Copa de la Reina
Esta Real se lo empieza a creer
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Esta Real se lo empieza a creerObjetivo cumplido. La Real se trae la eliminatoria de la semifinal de Copa a casa. Todo volverá a empezar de cero en Zubieta -o Anoeta ... si el club así lo decide- el próximo miércoles. Viajaba a Alcalá de Henares a plantar cara a las vigentes campeonas del Atlético de Madrid y fue exactamente lo que hizo. Defendió con uñas y dientes cuando tocó, sí, pero no se dedicó exclusivamente a ello. Manejó el balón siempre con personalidad y logró durante importantes fases del partido que las colchoneras corrieran detrás de la pelota. Si a eso se añade que mordió cuando pudo y logró acertar ante la portería contraria tanto como las rojiblancas, el balance es satisfactorio. Tanto que el favoritismo hoy ya no es tan claro como lo era antes del inicio del choque. Empate en liga en el mes de diciembre y empate este miércoles. Al Atlético le ha salido una Real contestona.
Pudo ser mejor el resultado, pensará quien lee la ficha de partido. Cuando en el minuto 90 ganas 0-1 y el marcador termina en tablas se van las ganas de celebración. Pero pudo ser peor. El Atlético estrelló cuatro balones en el larguero, el último en el 94, y Elene Lete detuvo un penalti. Además fue la Real la que terminó pidiendo la hora tras una prolongación que se le hizo eterna después de un esfuerzo titánico.
Atlético Madrid
Gallardo; Sheila, Cinta, Menayo, Moraza, Bøe Risa (Banini, min.74), Gaby G., Eva Navarro (Ludmila, min.63), M. Cardona (Santos, min.46), Ajibade (Crnogorčević, min.63) y Sheila (Lucía Moral, min.88).
1
-
1
Real Sociedad
Lete, Emma (Vanegas, min.74), Tejada, Etxezarreta, Bernabé, Apari, Andreia, Lorena (Amaiur, min.56), Jensen, N. Eizagirre (Cecilia, min.81) y Franssi.
Goles: 0-1: Amaiur, min. 65; 1-1: Gaby, min.91.
Árbitro: Cebollada López. Amonesta a las locales Ajibade y Cinta y a las visitantes Lorena y Emma.
El conjunto de Natalia Arroyo se lo empieza a creer. No solo porque el resultado invite a soñar con la final del 18 de mayo, lo que rememoraría los momentos gloriosos de Granada en 2019, sino porque en el desarrollo del juego demostró que está capacitado para practicar aquello que ensaya en Zubieta, ese fútbol combinativo y armónico que requiere trabajo, talento y, como condimento indispensable, una alta dosis de confianza.
Las realistas no rifaron el balón ni en esos momentos iniciales de partido en los que el Atlético presionaba con hasta seis jugadoras en las inmediaciones del área de Elene Lete. La guardameta iniciaba entregando a la jugadora libre y tanto Nahia Aparicio como Andreia Jacinto lucieron un temple extraordinario a la hora de sacudirse la presión en situaciones comprometidas y habilitar salidas limpias. Lo de la Tolosarra es un escándalo. Ver cómo maneja las manecillas del centro del campo con 20 años abruma. Y la portuguesa, que le lleva un año, juega como si acumulara 20 años de experiencia profesional en la mochila. Las dos supieron asociarse como si fuera fácil con Lorena y Nerea cuando había que dar pausa al juego, y lanzaron a Franssi y Jensen cuando decidieron acelerar la marcha. Se lo creyeron y el fútbol les dio la razón y un puñado de motivos para imaginarse en una final.
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El Atlético aceptó el pulso y jugó las mismas cartas para deleite del espectador: un fútbol atractivo basado en la sucesión de pases hasta encontrar el filón por donde atacar el área. Los dos equipos querian el balón y los dos se sintieron poderosos cuando lo tuvieron. Si acaso, el fútbol del Atlético se presentó como algo más previsible que el de la Real, aunque también más incisivo. Las madrileñas buscaron continuamente en su carril izquierdo el camino del gol. Rasheedat Ajibade se convirtió en un dolor de cabeza constante para Emma, lateral que cubría la zona y Etxezarreta y Tejada, que no paraban de salir a la ayuda. El saldo entre intentonas de la nigeriana y su eficacia salió a favor de las guipuzcoanas pero la amenaza seguirá latente en toda la previa del partido de vuelta. Ahí hay un problema.
En una de sus imparables internadas llegó la jugada clave del partido. Tejada cometió un claro penalti sobre la veloz atacante y Elene detuvo con maestría el lanzamiento de Sheila. Corría el minuto 35 y la Real se lo terminaba de creer. ¿Por qué no otra final cuatro años más tarde? Salió reforzada de aquella acción y supo contener a su rival, que no tuvo más ocasiones claras más allá de un remate al larguero en un cabezazo de la propia Sheila a la salida de un córner.
En la segunda parte el guion siguió de lo más entretenido, con dos equipos que rivalizaban por el protagonismo. Cierto es que el Atlético salió de vestuarios con otro ímpetu pero la Real supo frenar primeo la embestida y devolver después el golpe con posesiones más largas y bien entrelazadas.
Alternó la Real el fútbol control, con pases seguros y una circulación horizontal, con acciones verticales para sorprender a la zaga rojiblanca. En una de ellas, una buena conducción de Franssi con pase mejor aún a la incorporación de Amaiur por banda derecha derivó en el gol txuri-urdin. Recibió el servicio ya dentro del área la donostiarra -había entrado en el minuto 55 para desequilibrar la contienda- y exhibió sus dotes de killer. Amagó primero el lanzamiento de derecha para que Ainhoa Moraza mordiera el anzuelo, y cuando esta había pasado ya de largo, armó un disparo seco al primer palo con la zurda para que toda Gipuzkoa se lo terminara de creer.
La salida de Ludmila añadió pólvora al ataque del Atlético y un remate de la exrealista Gaby, cómo no, terminó por equilibrar el marcador. Todo está abierto. Este equipo se lo cree.
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