Mirando al futuro

Por otra parte, los conciertos han sido, en general, de un alto nivel musical. En el Kursaal ha habido momentos sublimes en obras como 'La ejecución de Stepan Razin' de Shostakovich con un Coro Easo que este año ha brillado -también en su ópera infantil-, el 'Concierto para violín de Bartók' con Patricia Kopatchinskaja y la Budapest Festival Orchestra o la 'Quinta' de Tchaikovsky de Chailly con la Orquesta della Scala de Milán. Y han destacado dos grandes pianistas: un sobrehumano Luis Fernando Pérez con su 'Iberia' de Albéniz y la jovencísima Alexandra Dovgan.

La respuesta del público en los ciclos de órgano, antigua y cámara ha sido incontestable. Y en todos ellos se han podido vivir momentos de magia, sin olvidar la música contemporánea, con propuestas excepcionales como la de Kea Ahots Taldea. Por ello, la Quincena vuelve a obtener muy buena nota, si bien debe reflexionar sobre su futuro.