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Hoy en día, no es extraño ver en una misma aula del sistema educativo vasco a un niño con un trastorno psicológico, a otro con ... una discapacidad física, a otro con altas capacidades intelectuales y a un joven inmigrante que acaba de llegar al País Vasco. Esta creciente diversidad entre el alumnado de las diferentes etapas que conforman la estructura educativa de Euskadi es una realidad confirmada por las estadísticas oficiales y que, en consecuencia, ha obligado al Ejecutivo autonómico a mover ficha y, a través del departamento de Educación, promover la futura creación de un centro para el desarrollo de la inclusión, la convivencia y la gestión de la diversidad.
El área que dirige Begoña Pedrosa lo proyecta mediante un decreto que está previsto que se apruebe definitivamente el próximo año en el Consejo de Gobierno, una vez que concluya el trámite de alegaciones e información pública y el periodo de conclusiones, previsto para mediados de enero de 2025. Los trazos principales del boceto del proyecto apuntan a que este recurso dispondrá de «especialistas y expertos en la materia y asesores específicos» para atender a los colegios vascos que cuenten con estudiantes con trastornos del neurodesarrollo, problemas de conducta, ansiedad, depresión, discapacidades sensoriales, altas capacidades, situación personal complicada, etc.
El centro para el desarrollo de la inclusión, la convivencia y la gestión de la diversidad va a tener seis sedes repartidas en los tres territorios históricos. Dos de las mismas se ubicarán en Donostia y Zarautz y ambas prestarán servicio a los centros educativos guipuzcoanos que así lo requieran. El de la capital atenderá a los colegios de localidades como Hondarribia, Irun, Errenteria, Oiartzun, Lezo, Pasaia, Aduna, Alkiza, Anoeta o Belauntza, y el del municipio de Costa Urola lo hará con otros como Arrasate, Bergara, Eskoriatza, Mutiloa, Legorreta, Zerain, Zumarraga, Segura, Urretxu o Mendaro. Todos los municipios guipuzcoanos con centros educativos estarán cubiertos por estos centros. Las otras sedes vascas se ubicarán en Bilbao, Durango, Leioa, Barakaldo y Gasteiz, siendo la de la capital vizcaína la más grande de todas.
La futura creación de este nuevo servicio del departamento de Educación va a reemplazar a lo que son ahora los centros de apoyo a la formación e innovación educativa, conocidos como Berritzegunes. En el Gobierno Vasco iten que «los propios cambios sociales introducen en las aulas vascas nuevas necesidades y sensibilidades que requieren una respuesta adecuada y un abordaje personalizado también en el ámbito educativo». Esto, según el Ejecutivo autonómico, justifica «una revisión» del apoyo que se ofrece al sistema educativo vasco en estos temas. Además, añaden que «los flujos migratorios han cambiado la sociología de los colegios vascos».
Las cifras no engañan y reflejan que en Euskadi el número de alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo -NEAE- ha crecido mucho en la última década. Son estadísticas que hablan de niños en Educación Infantil o de adolescentes en Secundaria, ya que este número ha aumentado en todas las etapas académicas. Los 15.093 alumnos catalogados con NEAE en 2013 son menos de la mitad de los 33.553 que se detectaron en el curso académico 22/23. Son más del doble y representa una espectacular subida del 123%. «Cada vez se diagnostica más y mejor y desde edades más tempranas», explicaba en enero Lucía Torrealday, la exdirectora para la Diversidad e Inclusión Educativa del Gobierno Vasco y que ahora es la mano derecha de Pedrosa y viceconsejera de Educación. La atención a la diversidad en el ámbito educativo es, asimismo, uno de los ejes de la nueva ley educativa vasca que se aprobó en diciembre de 2023.
Las estadísticas oficiales del sistema educativo vasco -elaboradas por el ISEI/IVEI- apuntan, igualmente, a que es la red pública la que soporta con una diferencia notable el mayor peso de este colectivo de alumnos con necesidades adicionales. Así, se estima que en el curso 22/23 el 59,9% de los alumnos con NEAE estaban matriculados en la pública, mientras que el 40,1% en la concertada. La diferencia es algo más pequeña en el caso de las necesidades educativas especiales -NEE-, que están en un 56,8% en la pública y en un 43,2% en la concertada. Solo en la Formación Profesional el porcentaje de alumnos con NEAE es superior que el que hay en la red pública.
Hay más. Según la información que facilita el ISEI-IVEI en su diagnóstico del sistema educativo vasco, gracias a ese mayor número de pruebas de detección al que aludió Torrealday, también se han triplicado en la última década los estudiantes con dificultades específicas de aprendizaje -DEA-, pasando de 798 en 2012 a 2778 en 2023. Los jóvenes detectados con capacidad intelectual límite -con bajas puntuaciones de Coeficiente Intelectual- también han crecido notablemente en el mismo lapso, de 3.112 a 3.856. Este es, además, el diagnóstico que concentra mayor número de estudiantes durante todos los cursos.
Para dar respuesta a esta nueva realidad, hasta el curso pasado había un total de 4.877 profesionales educativos en el sistema vasco que se dedicaban exclusivamente a la atención de alumnos que entran en el rango de la diversidad. En cuanto a «la interculturalidad» de las aulas a la que hace referencia el departamento de Educación en el borrador del proyecto del decreto para la creación de este nuevo centro, es innegable que la cifra de estudiantes de origen extranjero ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años. En Educación Infantil, por ejemplo, han pasado de ser 1.601 alumnos en el curso 15/16 a ser 11.095 en el 22/23. En Primaria esa cifra se ha duplicado, pasando de 9.997 en 2015 a 20.009 en 2022. En Gipuzkoa, por ejemplo, esa cifra se duplicó también en la misma etapa educativa, con 3.225 alumnos en 2015 y 6364 en 2022.
Los trabajadores que conformen este nuevo recurso del Gobierno Vasco para atender la diversidad en el ámbito educativo deberán acreditar, sobre todo, «experiencia en la estructura del departamento competente y un conocimiento experto en las metodologías específicas de su área de trabajo». En la sede de Donostia se prevé que haya 27 profesionales, y en la de Zarautz, 8. Todos ellos deben poseer un doctorado, un máster universitario y una licenciatura en Psicología, Pedagogía o Psicopedagogía para poder optar a estos puestos de «asesores del área general de apoyo a la inclusión y de apoyo específico a la inclusión».
El ámbito de acción del centro, cuya aprobación definitiva debería darse en 2025, estará dividido en varias áreas de trabajo. Las dos citadas de apoyo a la inclusión, un área de estudios y programas integrados, una de innovación en el ámbito de la convivencia y gestión de la diversidad y un área de gestión operativa.
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