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Juan Roig Valor
Martes, 3 de junio 2025, 11:00
La llegada de Omoda al mercado español ha sido un caso de éxito que seguramente todas las marcas chinas que se plantean desembarcar en nuestro país estén estudiando. En esencia, demuestran que vender un producto que supere las expectativas mínimas a un precio razonable hace que el mercado responda.
En lo que va de año, la marca de Wuhu (Anhui, China) lleva vendidas más de 4.700 unidades, un incremento del 213% en comparación con el mismo periodo de 2024, lo que ya supone rebasar a rivales de la talla de Tesla, que habían dominado el mercado de eléctricos. Es cierto que del total, la mayoría cuenta con la variante gasolina, pero la marca comercializa también un modelo eléctrico.
En el interior, ambos son prácticamente idénticos –nuestra versión de pruebas cero emisiones contaba con un head up display que la térmica no–, bien acabados, modernos, con una pantalla multimedia de gran resolución compatible con Android Auto y Apple Car Play.
Aunque es el modelo de combustión el que acumula el grueso de las ventas de la marca, la reactivación del plan Moves ha hecho que la diferencia de precios entre ambas ya no sea tan grande y, cuando se acumulan todas las ayudas disponibles, es el eléctrico el más asequible de los dos.
El Omoda 5 de combustión parte de los 26.364 euros en su versión de (Comfort), mientras que el cero emisiones está disponible desde 24.290 con el mismo acabado. Ambos cuentan con una garantía de siete años o 150.000 kilómetros, una estrategia que les ha dado resultado para convencer a clientes para probar una marca desconocida.
Otra de las decisiones acertadas para llegar a un mercado nuevo –especialmente uno escéptico con los productos chinos– fue la de crear un centro logístico en Azuqueca de Henares para poder contar con recambios rápidamente en caso de que sus modelos necesitasen reparaciones.
Si a nivel de dimensiones, equipamiento y diseño son prácticamente iguales, la diferencia está en el propulsor. El modelo eléctrico cuenta con un motor de 204 CV y una batería de litio-ferrofosfato de 61 kWh de capacidad que le dota de 430 km homologados, pero que estará más cerca de 350.
De potencia de carga, soporta 80 kW, que, aun lejos de los límites superiores es decente para los viajes largos y que en estos las pausas sean en torno a los 20 minutos.
El térmico, en cambio, cuenta con un motor de 147 caballos, dado que la segunda generación –la que está actualmente en el mercado– redujo la potencia para mejorar las emisiones y los consumos.
Aunque esto ha sido así, el motor sigue siendo particularmente sediento, y es capaz de alcanzar los 10 litros por cada 100 kilómetros si no se tiene cuidado con el pedal. Si se tiene, lo normal es que ronden los 7, lo cual no es una cifra particularmente atractiva.
Por lo demás, la conducción para ambos es dinámica y más que aceptable para un uso diario. Por ello, si se cuenta con la posibilidad de cargar en casa (o en el trabajo), por la diferencia de precios y la capacidad de realizar viajes, la opción que recomendamos es la eléctrica.
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