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No está mal brillar en el Bernabéu. Aunque sea una última jornada, no haya nada en juego y el partido sea una especie de despedida generalizada entre Imanol –el que más nos importa–, algún jugador realista de cuyo nombre no quiero acordarme, Ancelotti o Luka Modric.
Acuérdense de la carta de presentación de Xabi Prieto en Primera. Dos goles en Chamartín. La cara de pocos amigos de Queiroz, cuatro goles de la Real y un tanto a lo Panenka sencillamente maravilloso a César. Y aquella pequeña piedra hizo que el donostiarra construyera una trayectoria magnífica en la Real con 500 partidos y una carrera espectacular.
No metió cuatro goles la Real en su despedida de curso pero si tuvo alguien que destacó sobre el resto. Y en el puesto más difícil. Unai Marrero dejó el pabellón de la portería realista a una gran altura. Máxima. Porque realizó media docena de atajadas de primer nivel. A nada menos que Kylian Mbappé y Vinicius entre otros. Se suele decir que noventa minutos en el Bernabéu son 'molto longos'. El que este sábado cumplió con esa máxima fue Marrero. Que se agigantó, y de qué manera, tapando todo lo que le llegaba a puerta
Viene de lejos el debate de la portería de la Real. La llegada de Álex Remiro hace seis temporadas le ha dotado de una solidez manifiesta. No ha habido discusión. La llegada del de Cascante fue paulatina, alternando titularidades con Miguel Ángel Moyá. Después llegó Matt Ryan para discutirle el puesto. El australiano consideraba que merecía más oportunidades y se fue. Y hace un par de temporadas apareció Unai Marrero.
Ayer, el portero urolatarra cumplió su cuarto partido liguero con el primer equipo, el decimotercer encuentro en total defendiendo la meta blanquiazul y el sexto en lo que va de curso. Todo eso a sus 23 años. Paradones que levantaron a los seguidores blanquiazules de sus asientos. «Ojo con Marrero», se escuchó en más de un hogar. Y es que el azpeitiarra se fue haciendo grande. El paradón a chut de Mbappé cuando llevaba marchamo de gol fue el preludio del penalti que se le pitó a la Real. Y por poco, Marrero no se cuelga una capa de héroe. Detuvo el lanzamiento al francés y a punto estuvo de sacarle el rechace, que al final fue a las mallas.
Una de las mejores noticias del epílogo liguero fue ver la gran actuación de Marrero. Por mucho que el partido era de los de 'ni fú ni fá', los delanteros del Madrid no chutaron a fallar. Todo lo contrario. Buscaban esa gloria individual de la que tanto estamos alejados por estos pagos.
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