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El adiós de Leire Martínez a La Oreja de Van Gogh ha sacudido los recuerdos de los fans del grupo donostiarra. 17 años después de la incorporación de la cantante al grupo tras emprender Amaia Montero su carrera en solitario, La Oreja de Van Gogh emprende la tercera etapa de su trayectoria, que si bien arrancará con muchas incógnitas por resolver a buen seguro seguirá ligada a San Sebastián y sus experiencias en la capital guipuzcoana.
Y es que desde sus inicios en 1996 las canciones de la banda han estado íntimamente conectadas a las viviencias de los del grupo en Donostia en un nexo que ha acompañado durante casi tres décadas al grupo y dejado huella en las letras de sus canciones.
Una de las referencias más evidentes es la canción 'El 28' y su emblemática estrofa «Llega tarde el 28 y nerviosa, miro al reloj», con la que arranca el primer sencillo de su primer disco 'Dile al Sol' publicado en 1998 y dedicada a la línea 28 de los autobuses urbanos de San Sebastián que unen el Boulevard con la zona de Hospitales y que es posiblemente la línea más famosa y concurrida de la ciudad.
Línea de autobús que en gran parte de su recorrido recorre el barrio de Amara, protagonista del título del disco 'A las cinco en el Astoria' que salió a la luz en septiembre de 2008 y fue el primero con Leire Martínez como vocalista. Este nombre hace alusión a los Cines Astoria que se ubicaban junto a la Plaza de Pío XII de Amara y constituían un punto de encuentro para decenas de jóvenes de la ciudad y fueron derruidos en 2004, en el espacio que ocupa hoy el hotel Zinema 7.
Dos años más tarde de ver la luz 'A las cinco en el Astoria', La Oreja de Van Gogh recibía el tambor de oro, el máximo reconocimiento de la ciudad que les fue entregado por «llevar el nombre de la capital donostiarra a todos los rincones del planeta a través de la música». Un galardón que recogieron el 20 de enero de 2010, día grande de San Sebastián en el que se celebra la tamborrada y al que el grupo hizo referencia en su canción '20 de enero' del álbum 'Lo que te conté mientras te hacías la dormida'.
«Es una historia de amor que ocurre aquí, un día 20 de enero en el que siempre suele venir en tren mucha gente del resto de Gipuzkoa», recordaban los de la banda al periodista Carlos Rodríguez Vidondo el año pasado en un reportaje con ocasión del vigésimo aniversario de la canción. «La mayoría de las historias que escribimos tienen que ver con cosas que nos han pasado y, como buenos donostiarras, siempre hemos vivido con mucha intensidad ese día que nos ha dejado experiencias que luego hemos reflejado en canciones», revelaba Pablo Benegas. Los componentes de La Oreja de Van Gogh también recordaban sus inicios en su «zulo» de la calle Virgen del Carmen del barrio de Egia, antes de trasladarse a un local más amplio en Amara.
«Hay fans de Latinoamérica que cada vez que venían a Europa hacían parada en San Sebastián para recorrer la ruta de lugares que aparecen en nuestras canciones. Y me encanta, los donostiarras presumimos de ciudad como si la hubiéramos hecho nosotros», bromeaban entonces.
Una lista de referencias con las que recorrer Donostia al compás de la música de La Oreja de Van Gogh que llegan también al paseo de La Concha y su «volverán a florecer los tamarindos, volverán a ver el mar» de 'Promesas de primavera' del disco 'Cometas por el cielo'; a los paseos en bicicleta por el monte Urgull de 'La Chica del Gorro de Azul' y a las fotos frente a la isla de Santa Clara de 'Inmortal'.
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