Se abraza con brillo a la permanencia

El Eibar selló por fin la permanencia matemática que tanto se le estaba resistiendo con el triunfo más brillante de la temporada. Ha habido que esperar hasta la jornada 39 para gozar viendo mover el balón a un conjunto armero que se vino a crecer en uno de los campos más inexpugnables del campeonato. y ante un Granada que veia en esta cita su gran ocasión para volver a colarse entre los seis primeros clasificados.

Beñat San José ya había apuntado antes de viajar que las urgencias podían pesarle mucho al conjunto nazarí y, pese a que parecía tenerlo todo en contra, la escuadra azulgrana la convirtió en un arma arrojadiza contra su rival.

Y eso que la expedición eibarresa viajó condicionada por ausencia del sancionado Jon Bautista no fuera suficiente lastre, y que el preparador azulgrana también tuvo que prescindir de Peru Nolaskoain, que se sumó a última hora a la lista de lesionados a causa de unas molestias musculares en el sóleo de la pierna derecha. Una vacante que el donostiarra suplió retrasando a un Matheus al que últimamente venía situando de enganche, para situar ahí a Javi Martínez, titular de nuevo desde que hace más de un mes jugó de inicio ante el Oviedo en Ipurua.

No contaba, sin embargo, con que también tuviera que alterar sus planes cuando Arnau Comas se vio obligado a pedir el cambio antes de que se cumpliera el minuto 20 tras sufrir un golpe en el hombro tras un encontronazo con Miguel Rubio, una lesión que ya le privó de jugar en Cadiz y ante el Oviedo hace unas pocas semanas.

Un contratiempo que, lejos de amilanar a los azulgranas les llevó a hacer de la unión una virtud que les llevó a generar ocasiones como un testarazo de Guruzeta que provocó los primeros silbidos en el Nuevo Los Cármenes.

Con la llegada del descanso, Fran Escribá realizó un triple cambio que en un inicio pareció dotar al Granada de los recursos que necesitaba para cambiar una decoración demasiado dramática para sus intereses.

Y quizás otro gallo le habría cantado al Eibar si no tuviera bajo sus palos a un inconmensurable Jonmi Magunazelaia, que haciendo gala por enésima vez de sus felinos reflejos, rechazó un intencionado cabezazo de Stoichkov solo diez minutos después de la reanudación.

Pero en lugar de servir de espoleta para unos jugadores nazaríes que se fueron desesperando ante su incapacidad para superar la férrea línea de contención armera, la espectacular intervención del meta zornotzarra fue el empujón definitivo que el Eibar necesitaba para convencerse de que podía volver a casa con la permanencia asegurada en su bolsillo.

Fue entonces cuando el equipo azulgrana comenzó a destapar el tarro de unas esencias que se habían dejado sentir en la primera mitad con la colección de pases filtrados que Matheus repartió en su vuelta al once tras cumplir su segundo ciclo de tarjetas.

Y, aunque en ese primer período el meta local solo se vio apurado ante una tímida ocasión de Antonio Puertas, el almeriense tenía reservada una de sus actuaciones más destacadas del curso precisamente en el retorno a la que fue su casa durante casi una década antes de fichar por el Eibar el pasado verano.

Más motivado que nunca para asumir la responsabilidad de desempeñar el papel que venía intepretando Bautista, ni siquiera le hizo falta marcar para llevarse una sentida ovación del público que pobló la grada del estadio granadino.

Le bastaron dos toques sutiles se encargó de destrozas las aspiraciones de sus excompañeros en los apenas siete minutos que pasaron desde que regaló la asistencia con la que Corpas la asistencia con la que el jinense culminó una gran triangulación iniciada por Javi Martínez, y despertó la iración de todos los presentes con un control genial que también convirtió en el pase del gol que Jon Guruzeta rubricó para certificar la espectacular victoria de guipuzcoanos.

Catapultado ahora a la decimotercera plaza, el Eibar dispone de dos partidos seguidos en casa ante el Burgos y el Córdoba para seguir escalando posiciones antes de cerrar el campeonato con una última visita al Levante en la que se puede convertir en el juez del ascenso.