los que se eligieron casi 600 cargos a diputados de la Asamblea Nacional, gobernadores y mandos municipales. Nada se ha salido del guión previsto. El órgano electoral ha cifrado incluso en un 42,6% la participación electoral, en contraste con los datos de la oposición al régimen y varios sondeos independientes, que reflejan una abstención histórica superior al 80%.
El Consejo Electoral revalida a Jorge Rodríguez, delfín de Nicolás Maduro, al frente del Parlamento para un nuevo mandato. Y otorga 23 de los 24 puestos de gobernador en disputa al oficialismo. Entre ellos ha sido elegido Neil Villamizar para dirigir la región de Esequiba, un territorio bajo control de Guayana que el Ejecutivo de Caracas no ha tenido inconveniente en incorporar a la lista de distritos electorales pese a las discordancias internacionales. De hecho, el Gobierno de Estados Unidos condenó este domingo como una «farsa electoral» que el chavismo instalase urnas en este enclave rico en minerales que se disputan Venezuela y Guyana.
Frente al optimismo del chavismo, la oposición ha puesto de relieve este lunes que un 85% de la población venezolana no acudió a las urnas, en linea con los sondeos independientes que calculan la participación entre el 11,5% y menos del 20%. La abstención ya se pronosticaba desde días antes de las elecciones ante la falta de fe de los venezolanos en un proceso limpio y los llamamientos de la oposición a no participar en el proceso. Las cifras demuestran el «gran coraje cívico» de los ciudadanos, según el candidato opositor exiliado en España, Edmundo González. Su antigua compañera electoral, María Corina Machado, felicitó también a la población por «no atender la llamada del régimen».
Las calles y los centros equipados para depositar los votos permanecieron vacíos durante la mayor parte de la jornada. Incluso se registró la ausencia de personal en las mesas electorales, faltaron los testigos de la oposición en la inmensa mayoría de los colegios y a los periodistas se les negó la entrada en muchos de ellos. Era un domingo de votaciones y no de elecciones democráticas, rezaban los mensajes en las redes sociales. «Cuando es no, es no», gritaba la líder opositora, María Corina Machado, inhabilitada para cualquier cargo público y que vive en la clandestinidad, y que al final de la jornada declaró: «Hoy hemos vuelto a derrotar a este régimen criminal, más del 85% de los venezolanos desobedeció al régimen».
Según la encuesta de Exit Poll, la participación rondó este domingo el 11,1%. En otro sondeo realizado dos horas antes del cierre de las urnas, Meganalisis aseguraba que se había producido una abstención histórica y la participación no alcanzaba el 20%. El día anterior, el presidente Nicolás Maduro ya había advertido: «El chavismo va a ganar las elecciones». Para el oficialismo ha sido una gran victoria y toda una lección de democracia y paz, según Jorge Rodríguez y Vladimir Padrino López, dos de los principales baluartes del régimen.
La represión y el terror desatados por el Gobierno de Nicolás Maduro a solo 48 horas de las elecciones regionales, legislativas y gobernadores, que llegó a detener a unas 70 personas, además de cerrar la frontera con Colombia por mar, tierra y aire alegando que se preparaba una conspiración para boicotear el proceso, contribuyó a aumentar el absentismo, provocado por el desánimo y una oposición dividida. La gran mayoría de venezolanos sabían que los resultados siempre darían ganador al régimen chavista, acusado de adjudicarse de forma fraudulenta las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. Iba a ganar de todas formas. No tenía oposición y solo acudirían a las urnas el 18% del censo.
Elegía Venezuela un total de 569 cargos, entre ellos 285 diputados de la Asamblea Nacional, 24 gobernadores y 260 legisladores regionales. Para ello estaban convocados unos 21,4 millones de venezolanos. En la votación estaba elegir también un gobernador para Esequibo, territorio perteneciente a la Guyana, que calificó de violación a su soberanía y a la integridad territorial.
El desconcierto fue mayoritario. «Las elecciones no volverán a ser lo que fueron», declaró la consultora política Carmen Beatriz Fernández, perteneciente a la alianza La Hora de Venezuela. «Habrá muchos procesos electorales y muchas votaciones, pero serán mucho menos transparentes, menos auditables. Esa es la lógica con la que, desde el poder, se pretenden alentar procesos de votación en Venezuela», añadió.
La experiencia de las elecciones de 2021, en las que un opositor salió ganador en Barinas, territorio chavista, condujo al régimen a aprender de aquel golpe. Pero ni se preocupó en corregir ni en mejorar el sistema. Ajustó el proceso a su medida para intentar que la historia no se repitiera. Después de no presentar las actas que acreditaran su victoria en las elecciones presidenciales del 28 de julio, Maduro y su equipo en esta ocasión ha suprimido el código QR que podía permitir a los observadores internacionales verificar y contrastar las actas. No contento con ello, alargó una hora más la votación en los casos donde se produjeran colas en el centro electoral.
Desde Madrid, donde se encuentra exiliado, Edmundo González Urrutia, que fue reconocido como el auténtico ganador de las elecciones a la presidencia al presentar las actas electorales que acreditaban su victoria, ha escrito este domingo en las redes sociales: «Hoy fuimos testigo de un evento que intentó disfrazarse de elección, pero que no logró engañar ni al país ni al mundo. El pueblo no convalidó un simulacro que pretendía legitimar lo que por naturaleza es ilegítimo. Una declaración silenciosa, pero contundente, de que el deseo de cambio, dignidad y futuro sigue intacto. El liderazgo no se impone. Se construye escuchando al pueblo. Y hoy, la verdadera mayoría habló desde el silencio que exige libertad. Hay que saber oírlo. El 28 de julio, el régimen quedó al descubierto. Eligió aferrarse al autoritarismo, y para sostenerse, recurre al terrorismo de Estado. Esa es la verdad que debemos enfrentar si queremos justicia y cambio real».
Henrique Capriles, uno de los opositores que decidió ir a las urnas, justificó su decisión en el hecho de no legitimar más al régimen. «Las últimas 48 horas han sido horas de terror, de intimidación, volver al libreto para que mucha gente se abstuviera. Todo dirigido para quienes queremos expresarnos». Capriles hizo referencia a la detención de Juan Pablo Guaripa, uno de los más estrechos colaboradores de María Corina Machado: «La detención de Guaripa ha sido para sembrar el miedo y el terror. La indignación hay que convertirla en acción y opinión y expresión», agregó.
El Consejo Electoral ha certificado que Henrique Capriles, Luis Emilio Rondón y Stalin González han obtenido escaño en la Asamblea Nacional por parte de la oposición. Según sus datos, aparte de la mayoría del Gran Polo Patriótico, en la Cámara estarán representados Alianza Democrática (6,25% de los votos), UNT-Única (5,18%) y Fuerza Vecinal (2,57%).
Nicolás Maduro aprovechó la jornada para anunciar que en enero próximo presentará una reforma constitucional para la creación de un sistema electoral propio de los circuitos comunales y que estará basado en las consultas permanentes. Este proyecto contempla modificar hasta ochenta artículos de la Carta Magna y una «reingeniería» absoluta de «todo: dónde la gente vota y cómo vota» para «actualizar» el modelo. La presentación de la reforma coincidirá con el estreno de la nueva mayoría chavista conseguida en las elecciones de este domingo, ya que los diputados tomarán posesión de sus escaños el 5 de enero.
El peso gravitará presumiblemente sobre las comunas, las organizaciones territoriales civiles fundadas por el régimen para autogestionar políticas públicas, garantizar la soberanía popular y contribuir al mantenimiento del orden público. La intención del Gobierno es que en 2026 existan en todo el país 5.000 comunas, una fórmula que, según la disidencia, permite al chavismo fortalecer el control sobre todas las provincias, imponer el aparato de seguridad y captar votos a su favor.
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