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La Real Sociedad ha firmado una temporada histórica y, aunque parece que lo ha hecho desde su fútbol ofensivo, lo cierto es que ... ha sido su solvencia defensiva la que le ha permitido dar el salto de calidad necesario para conquistar un título y ser quinto en la Liga por detrás de los cuatro grandes.
Desde que con Montanier el cuadro blanquiazul empezó a significarse como un conjunto con buen gusto por el balón, pasando después por Eusebio y hasta llegar a Imanol en las dos campañas anteriores, le faltaba la consistencia atrás para ser competitivo en un torneo de larga distancia como es un campeonato liguero. Y ahora que lo ha logrado le ha permitido firmar unos números excelentes en un curso cargado por la aventura europea que le exigió hasta ocho partidos más de enorme dificultad.
En otras ocasiones alternar con Europa le llevaba acabar en la zona media de la Liga mirando más abajo que arriba. Así ocurrió hace tres temporadas en la 17/18, cuando los malos resultados se llevaron por delante a Eusebio y Loren tras la eliminación en Salzburgo. Pero esta vez, con un carro de lesionados y momentos de extrema dificultad, el barco ha llegado a buen puerto porque siempre ha sido solvente sin balón, lo que le ha permitido sumar puntos incluso en situaciones en las que ha carecido de brillantez. Que haya ganado en cinco de las siete últimas jornadas con el depósito de gasolina en la reserva así lo confirma.
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A lo largo de 50 partidos hay tiempo para todo. La Real Sociedad no ha perdido su sello y sigue siendo un conjunto al que le gusta proponer con balón y llevar la iniciativa del juego en la fase ofensiva. El desarrollo de esa idea es lo que le ha permitido repetir presencia arriba en la clasificación. No porque compita bien ante los grandes, sino porque su idea refuerza la calidad de sus futbolistas y ello le hace ganar la mayoría de los partidos ante los rivales de la segunda mitad de la tabla.
A Elche, Getafe, Cádiz y Celta les ganó los dos partidos. Y contra Eibar, Valladolid, Alavés, Osasuna, Athletic y Betis consiguió cuatro puntos. Solo ante estos diez rivales sumó el 77% de los puntos finales. Le añades los tres ante el Huesca, Granada y Levante en Anoeta y con 57 estás prácticamente en Europa por mucho que los primeros resulten inaccesibles. Hay muy pocos clubes en la Liga que sean tan solventes ante los equipos que tienen por debajo en la clasificación. Ni siquiera los que han peleado por el título.
La Real solventó bien esos duelos que se concentraron en los dos primeros meses de competición, en febrero y en el tramo final. Y lo hizo manteniendo un equipo tipo con Remiro; Gorosabel, Aritz, Le Normand, Monreal; Zubimendi, Merino, Silva; Portu, Isak y Oyarzabal. Con su once de gala disponible y con las piernas frescas, el buen fútbol se ha traducido en un buen botín de puntos. No se esperaba menos de un ataque que ha reunido a Isak, Oyarzabal, Portu, Januzaj, Barrenetxea, Willian José y luego Carlos Fernández, Bautista, Silva o Roberto López.
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Hace dos veranos los técnicos detectaron que a la Real le faltaba profundizar en fase ofensiva, atacar mejor los espacios. Mantenía esa tradición de agruparse bien en torno al balón y progresar todos juntos, pero le costaba mucho correr al contragolpe. Además de retocar distintos matices del juego, la llegada de Alexander Isak y Portu imprimió una mayor amenaza y verticalidad tras recuperación. El mejor ejemplo de esta versión directa fue la jugada que decidió la final de Copa con ese penalti a Portu tras pase al espacio de Merino. En Bilbao se consolaron diciendo que la Real no había hecho nada, pero es que si defiendes bien y explotas la contra te puede dar incluso para ganar un título. Pero no se quedó ahí la cosa, porque ha habido muchos partidos en los que los goles se han producido con terminaciones delante del portero rival.
Por el contrario, en contextos complicados también ha sabido asociarse y tener paciencia en combinativo hasta encontrar el último pase que abriese las defensas contrarias. Ahí le ha costado menos cuando ha contado con David Silva, que ha sustituido con nota a Odegaard en la función de desatascador en tres cuartos a pesar de los partidos que se ha perdido.
También ha sido significativa la mejora en la salida de balón desde atrás por parte de los centrales. Retrasar a Igor Zubeldia ha permitido en muchas ocasiones jugar con dos organizadores en campo propio, contando al pivote, y superar situaciones de presión alta para poner en ventaja al centro del campo. Asimismo hay que subrayar la progresión de Robin Le Normand en esta faceta, aunque al manejarse a pierna cambiada aún tiene por delante mucho terreno que ganar en este aspecto. Y no hay que olvidar el crecimiento de un Ander Guevara que ante adversarios que han ido a buscar a la Real arriba se ha mostrado muy bien como 'cuatro' atrayendo y filtrando pases entre líneas a pesar de la dificultad.
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Una de las claves para entender el crecimiento deportivo del club reside en su capacidad de reflexionar sobre el juego y ser consecuente con sus conclusiones. El curso 19/20 voló muy alto con un triángulo defensivo que de partida estuvo formado por Aritz y Llorente de centrales y Zubeldia de pivote. Poco más de un año después ha ganado la Copa con Zubeldia y Le Normand atrás y Zubimendi de 'cuatro'. Y ha sacado 21 millones por el traspaso de Llorente al Leeds.
Hoy, nadie puede decir que a la Real le falten centrales. Tiene a Aritz, Le Normand, Zubeldia, Sagnan, Pacheco y Urko. Sin olvidar a Arambarri. Es más quizás le sobren, lo que puede abrir la puerta a Sagnan para el próximo año.
A la hora de entender la mejora defensiva hay que poner encima de la mesa el nombre de Martin Zubimendi, una de las revelaciones de la temporada y que ha dado consistencia al colectivo por su facilidad para leer el juego. Tácticamente se ha comportado como un veterano, sabiendo situarse en los desdoblamientos ofensivos para estar atento a las vigilancias y cortar la jugada rápido tras pérdida. En fase defensiva ha interpretado bien la disposición del contrario, si jugaba con uno o dos delanteros y los hombres que filtraba entre líneas, para ayudar a los centrales o respaldar a los interiores sin perder la línea.
Además, Andoni Gorosabel se ha adueñado del lateral derecho con apenas 24 años ofreciendo unas prestaciones muy buenas tanto hacia adelante como hacia atrás. Su velocidad para duelarse en individual le ha convertido en un defensa complicado de superar. Nacho Monreal también ha aportado la experiencia a una retaguardia cortita en años, así como la contundencia de Mikel Merino en la zona ancha y el trabajo de Jon Guridi y Ander Guevara cuando les ha tocado jugar de interiores.
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Si nos lo dicen hace unos años no lo creemos. La Real Sociedad ha sido el que más goles ha marcado a balón parado, con un total de trece dianas. Tras saque de falta lateral lo hicieron Merino ante el Getafe en casa e Isak en Pamplona para ir a Europa. A la salida de un córner lo lograron Monreal (Granada), Barrenetxea (Eibar) y Aritz (Elche) en Anoeta, así como Willian José en el Camp Nou, Isak en el Pizjuán e Ipurua y Zubeldia en el Wanda. De falta directa han marcado Isak en Levante y Roberto López en Valladolid. De dos acciones de estrategia también llegaron dos penaltis que terminaron subiendo al marcador.
Además de lo cuantitativo, lo cualitativo ha sido casi más importante porque algunos de esos goles se han producido en momentos claves. En esta recta final ha habido tres que han significado sumar 6 puntos más, que son los de Isak en Eibar y Pamplona, sendos 0-1, y el de Aritz al Elche que abrió la lata. Sin esas dianas a balón parado la Real habría sido séptima, con lo que ello significa respecto a ser quinta.
Identidad. La Real mantiene su sello y sigue siendo un equipo que propone con balón y le gusta llevar la iniciativa
Versatilidad. A su tradición combinativa le ha añadido un juego vertical con el que ha hecho mucho daño a los rivales
En la estrategia defensiva ha estado muy concentrada para no encajar demasiados goles. En la primera mitad de la temporada solo tuvo un día negro contra el Rijeka en Anoeta, con dos tantos recibidos de córner, y casi queda apeada de Europa. Y tras la lesión de Merino sí ha sufrido más al final, encajando a balón parado ante Athletic, Valencia, Sevilla, Celta, Huesca y Atlético, aunque el balance general entre ataque y defensa es positivo.
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