Ion Izagirre: «La Clásica es una carrera querida y el recorrido me gusta mucho, pero soy realista»

El menor de los hermanos de Ormaiztegi asegura, al menos, que «estoy bien de salud. Tras la enfermedad que pasé en el Tour me lo tomé con tranquilidad para darle la vuelta al cuerpo y asegurar que por lo menos podría afrontar con garantías la Vuelta. He tenido un mes para llevar a cabo una recuperación digna y me encuentro bien».

Otra cosa es el estado de forma que requiere la previa de una carrera de nivel World Tour. «A este tipo de competiciones la gente se presenta preparada, bien después de hacer su concentración en altura con las miras en la Vuelta, o bien conservando el golpe de pedal del Tour. Yo llevo un mes sin correr en casa y puedo acusar la falta de ritmo. Ya veremos».

Veterano e inteligente, sabe relativizar el momento, máxime mientras comparte su tiempo con su pareja y sus tres hijas en casa. «Valoro que otra vez tengo ganas de ponerme un dorsal. La experiencia con el virus fue cansina. No podía darle la vuelta a la fatiga y a veces podía mantenerme en carrera pero cuando las etapas se ponían exigentes, no iba. No sé si fue Covid porque algún test que me hice dio negativo, pero algún virus de la familia sería. Ahora me encuentro bien».

Con todo, no se plantea retos demasiado ambiciosos para el sábado. Tiene dos participaciones entre los diez primeros –quinto el año pasado y séptimo en 2018– pero las circunstancias esta semana son diferentes. Por eso, declara que, de entrada, «me gustaría buscar sensaciones. Recuperarlas, más bien. La Clásica es una carrera querida y el recorrido me gusta mucho, pero soy realista y sé que tendré muy difícil estar delante. Quiero sentirme bien sobre la bici y ya veré hasta dónde puedo llegar. Si el ritmo no se pone demasiado violento en Jaizkibel y Erlaitz, que con el cambio de recorrido quedan más cerca de meta, a ver si puedo pasar en la selección de los favoritos. Depende también del ritmo que se lleve durante toda la carrera. Luego ya, cuando llegue la ascensión final a Pillotegi, será otra historia».

La Clásica será para Ion el punto de partida de la segunda parte de la temporada. Confiesa que «a corto plazo tendré difícil obtener resultados, pero mirando a la Vuelta, a medida que pasen los días, sí me gustaría hacer cosas bonitas. Este año no está siendo bueno en cuanto a resultados y sensaciones, hay que decirlo como es, y me gustaría darle un vuelco a la temporada».

No da por amortizado el curso y, a sus 35 años, tiene puesto el punto de mira en nuevas victorias que sigan engordando un palmarés notable. Antes, sin embargo, sabe que debe encontrar esa chispa en las piernas que le de a la disputa de las carreras. Y todo empieza por la Clásica, donde tiene garantizado el apoyo masivo de la afición vasca. Será su rampa de lanzamiento hacia lo que le resta por competir este año.