EE UU cierra sus puertas a doce países para «que no nos pase como a Europa»

El veto afecta a los ciudadanos de Irán, Libia, Afganistán, Myanmar, Chad, la República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Somalia, Sudán y Yemen. El Gobierno republicano establece además restricciones parciales para quienes intenten entrar desde Venezuela, Cuba, Burundi, Laos, Sierra Leona, Togo y Turkmenistán.

Las únicas excepciones se circunscriben a los desplazados que, a día de hoy, tienen visas en vigor y tarjetas permanentes de residencia (la conocida 'green card'). Washington también abrira las puertas a casos extraordinarios como los deportistas de esas nacionalidades que participen en las Olimpiadas, la Copa Mundial y otros eventos internacionales, además de a los afganos que ayudaron al ejército estadounidese durante la guerra.

Este último asunto resulta especialmente controvertido. A finales de mayo, los veteranos de EE UU trasladaron sus protestas a la istración ante la amenaza de que los numerosos colaboradores de las tropas que debieron huir del régimen talibán para evitar represalias -entre ellos guías, traductores y proveedores- quedasen desasistidos por las duras políticas migratorias de Trump. Los excombatientes son una de las grandes bases del electorado republicano y ya anteriormente mostraron su enfado por los recortes introducidos por Elon Musk en su departamento.

El cierre a todos estos países, la mayoría de sensibilidad musulmana, se adoptó después de que un vecino de Colorado de origen egipcio atacara el pasado día 2 con un lanzallamas a un grupo de manifestantes proisraelíes que reclamaba la libertad de los rehenes secuestrados por Hamás durante un acto en la ciudad de Boulder. Ocho de los participantes resultaron heridos.

«El ataque terrorista ha puesto de relieve los graves peligros que representa para nuestro país la entrada de extranjeros sin una verificación adecuada, así como la de quienes llegan como visitantes temporales y se quedan más tiempo del permitido por sus visas», manifestó Trump en un vídeo el miércoles por la noche. «No los queremos», añadió, sin entrar en la paradoja de que Egipto, de donde es natural el acusado, no figura en su lista negra.

El Departamento de Estado emite millones de visas anuales. En el caso de las naciones citadas en el decreto, se tramitan unas 170.000, sobre todo por motivos turísticos, de negocios o estudios. Los demócratas aseguraron que la norma es «discriminatoria» y otros detractores la alinearon con otras acciones anti-inmigración de Trump, como el cierre de la frontera sur, las redadas o el veto a los universitarios extranjeros. El inquilino de la Casa Blanca promulgó precisamente este miércoles otra disposición para suspender las visas a los nuevos estudiantes foráneos que quieran matricularse en Harvard, en una escalada de su choque con esta universidad, a la que acusa de laxitud frente al antisemitismo y que se ha negado a cambiar sus prácticas de contratación y isión.

El líder republicano ya ensayó la política de vetos con algunos países en 2017, al inicio de su primer mandato, lo que le condujo a una cascada de impugnaciones legales. El vaivén de órdenes presidenciales y posteriores recursos judiciales provocó entonces un auténtico caos en los aeropuertos, las agencias de inmigración y la propia guardia fonteriza sobre cómo actuar con los viajeros.

En esta ocasión, fuentes del Gobierno aseguran que el decreto ha sido preparado desde abril y blindado mejor contra los litigios, lo que invalida la argumentación de que es una reacción inmediata al atentado de Colorado. Algunos países afectados podrían ver levantado el veto si introducen «mejoras materiales» de seguridad y cumplen a rajatabla las leyes de inmigración. Lo que el Departamento de Estado quiere decir con esto último es que los gobiernos señalados no cooperan aparentemente con EE UU en cuestión de deportaciones y abusan del mecanismo de visados. «Nuevos países se pueden agregar a la lista a medida que surjan amenazas en todo el mundo», advirtió Trump.

A las críticas internas de los demócratas y varias organizaciones civiles por actuar supuestamente con criterios «étnicos» o «ideológicos», se han añadido otras de carácter internacional. La Unión Africana advirtió este jueves del «potencial impacto negativo» del cierre en las relaciones familiares, el comercio y la diplomacia «que se ha cultivado cuidadosamente durante décadas». Venezuela declaró que EE UU se «ha vuelto peligroso para todos los extranjeros». Los sirios, por el contrario, mostraron su alegría por no haber sido citados. Trump los introdujo en 2017 en un mismo paquete con Irak, Corea del Norte y Nigeria en el que ordenaba «investigaciones extremas» sobre los refugiados sirios, a los que acababan denegando su asentamiento en EE UU.