El PKK se disuelve tras cuatro décadas de lucha armada contra Turquía

El proceso es en realidad una disolución condicional ya que exige el protagonismo de Ocalan en esta etapa, algo muy complicado si no sale de la prisión en la que se encuentra desde 1999 o, al menos, se relajan sus condiciones de cautiverio. El PKK, en cualquier caso, pone fin a cuatro décadas de un conflicto armado que ha causado decenas de miles de muertos y millares de detenidos y que se ha extendido de Turquía a Siria, Irak e Irán. El grupo, considerado terrorista por el Estado otomano, la Unión Europea y Estados Unidos, aseguró en su comunicado que «creemos que los partidos políticos, las organizaciones democráticas y los líderes de opinión kurdos cumplirán con sus responsabilidades en el desarrollo de la democracia kurda y garantizarán la formación de una nación kurda democrática».

Ocalan, apodado 'apo' (tío), es mucho más que un líder político y castrense para los kurdos y, pese a estar encerrado en una cárcel de alta seguridad desde hace 26 años, ha demostrado que conserva una enorme influencia sobre el grupo. Sus palabras se han convertido en órdenes para los responsables del brazo militar del PKK repartidos por Rojava (Kurdistán de Siria) y las montañas de Qandil (Irak).

El sociólogo Baris Tugrul, experto en el conflicto kurdo, no prevé que se vayan a producir escisiones «teniendo en cuenta el peso que tiene Ocalan y que parece que la cúpula en Qandil está de acuerdo totalmente». «Se comenta que unos comandantes regionales exigen unas condiciones más claras, pero en caso de que haya una escisión no tendrá ningún respaldo de las bases guerrilleras, por lo que su presencia sería muy insignificante», expone. En su opinión, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, «intentará vender esta decisión como una victoria para tapar las violaciones del Estado de Derecho y, sobre todo, los problemas económicos. Quiere pasar a la historia como el mandatario que ha acabado con el PKK pero no creo que le sirva mucho».

El fin de la formación llega tras un proceso negociador de varios meses que ha encabezado el ultranacionalista Devlet Bahceli, socio de gobierno de Erdogan, quien llegó a sugerir que a Ocalan se le podría conceder la libertad condicional si su grupo renunciaba a la violencia y se disolvía. Bahceli mostró este lunes a través de las redes sociales su gratitud con «cada hijo de la patria que defiende la hermandad turca y kurda» el esfuerzo realizado para llegar a este punto. El político extendió la lista de agradecimientos desde el líder del PKK a los del DEM, su nombre actual tras el enésimo cambio debido a la ilegalización de sus siglas anteriores.

Ahora se abre un nuevo escenario para este partido, que se sitúa como la tercera fuerza del país y pueden tener un papel clave en el futuro político de Turquía a la hora de conformar mayorías en el Parlamento. Miles de políticos, simpatizantes, activistas y periodistas afines están en prisión. Selahattin Demirtas es el rostro más importante del movimiento político kurdo y, encerrado desde 2016, acogió «con entusiasmo» la decisión del PKK. Dijo en un comunicado que «ahora es el momento de trabajar juntos y sinceramente para la realización de la paz, la prosperidad, la democracia y las libertades, y para que Turquía crezca en todos los aspectos».