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Mendira se acercará el 10 de mayo, en su próxima salida, a Ulia (235 m.). Un paraíso natural a dos pasos de la urbe con su bullicio y su rutina estresante, aunque el olor a salitre que rezuma nos traslada a un espacio idílico en el que nos olvidamos del mundanal ruido y sin gran problema, podemos situarnos en los años de la Belle Époque en los que el glamour clásico reinaba por el parque, al que accedían en aquel moderno tranvía para la época.
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La historia confirma la importancia de este precioso monte en el que los balleneros, según la placa que se encuentra en la peña del mismo hombre, tenían una perfecta atalaya desde la que observaban la presencia de los enormes cetáceos a los que daban caza. Apresar una ballena suponía un gran trofeo según las crónicas de los pescadores, ya que les suministraban además de su preciada y nutritiva carne, grasa que se transformaba para ser utilizada como aceite por su elevado valor energético, así como para la fabricación de jabón, velas,..., huesos con los que realizaban herramientas y puntas de proyectil...
Además, de ser una perfecta atalaya para los balleneros donostiarras, Ulia también fue utilizado en diferentes momentos de la histora de Donostia y las localidades cercanas como punto de vigilancia. Entre su vegetación nos podemos encontrar, entre otros, los restos del fuerte del Almirante, una importante fortificación defensiva de San Sebastián en la última guerra carlista. Este punto defensivo y de vigilancia fue construido en el monte Ulia y sus restos todavía se conservan. Según los datos recogidos por Juan Antonio Sáez García en el trabajo 'Los Fuertes de Alza y del Almirante (Donostia-San Sebastián) en la última confrontación carlista' el fuerte del Almirante (208 m.) se encuentra situado en el sector oriental de este monte, muy cerca del fuerte de Miracruz (o de Labeas). En sus proximidades, al otro lado del canal de del Puerto de Pasajes, se levantan el viejo castillo de Santa Isabel y el Fuerte de Lord John Hay. Hacia el sur se avistaría el recinto fortificado de Altza.
Desde Ategorreita hay que acceder a Ulia por la vía que nos lleva al parking directamente.
Horario El recorrido se puede completar en dos horas y media- tres horas. Muy recomendable para realizar en familia. Muy bien señalizada. Magníficas vistas
Distancia 8,61 km
Desnivel positivo 286 m
Severidad del medio 2
Dificultad orientación 2
Dificultad del terreno 2
Esfuerzo necesario 2
El fuerte, diseñado por la Comandancia de Ingenieros de San Sebastián en agosto de 1875, tiene planta aproximadamente cuadrada (37x38 m.) totalmente rodeada por un foso de 1,5 m. de ancho en su parte inferior y 3,5 m. en la parte superior. La fortificación en su interior, se encontraban dos asentamientos artilleros, alojamientos con capacidad para 300 soldados de infantería y una docena de artilleros, que se distribuirían entre los edificios integrados en el recinto. Entre ellos se encontraba el cuartel, un almacen de polvora, una caseta para el vigia de marina, la cocina, las letrinas,así como otros elementos,...
Los restos que permanecen hoy en día datan de la III Guerra Carlista, aunque algunas de las descripciones que han llegado hasta nosotros del levantado durante la primera Guerra coinciden en las dimensiones y distribución de los distintos elementos que lo componen.
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El estado actual del fuerte, invadido por la vegetación, no nos permite imaginar, la ubicación de los edificios se presentan destechados, faltando la parte superior de los muros, aunque se reconocen las diversas dependencias y estructuras.
Entre las estructuras o edificios que nos remontan a otro momento clave de Ulia es su molino o los restos del molino que nació con voluntad de ser molino, aunque tan solo fuera en apariencia, porque el destino le marcó otros derroteros y ni siquiera llegó a conocer las aspas que ansiaba verlas girar movidas por el viento. Según recogió Javier Sada en una de sus crónicas de este periódico,«el molino se limitó a ser un merendero convenientemente creado para darle el aspecto campestre que requería el parque de atracciones».
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La belleza del entorno de Ulia y otra vez, sus preciosas vistas atrajeron a vecinos y visitantes de la capital guipuzcoana que entre las funciones que se le dieron a Ulia en la historia más reciente fue en convertirlo en «el centro turístico más bello de San Sebastián». De hecho, contó con un tranvía y un transbordador. En el repaso de la historia de Ulia, destaca su tranvía, «el primer ferrocarril eléctrico» inaugurado en 1902 y el primer teleférico eléctrico en España, en el monte Ulia de Donostia (1907).
El ferrocarril de cremallera de Ulia ascendía desde el empalme del depósito de Ategorrieta de Tranvías de San Sebastián, en un tramo de 3,088 Km. El ferrocarril se creó por iniciativa de los comerciantes donostiarras Vicente y Fermín Machimbarrena.
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Por su parte, el transbordador fue el primer transbordador aéreo por cable de España, ideado por Leonardo Torres Quevedo. En el caso del transbordador, «se trataba de una barquilla que se desplazaba bajo varios cables de acero dispuestos entre dos puntos fijos. Funcionó entre 1907 y 1912, año de la inauguración del funicular y parque de atracciones de Igeldo».
Ulia rezuma historia en cada uno de sus rincones y senderos. Nos sorprende en un día primaveral con sus vivos colores verdes en los árboles de la entrada al parque y las preciosas vistas del mar Cantábrico con su maravilloso azul intenso.
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Comenzamos siguiendo la carretea que parte desde el parking a mano derecha y llegaremos a HegoHaziea etxea, compartiendo el camino con diversos peregrinos. Avanzamos por pistas cementadas, tras dejar atrás las instalaciones de HerriAmetsa ikastola, hasta llegar a la charca que según informa un , un tanto deteriorado, en el que se encuentran ejemplares del tritón palmeado y el sapo partero común. No logramos verlos, aunque de vez en cuando, una honda delata la presencia de algún ser vivo. Después, del intento de verlos, continuamos nuestra ruta hasta los restos del fuerte del Almirante desde el que vemos unas vistas espectaculares y después llegar al faro de la Plata o su zona de . Siguiendo las marcas rojas y blancas nos acercamos por el camino Talai o Talai bidea desde la zona baja del faro de la Plata hasta el parking.De camino disfrutaremos de unas preciosas vistas del mar y la costa guipuzcoana. Impresiona, el contraste de colores y la belleza de la inmensidad, mientras los barcos faenan o pasean por el mar.
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