Fútbol y política, una combinación a evitar

Pero una cosa es que los aficionados muestren con libertad y respeto su modo de pensar y sus afinidades políticas, y otra que un club deportivo como tal se posicione claramente con una opción. Sí, les hablo del F.C. Barcelona. Un club que trasciende más allá de Barcelona, de Cataluña, de España, de Europa... ¿Conocen a algún amigo culé? Les salen varios, ¿no?

Los dirigentes de este club no han dudado en tomar parte de un debate político que, ni mucho menos, tiene de acuerdo a la sociedad catalana y menos a la española. Apoyan abiertamente las posiciones del Govern de la Generalitat, que impulsa la independencia. “Hemos de reiterar nuestro apoyo absoluto a las instituciones democráticas de Cataluña escogidas por sus ciudadanos”, aseguró recientemente el presidente Josep Maria Bartomeu, tras conocer que el Estado quiere aplicar el famoso artículo 155 de la Constitución para, temporalmente, tomar el control de la autonomía catalana. Eso sí, a renglón seguido el propio Bartomeu presume de la “independencia” del club en materia política y de que el Barça “no puede ser instrumento manipulable de nadie”. Ya.

Una cosa es que algún jugador (hablo de Piqué) sea de los pocos que abiertamente dice a quién vota en cada elección política (es muy libre de hacerlo, aunque ya sabe las consecuencias que acarrea para un jugador de fútbol de élite), y otra cosa es que un presidente hable en nombre de un club, de toda su masa social y de sus aficionados, que son millones en todo el mundo. ¿Acaso todos los aficionados culés, los de Cataluña y los de fuera, están de acuerdo con la estrategia del Govern de la Generalitat hacia la independencia? La pregunta es retórica, porque la respuesta es bien sabida, aunque parece que el consejo del Barcelona no la conoce, o prefiere hacer como que no le consta.

El deporte, el fútbol desata pasiones. La política invade todos los ámbitos de la vida. Pero conviene no mezclar ambas cosas o, por lo menos, tener unos dirigentes de clubes deportivos que hablen de fútbol y dejen la política a los políticos. No vaya a ser que esas pasiones que de por si aflora el fútbol sean ‘manipulables’ y acaben protagonizando escenas indeseables para todos.

¿Alguien sabe o le importa a qué partido votó Xabi Prieto en las últimas elecciones? Pues eso.