La réplica del zulo de Ortega Lara y la última bomba lapa de ETA

Entre los objetos que exhibe el Memorial también guarda especial interés una reproducción de una de las dos bomba lapa que la banda utilizó en el último atentado con víctimas mortales en España y que acabó con la vida de los también guardias civiles, Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá, el 30 de julio de 2009. En una de las vitrinas de ese espacio, el visitante se encuentra con una gran fiambrera con la que se fabricó la bomba, en la que se puede ver que la mitad de su contenido era explosivo y el resto lo ocupa un temporizador. La tapa aparece con dos imanes preparados para ser adheridos a la carrocería del vehículo.

En ese mismo espacio dedicado a ETA se detalla también la evolución de las cartas de extorsión de la banda, desde finales de los 70 hasta el último en 2001, las últimas ya con índice alfanumérico y con marca de agua. En ese mismo espacio, cedidos por la DYA, se pueden escuchar varios audios con los avisos de bomba.

Media docena de armas incautadas a ETA forman parte también de los objetos originales expuestos en el Memorial. Se muestran inutilizadas tras haber pasado las pruebas forenses pertinentes para determinar si han sido utilizadas en atentados.

Entre otros elementos vinculados a ETA destaca también una bombona que los terroristas rellenaban con explosivo y metrallapara fabricar un coche bomba. Se colocaba siempre en la parte trasera de un vehículo en dirección a su objetivo. Con este tipo de artefacto se buscaba causar grandes daños humanos y materiales por lo que se activaba a distancia a través de un temporizador. Fue muy utilizada en Madrid. El Memorial ha querido dedicar también una parte destacada a los Tedax por los que murieron al tratar de evitar atentados y por las vidas que lograron salvar.

El Museo no olvida a las víctimas infantiles. Se muestran páginas de prensa sobre el primer niño asesinado por ETA en 1980,José María Piris; de dos de las cinco niñas que murieron por la bomba contra la casa cuartel de Zaragoza en 1987; y de los menores que murieron en los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils en 2017. Un espacio acompañado de fotografías y audio rememoran los casos de cada una de las víctimas infantiles del terror. Junto a ellas 1.453 espejos recuerdan a todas las víctimas del terrorismo.

Además de las pruebas vinculadas a los secuestros de los diferentes grupos terroristas y los 1.098 testimonios relacionados con las víctimas que componen el denominado Banco de la Memoria, emocionan de manera especial una veintena de vídeos con imágenes de la vida cotidiana, profesional y privada de algunas victimas, donadas por sus familiares. Se trata de escenas de vídeos domésticos, en 'Super 8', con los que el Memorial busca rehumanizar a las víctimas. Llevan además intercaladas una serie de citas seleccionados por los responsables de la exposición. «Eran ante todo seres humanos como nosotros, que tenían una vida propia», recuerdan.