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Que nadie duerma esta noche. Que todo el mundo evite la tentación de quedarse en el
sofá. Que nadie se pierda una parte importante de ... nuestra historia. Que nadie tema al frío, a la lluvia o al viento, que han sido compañeros de tantas y tantas hazañas. Que todas las personas que quieran ser parte de la magia del fútbol se presenten hoy, con tiempo suficiente, con bufanda y bocadillo y más decididos que nunca a animar durante lo que dure el partido, incluso si toca media hora de propina. Y si hay una razón de peso para no ocupar su asiento en el Reale, que busque un amigo o amiga, un familiar (sí, ese cuñado madridista también vale si sabe a quién apoyar), un turista perdido o un desconocido que quiera vivir uno de esos momentos que quedarán para siempre grabados en la memoria de la afición.
Que nadie duerma, que mañana podría ser el primer día para preparar el viaje a Sevilla, para buscarse la vida con las entradas, para pedirle a ese amigo que tiene una prima segunda en Triana que nos deje pasar la noche en cualquier rincón. El primer día para pensar en cómo vamos a vivir una nueva cita histórica el 6 de abril. Solo pensar en volver a La Cartuja tres años después, llenar el estadio con nuestros colores y con nuestra gente, es suficiente estímulo para que ni un solo realzale se quede hoy en casa.
Que nadie duerma, que nadie ponga en duda lo que está haciendo este equipo, que nadie se desanime si el partido no empieza bien, que nadie deje de cantar. Da igual que nos vayamos a la prórroga y que tengamos que taparnos los ojos con la tanda de penaltis. Da igual que todo se alargue y el partido termine ya comenzado el día siguiente. Como canta Calaf, el héroe de la ópera Turandot, lo importante es la victoria, aunque llegue al alba.
Que nadie duerma. Porque esta noche el primer gol lo mete Gipuzkoa, y del resto ya encargarán los jugadores. Esos mismos que van a comparecer malheridos, agotados y golpeados por un calendario inhumano pero que, como los guerreros de terracota, permanecen en pie listos para la anteúltima cita antes de la gloria. Una gloria que, si llega esta vez, podremos celebrar en nuestras calles sin distancia de seguridad y sin mascarilla. El fútbol nos debe una celebración, y estamos muy cerca. Nessum dorma.
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