Quieren la final

La esperanza deportiva que concede el resultado del partido de ida (1-1) no esconde la dificultad del logro perseguido. Traer la eliminatoria viva de Alcalá de Henares ha sido la primera hazaña. Falta acometer otra. Dos en una semana. Complicado. Porque el Atlético de Madrid es un equipo confeccionado para encabezar la liga de las terrenales –el Barcelona está en otra esfera– y competir en la Champions. La clasificación de la Liga F, donde las colchoneras son quintas, no hace honor a su calidad y esa circunstancia corre hoy en contra de la Real. Las rojiblancas se agarran a la Copa para enderezar su temporada a costa del conjunto de Natalia Arroyo.

Eva Navarro, delantera experta en colarse entre líneas con dotes igualmente sobresalientes como asistenta que como finalizadora, y Sheila García, lateral segura en defensa e incisiva en ataque, forman parte de la selección absoluta que lidera hoy por hoy el fútbol mundial. A ellas se suman Rasheedat Ajibade y Ludmila Da Silva como extremos explosivas, el oficio con clase de Sheila Guijarro cerca del área contraria y el potencial físico de Gaby García, todocampista que marcó época en la Real.

Ese es el nivel a superar. Ahí está el listón del crecimiento de un equipo dispuesto a dar un paso adelante que se ha ganado el respeto y la confianza del mundillo. La cita estelar de hoy le llega además a la Real en su mejor momento de la temporada. El accidente contra el Barcelona del domingo en Zubieta estaba amortizado antes de producirse. Solo tres jugadoras (Elene Lete, Ana Tejada y Ane Etxezarreta) repitieron contra las blaugranas respecto al partido de ida de la semifinal, una señal de que ocho de las titulares en Alcalá de Henares tienen muchas posibilidades de salir de nuevo hoy en el once inicial.

La guardameta de Zumarraga fue una de las mejores el pasado miércoles y transmite seguridad para hoy, un intangible fundamental en un duelo de alto riesgo como este. Ana Tejada y Ane Etxezarreta formaron el eje de la Zaga y puede que hoy una de las dos se quede en el banquillo para dar entrada a Manuela Vanegas. La colombiana acumula experiencia en choques cruciales y no jugó en Madrid por estar recién aterrizada con su selección. Emma Ramírez en el lateral derecho y Alejandra Bernabé en el izquierdo son las dos máximas garantías para frenar las acometidas del rival por banda y estirar al mismo tiempo al equipo ofreciendo su profundidad por banda.

Al centro del campo le corresponderá ejercer de bisagra entre ataque y defensa para mantener siempre unido el bloque, una de las claves del partido ante un equipo especialista en aprovecharse de las fisuras del adversario. Nahia Aparicio y Andreia Jacinto, con 20 y 21 años respectivamente, acreditan estar sobradamente preparadas para semejante examen. Lorena Navarro les acompañó en la tarea hace siete días con buena nota y apunta a ser de la partida.

Arriba el dilema está servido. Nerea Eizagirre aporta criterio, control y precisión en el juego asociativo mientras que Sanni Franssi y Synne Jensen le dan al equipo alas para volar en los metros decisivos. Las tres formaron el tridente ofensivo en el partido de ida, si bien Amaiur Sarriegi entra de lleno en la ecuación de hoy gracias a los dos goles marcados en los dos últimos encuentros y a su frescura de movimientos.

Todo hará falta en un partido que podría alargarse más allá de los límites de la resistencia física que requiere un partido a vida o muerte. Sin el valor doble de los goles de fuera de casa, cualquier empate abocaría a la semifinal al tiempo de prolongación y, en caso de persistir la igualada, a la tanda de penaltis. El vestuario realista está preparado para un choque largo y duro en el que el mínimo bajón del nivel de concentración puede tener consecuencias irreparables.

La batalla táctica entre técnicos será otro de los atractivos de la jornada. Manolo Cano y Natalia Arroyo son viejos conocidos que librarán su particular duelo desde los banquillos. No quiere renunciar a su personalidad y su identidad 'made in Zubieta' la Real, con su inclinación a tener el balón y conservarlo el mayor tiempo posible. Pero en su riqueza de recursos, no descarta espera agazapada en fases del partido para lanzar el zarpazo virulento al contraataque. Lo sabe hacer y eso le convierte en más poderosa. Anoeta está de testigo. Hoy se enfunda el traje de la ilusión.