Las 176 personas rescatadas por el Aita Mari logran desembarcar en Lampedusa

Las 176 personas rescatadas el pasado viernes por el buque Aita Mari, de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), pudieron desembarcar ayer por fin en el puerto de la isla italiana de Lampedusa. Después de dos días de una incertidumbre agravada por las malas previsiones meteorológicas, el barco recibió en el último momento la autorización para atracar en un lugar seguro. Si las autoridades italianas les permitieron hacerlo no fue por razones estrictamente humanitarias, sino por el riesgo de que olas de hasta cinco metros causaran un desastre.

Fue esta amenaza, prevista para hoy, la que llevó a la tripulación del Aita Mari a alejarse de Lampedusa para dirigirse a Sicilia sin tener asegurado ningún destino. Su única meta era ponerse a salvo. La noche del sábado habían obtenido la autorización para fondear en un caladero de Lampedusa para ponerse al abrigo de la mala mar, pero el lugar no era tan seguro como parecía. El barco pasó toda la velada a merced de las olas. Por si fuera poco, el ancla quedó encallada entre las rocas y tuvieron que soltarla para poder maniobrar.

A primeras horas de la mañana de ayer y ante la falta de respuesta de las autoridades italianas a su petición de poder desembarcar en algún lugar, el Aita Mari puso proa rumbo a Sicilia. Para entonces, la tripulación del buque ya había advertido de que «las personas a bordo se encuentran en una situación muy mala y la tensión puede aumentar». «Había mucha gente mareada, la situación era muy complicada», dijeron desde la ONG.

«Cuando llevábamos una hora de navegación hemos decidido dar la vuelta porque con olas de más de dos metros y 176 personas a bordo era muy complicado navegar, aparte del frío, el viento y el mareo que sufrían. Media hora después hemos recibido la noticia de que nos daban puerto en Lampedusa y hemos llegado hacia las seis de la tarde», explicó ayer Izaskun Arriaran, presidenta de SMH e integrante de la expedición, mientras los migrantes desembarcaban en Lampedusa. «Primero lo están haciendo los niños y las mujeres, después los menores de edad, y luego los adultos. Las 23 personas que han dado positivo por covid lo harán en último lugar», afirmó.

El pasado día 25, Salvamento Marítimo Humanitario asistió a un bote en la zona de Lampedusa con 280 personas a bordo, entre ellas, siete cadáveres. En esa ocasión las autoridades italianas no permitieron intervenir al Aita Mari y rescatarles. El barco solo pudo monitorizar la posición de la embarcación, que se encontraba entre aguas maltesas e italianas, hasta que llegaron los buques italianos. Tres botes de salvamento llevaron las labores de rescate en medio de una mar en malas condiciones mientras los tripulantes del buque miraban impotentes las maniobras. «Se veía a muchísima gente e impresionaba los bandazos que daba el barco con la mar que había», relató Izaskun Arriaran, presidenta de SMH e integrante de la expedición.

El Aita Mari zarpó el pasado día 20 desde el puerto de Burriana en Castellón rumbo al Mediterráneo Central para realizar labores de vigilancia y rescate frente a la costa de Libia con el objetivo de atender a las personas que abandonan el país africano. Su anterior misión se llevó a cabo en octubre. Entonces auxiliaron a 105 personas que viajaban a bordo de un bote de madera en el que habían navegado dos días y llevaban otros dos a la deriva. Los localizaron en aguas internacionales de Malta.

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