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elisa belauntzaran
Miércoles, 28 de marzo 2018, 17:08
En este gris, frío y largo invierno en el que hemos visto nuestras cumbres cubiertas por una manto blanco, que en algunos lugares se ha convertido en permanente, Ipar ha sido el protagonista y ha demostrado su poderío como señor de montes y cumbres. Todavía sigue presente su fuerza, porque los montones de nieve que ha acumulado se resisten a desaparecer porque el señor del viento del norte se ha encargado de reponerlos una semana sí y otra también. Incluso, Hegoi, el señor del viento del Sur se ha aliado y nos atraído una copiosa nevada que ha llegado a la costa.
Después llegó otra más, que cubrió por enésima vez árboles, rocas y pastos. Un regalo para la vista de la Naturaleza que nos permite disfrutar de las mejores fotografías de los montes que nos rodean y en el caso de Herniozabal, que nos asoma al mar, nos ofrece una mezcla de aromas en los que el olor a salitre y nieve se mezclaron en una ventosa mañana en la que Ipar nos recordó su poder y su fuerza en esta preciosa cumbre de Tolosaldea.
Herniozabal, también conocida como Atameagako gaina, es una de las cumbres destacadas del macizo de Hernio. Este macizo de Hernio se extiende entre los ríos Deba y Oria. Este último impone, además del límite por el E, también por el N. Por el S llega hasta los altos de Bidania, fundiéndose con el macizo de Murumendi. En su forma más amplia esto envuelve un territorio bastante importante y variado en torno a Zarautz, Lasarte-Oria, Tolosa, Bidania, Azpeitia y Zestoa, superando los 20 km.
: Hay que seguir la N-1 hasta llegar a Tolosa por la salida a Azpetia. Continuar por la carretera que nos conduce al valle de Urola, pero a pocos metros tomar el cruce a la derecha a Urkizu GI-3714.
Tiempo: Tolosa (2h); Hernialde (1h 30 m); Urkizu (1h 15 m); Bidania (1h 30m).
Dónde comer En Aldaba Txiki, ahora que es época de sidrerías se encuentra Isastegi. Una vez en Tolosa la oferta es enorme.
Herniozabal se situa en la cresta oriental del macizo que geológicamente está formado por una zona de mármoles y, dentro del mismo, se encuentra el anticlinorio Arno-Tolosa donde se eleva la alineación de macizos Arno-Izarraitz-Hernio, que comparten características comunes. Al parecer el conjunto de cumbres que conforman el macizo formaron parte en el pasado una depresión, la parte inferior del pliegue. Sin embargo, como consecuencia de la erosión del terreno, la parte superior o anticlinal del plegamiento fue desgastada y el valle pasó a ser la línea de cumbres (relieve invertido) que conocemos en la actualidad. Destaca el contraste que presenta su estructura, en este caso compleja por los cordales divisorios en los que se encuentran barrancos profundos con pendientes importantes. Las altitudes de sus cimas desde el nivel del mar hasta su joya, el Hernio, es muy variable. Seis de sus montes superan los mil metros: Gazume (1.002 m.), Portumatza (1.049 m.), Hernio (1.078 m.), Aizpel (1.068 m.), Ubeltz (1.016) y Herniozabal (1.011).
Herniozabal es una de las cumbres más populares del macizo del Hernio, que se erige como señor del mismo, aunque en Tolosaldea es un destino visitado a diario por numerosos aficionados al senderismo que disfrutan los días de buen tiempo esas magníficas vistas que ofrece del Cantábrico. Una estampa idílica en la que el verde y el azul absorben a cualquiera y te permiten vivir sensaciones únicas.
Otra imagen hermosa donde las haya es la que ofrece ‘Lizarbakar’ (fresno solitario), ese hermoso fresno que se erige como guardián de todo Tolosaldea y su entorno. Uno de los más conocidos y recordados por los mendizales por su gran porte, de hecho dicen que el fresno, ‘lizar’, es uno de los árboles más apreciados por los vascos porque según las creencias ancestrales tenía poderes de protección. De hecho, sus ramas se colocaban en las entradas de las casas y todavía hoy en día, Tolosa durante sus fiestas de San juan mantiene esa tradición. «El fresno no hay que bendecirlo, pues ya es bendito de por sí» recogía el investigador y académico de Euskaltzaindia Manuel de Lekuona.
El ascenso a Herniozabal desde el barrio tolosarra de Urkizu (521 m.) es rápido e interesante. Urkizu es un barrio rural situado a unos seis kilómetros del casco urbano de la villa papelera desde el que se accede fácilmente al cordal SE del monte por el collado de Lizarbakarra (820 m.), distinguible por la borda de Atame en el paraje.
Después de estacionar nuestro coche muy cerca del frontón de Urkizu (520 m.) debemos seguir hacia la derecha hasta una fuente donde acaba el casco urbano del barrio. Pronto llegaremos a una que hay después del caserío Gure-Toki. Un camino empedrado en fuerte subida nos acercará hasta una pista de cemento junto a otro caserío que a su vez nos conducirá a una loma con un repetidor. Se llama Olamuño (745 m.). Dejando a un lado la pista de cemento, seguiremos el camino carretil de la izquierda que nos llevará junto a una borda rodeada de hayas.
El camino va perdiendo altura hasta llegar un cruce, donde tomamos la opción de la derecha cruzando la puerta metálica. Siguiendo una pista de hierba llegaremos al collado de Lizarbakarra (830 m.). Alcanzamos un camino que se desvía a la izquierda para remontar el cordal que nos lleva hasta la cima del monte Herniozabal. Una cruz y varios buzones nos anuncian que estamos ante el precioso balcón del Cantábrico.
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