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Apuntaban igualadas las dos finales del Grand Slam de Donostia, y tan solo el partido femenino cumplió los pronósticos al marcharse al tercer set. Parecía ... favorita la pareja de Iparralde Bixente-Oyhenard en la final masculina, pero los markinarras Goitia-Salegi ganaron cómodamente las txapelas en un partido que, en todo caso, tuvo tantos disputados, preciosos y buenos remates. Eso sí, el triunfo no cruzó la frontera y tiró hacia Markina después de una gran actuación de dos de sus vecinos. Goitia puso la clase y la habilidad, Salegi la defensa y la potencia (13-15 y 8-15).
El primer set fue un claro mensaje de la pareja ayer azul. Goitia no intervino demasiado, pero cuando lo hacía era para rematar y sumar el tanto. Salegi todo lo contrario. Se tuvo que multiplicar para defender los envíos de Bixente y Oyhenard, que le intentaron buscar las cosquillas. Sin acierto. «Defender es lo mío. He podido aguantar de pie en ese primer set que ha sido igualadísimo y luego cuando Goitia ha entrado en el partido en el segundo ellos han bajado algo los brazos». Sorprendente imagen del zaguero markinarra, capaz de recorrer y recorrer metros hacia delante y hacia atrás. Le dio lo mismo entrar de revés que con la derecha. Con ambas puso la pelota cerca del rebote, y cuando no lo hacía tocaba la pared izquierda para que la pareja de Iparralde no pusiera el ritmo de partido que les convenía.
No estuvo bien Oyhenard. Bixente sí que plantó batalla en los cuadros alegres, pero Goitia también le terminó comiendo la tostada. «He estado incómodo durante todo el partido pese a que he terminado algunos tantos, pero hemos ganado gracias a la defensa de Salegi. No sé cómo no le dan más oportunidades en otros campeonatos», clamó Goitia. «Yo juego donde me llaman. La cesta es mi vida. Desde pequeño he jugado en Markina, mi pueblo, y si llegan oportunidades en el futuro ya las disfrutaré. De momento me centro en hacer mi trabajo», cortó de raíz Salegi.
Solo uno de los ocho protagonistas de ayer eran guipuzcoanos. La joven mutrikuarra Oaia, de solo 16 años, se impuso en la final femenina acompañada de una dominadora Erika. Superaron en tres jokos a Elaia y Arai (12-15, 15-11 y 2-5). El choque fue muy disputado, con momentos para las dos parejas. Erika puso muchas pelotas en el rebote, Oaia mostró seguridad, Elaia cometió algún error pero aguantó las embestidas y Arai castigó atrás para llevar la final al tercer joko. Con 2-2 en el marcador, Erika y Oaia dieron un paso adelante. Oaia tocó pared, Elaia falló una dos paredes y Erika firmó otro tanto brillante para ganar las txapelas.
Mikel Egiguren disfrutó ayer de una tarde que no olvidará en su vida. El donostiarra, que se retiró durante la pandemia tras 27 años de carrera como puntista, recibió ayer un sentido homenaje de sus familiares y amigos entre partido y partido. El Carmelo Balda, que presentó una magnífica imagen y que rozó el lleno en una nueva demostración de que la cesta punta sigue adelante también en el territorio, ovacionó durante más de cinco minutos a Egiguren, emocionado. El expuntista, acompañado de su familia y amigos, fue recompensado con varios regalos. «Es algo que no se me va a olvidar nunca», indicó.
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