«Las istraciones han dejado de lado el viaducto»

El Ayuntamiento de Ormaiztegi ha puesto fin a su pertenencia en la Asociación Ruta del Hierro en los Pirineos, tras constatar la falta de respaldo institucional en su largo esfuerzo por restaurar y poner en valor el viaducto histórico de la localidad. La decisión, comunicada el 28 de abril mediante una carta firmada por el alcalde Jon Enrique Galarza, refleja la frustración acumulada a lo largo de años de gestiones sin resultados tangibles.

La historia de esta batalla comienza en marzo de 2018, cuando representantes de Adif y del Ayuntamiento realizaron una visita conjunta a la estación y al viaducto de Ormaiztegi. Ambas partes coincidieron en que la mejor solución era construir un ascensor que diera al antiguo viaducto y adecuarlo para uso peatonal. El proyecto parecía prometedor, pero pronto se toparía con la cruda realidad institucional.

En julio de 2019, en una reunión en la Dirección de Patrimonio y Urbanismo de Adif en Bilbao, se ratificó la viabilidad técnica del proyecto, y se instó al Ayuntamiento a recabar apoyos entre istraciones con competencias en patrimonio. Así, se mantuvieron reuniones con María José Tellería, directora de Cultura de la Diputación Foral de Gipuzkoa, y con Mikel Xabier Aizpuru, director de Patrimonio Cultural del Gobierno Vasco. Ambos mostraron apoyos condicionados, limitados a programas como el 1% cultural.

La situación dio un nuevo giro en febrero de 2020, cuando Adif propuso una concesión istrativa gratuita al Ayuntamiento para que este asumiera la propiedad temporal del viaducto, redactara el proyecto y solicitara subvenciones. Aunque Adif ofreció apoyo técnico, toda la responsabilidad técnica y económica recaía en el consistorio. La pandemia ralentizó los esfuerzos, pero en 2021 se retomaron los os, sin lograr avances sustanciales. «Esperábamos que las istraciones fuesen proactivas en un intento de puesta en valor del viaducto, pero no han mostrado interés», lamenta el alcalde.

Enrique reconoce que el principal obstáculo ha sido «que nadie quiere asumir la propiedad del inmueble una vez puesto en valor», incluso después de plantear fórmulas como un consorcio entre Ayuntamiento, Gobierno Vasco y Diputación. «No ha salido adelante por falta de voluntad», resume.

La rehabilitación no es un proyecto improvisado: el Ayuntamiento ha costeado varios estudios técnicos previos, que aunque requieren actualización, estiman un coste cercano a los 3 millones de euros. Estos trabajos contemplan «la reparación de los daños producidos por el paso del tiempo, como la reparación de chapas, pintado del entramado de hierro, colocación de barandillas nuevas que cumplan la normativa de seguridad actual, instalación de suelo técnico e iluminación».

En cuanto a Adif, Galarza reconoce una actitud «positiva en cuanto a la rehabilitación del puente» pero critica la falta de mantenimiento: «El Ayuntamiento no tiene constancia de que se haya hecho ninguna inspección en la estructura, cuando la Ley de Patrimonio Cultural Vasco obliga a la propiedad a conservar los bienes catalogados». El problema no es teórico: el año pasado «se desprendió una chapa de 5 kg del viaducto, que por suerte cayó en la hierba, pero cerca de un camino transitado», señala.

Tras la negativa del Gobierno Vasco a asumir la propiedad, el Ayuntamiento se encuentra en una situación de bloqueo: «Ahora mismo no sabemos por dónde tirar. Sin el Gobierno Vasco o sin Diputación, no encontramos otra salida». Para el alcalde, la responsabilidad es clara: «Los organismos públicos vascos deben ser garantes de la conservación del patrimonio cultural vasco».

La decisión de abandonar la Asociación Ruta del Hierro fue dolorosa. «Nos costó tomar la decisión, no fue algo hecho a la ligera», ite. Valora el trabajo de difusión cultural que realiza la Asociación, pero señala que «prácticamente todos los tienen sus patrimonios rehabilitados y en condiciones. Nosotros, en cambio, estamos luchando por salvar el nuestro».

La salida fue comunicada a todos los de la Asociación junto con un agradecimiento por la colaboración de tantos años. Sin embargo, Galarza lamenta que «no hemos recibido respuesta oficial a nuestra salida por parte de la dirección». Algunos de la Asociación, a título personal, sí se han interesado por la situación.

De cara al futuro, el Ayuntamiento empezará por «solicitar a la propiedad los informes de mantenimiento» y, a partir de ahí, valorará los pasos a seguir. A pesar de todo, Enrique mantiene el compromiso con el viaducto, aunque no oculta su frustración: «Se les llena la boca con promesas que parecen llegar solo a quienes ellos quieren, pero en realidad vemos que no son solución a nada. Todas las inversiones grandes van a las grandes urbes, y se olvidan de nosotros, el desequilibrio territorial, es abismal e insostenible».

El viaducto de Ormaiztegi, símbolo de la revolución ferroviaria en Gipuzkoa, sigue en pie. El Ayuntamiento no piensa abandonarlo, aunque sea en soledad. La lucha, aseguran, continúa.