Persecución del coche por las Zonas de Bajas Emisiones
Presidente del Real Automóvil Club Vasco Navarro
Lunes, 26 de mayo 2025, 06:53
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Presidente del Real Automóvil Club Vasco Navarro
Lunes, 26 de mayo 2025, 06:53
El Real Automóvil Club Vasco Navarro ha interpuesto recurso contencioso istrativo ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco contra las normas municipales, tanto ... del Ayuntamiento de Bilbao como del Ayuntamiento de San Sebastián, que establecen las denominadas zonas de bajas emisiones. Según nuestro criterio conculcan los derechos fundamentales de los ciudadanos y establecen discriminación entre ellos según sus condiciones económicas y personales; además de otras razones que se exponen en los citados recursos. Todo ello lo hacemos cumpliendo nuestra obligación de defender los intereses de los automovilistas, que es la razón fundamental de nuestra existencia.
Detrás de las Zonas de Bajas Emisiones se esconde una única finalidad, la de eliminar la circulación de vehículos privados de las calles de nuestras ciudades.
Esa obsesión tiene un sustrato, según nuestro criterio, puramente ideológico, y la contaminación medio ambiental, de existir esta, no se produce por los vehículos de combustión, que hoy en día gozan de unas características técnicas que eliminan prácticamente la contaminación. Existen otros elementos contaminantes, como calefacciones, aires acondicionados, calderas de gas, establecimientos de hostelería... Se busca es eliminar la circulación de vehículos privados en las ciudades, lo que se deduce del hecho de que la prohibición de circulación alcanza en muchos casos otro tipo de automóviles, incluso los eléctricos, cuya circulación las ordenanzas municipales vienen igualmente limitando.
Esta obsesión de eliminación del vehículo privado está llevando al deterioro industrial, económico y social de nuestros territorios. La persecución al turismo de combustión conduce a una profunda crisis industrial con el cierre de fábricas de automoción, de empresas auxiliares y, en definitiva, a una disminución del empleo y del poder adquisitivo. Esto es de dominio público.
La presión de la opinión pública -que no publicada- está obligando a los gobernantes de la Unión Europea a modificar sus utópicos planteamientos iniciales, de tal manera que ante la gravísima situación que su gestión errónea ha desatado, están tomando medidas para atenuar o paliar el desastre, empezando por alargar los plazos de exigencia de la descarbonización. Estamos convencidos de que acabarán, ante la oposición de la ciudadanía, por anular sus políticas erróneas.
La preocupación general por la desindustrialización y ruina económica consiguiente es un hecho. Estamos contemplando en el caso concreto del País Vasco cómo se multiplican los viajes, comparecencias y entrevistas diversas de su Gobierno. Pero desfilar por la pasarela no soluciona el problema; ni tampoco lo hace la inversión pública en empresas amenazadas de ruina, como se está haciendo por la istración. Bien está evitar el daño que puedan sufrir la economía y el empleo, pero lo que se necesita es un cambio de proyecto. Si no, nos quedaremos con las 'cenizas del esplendor' de nuestra anterior prosperidad económica e industrial.
No podemos sino hacer mención a la entrevista que este periódico realizó al CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, de la que extractamos textualmente las siguientes manifestaciones en relación al final del motor de combustión: «Nos jugamos la prosperidad de la siguiente generación en Europa. Hay decisiones que hemos adoptado que son catastróficas. El motor de combustión no se va a prohibir, pero el daño que estamos haciendo a la industria de automoción es enorme y si se cambia el rumbo en 2030 el daño que habremos hecho también será enorme. Nuestra joya en ese sector hace quince años era el motor de combustión. ¿Dónde está ahora, qué hemos hecho en el camino?».
«Se ha apostado con absoluta miopía por una tecnología unívoca, la movilidad eléctrica, que es parte de la solución pero no es la solución. La clase política está tomando decisiones sobre las tecnologías sin ningún fundamento científico. Claro que hay que hacer una transición energética, eso nadie lo duda, pero debe ser inteligente. Hoy, un motor de combustión con un combustible renovable tiene menos emisiones en su ciclo de vida que un vehículo eléctrico».
«Alguien tiene que explicar a los trabajadores del sector del automóvil por qué está en juego su empleo. Necesitamos centrarnos más en los datos, en las matemáticas, medir las emisiones de CO2 en todo el ciclo de vida de cada cosa». Términos que suscribimos.
Espero que nuestros gobernantes aprendan la lección. Nos va mucho en ello.
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