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manuel alvarez
Jueves, 23 de julio 2020, 13:33
La empresa de componentes aeronáuticos ITP Aero, que tiene su sede central y varias factorías en el Parque Tecnológico de Bizkaia, ha anunciado hoy a su plantilla que se propone realizar un ajuste importante, ante el hundimiento de la cartera de pedidos que ha sufrido el sector como consecuencia de la pandemia provocada por el Covid-19. La empresa, que fabrica piezas para motores de aviación quiere reducir en un 15% su plantilla, compuesta por un total de 4.000 empleados, lo que supone la eliminación de una cifra aproximada a los 600 puestos de trabajo. En el País Vasco, tanto en el municipio de Zamudio como en otras instalaciones que hay en otras localidades vizcaínas, trabaja la mitad de la plantilla.
La empresa se propone hacer el ajuste cuando finalicen los expedientes de suspensión temporal de empleo, ERTEs que tiene ahora en marcha. Hay diferencias en función del centro de trabajo, pero la mayor parte de estos expedientes concluyen a finales de septiembre y algunos en octubre. Será entonces cuando la compañía aborde las medidas de ajuste.
El planteamiento que ha hecho ahora ITP es muy similar al que ha escogido Tubacex para abordar sus difíciles situaciones de mercado. Esto es, han fijado un porcentaje de plantilla afectada, no han concretado de momento el reparto por centros de trabajo e inician una larga negociación en la que caben alternativas. Al igual que en el caso de la compañía productora de tubos inoxidables sin soldadura, ITP ha eludido la presentación de un ERE de extinción, que es una fórmula bastante rígida en la que incluso los tiempos de negociación están tasados por ley. En este contexto, todo apunta a que ITP también está dispuesta a negociar con los sindicatos una rebaja global de los costes salariales del grupo, que evite, al menos en parte, la eliminación de los 600 puestos de trabajo anunciados.
La situación del sector aeronáutico es especialmente complicada. Según los datos facilitados por los propios fabricantes de aviones, su cartera de pedidos ha sufrido una caída de casi el 50% en los últimos meses, como consecuencia de la pandemia. Los vuelos se han reducido de forma drástica y las compañías han cancelado buena parte de las órdenes de compra de aviones que tenían para los próximos años. EL problema, lejos de ser coyuntural, se ha considerado estructural. Todo apunta a que el miedo a volar y las reticencias a compartir el pequeño espacio de una cabina de avión con el resto de pasajeros, puede reducir la demanda en este sector durante un buen número de años. Por si fuera poco, la pandemia ha relanzado fórmulas de comunicación que hasta ahora eran minoritarias –es el caso de la videoconferencia-, lo que unido también a la tendencia de evitar riesgos va a reducir en un porcentaje significativo los viajes de trabajo.
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Lo cierto es que el ajuste de plantilla anunciado hoy por ITP era algo telegrafiado desde hace días por su único accionista, la compañía británica Rolls Royce. La multinacional ha aplicado un ajuste del 17% en su plantilla, que va a suponer la salida de 9.000 trabajadores y en una reciente comunicación oficial ya dio a entender que la empresa vasca no podría eludir una decisión similar. «Estos son tiempos excepcionales. La pandemia de COVID-19 –indicó en esa nota Warren East, el consejero delegado de Rolls– ha creado un choque histórico en la aviación civil que tardará varios años en recuperarse». Otras empresas similares a ITP, como es el caso de la alemana MTU, también han anunciado ajustes de personal con porcentajes en la línea del 15%.
El anuncio realizado por ITP Aero se suma a otros recortes importantes que se han comunicado en las últimas semanas, como es el caso de la salida de 90 empleados de la ingeniería Sener y los 500 que ha propuesto Tubacex. La consejera de Desarrollo Económico del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, ya ha advertido que «vamos a recibir más malas noticias de este tipo», porque son numerosas las empresas que están analizando ahora planes de ajuste. La crisis generada por el Covid-19 ha generado importantes descensos de los pedidos en algunos sectores –es el caso de la aeronáutica o el automóvil-, pero también ha agravado problemas que ya se arrastraban del pasado, como le ha sucedido a Tubacex.
La consejera de Desarrollo Económico del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, anticipó el martes -tras conocerse el ajuste que se llevará a cabo en Tubacex- que «es una mala noticia pero desgraciadamente habrá más malas noticias en las próximas semanas y meses». Tapia, que, se supone, dispone de información sobre la situación y los planes de muchas empresas vascas, dio a entender que hay cosas que son inevitables en algunas empresas y sectores, lo que lleva a «poner el acento en la generación de nuevas oportunidades y en hacer un esfuerzo por la mejora de la competitividad».
La consejera mostró su comprensión con la necesidad de ajuste de Tubacex, al tiempo que lo calificó como «una mala noticia». Reconoció, asimismo, que conocía las dificultades de la empresa desde hace tiempo, como consecuencia de los cambios que se están produciendo en su mercado, y que «la pandemia no ha hecho sino acentuar». Tapia hizo un llamamiento a «ser realistas», con lo que quiso transmitir la idea de que hay que prepararse para un proceso de crisis que va a tener consecuencias inevitables en muchos sectores productivos.
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