«En las últimas dos semanas nos han robado gasolina de varios camiones hasta en tres ocasiones», lamenta Josu Sarasola, uno de los responsables de ... Transportes Goitia, empresa con sede en el polígono industrial de Asteasu. Asegura que llevan días sufriendo una continua oleada de robos de combustible que ha acabado con su paciencia y la de otros muchos trabajadores de empresas cercanas a la suya. «Estamos hartos y pedimos más vigilancia nocturna en la zona porque los ladrones nos están haciendo verdaderos destrozos», cuenta este transportista, que no descarta denunciar los episodios sufridos porque los robos, dice, «no son puntuales, sino ya algo recurrente». En su caso, explica que las pérdidas económicas en combustible no son grandes, «unos 80-100 litros por depósito», lo que supone algo más de 100 euros. «Nos da rabia, pero en nuestro caso al menos no son grandes cantidades de dinero», añade.
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Sin embargo, lo que más le preocupa son los daños ocasionados por estos individuos en los vehículos de su flota. «El lunes pasado nos rompieron la tapa del depósito y la dejaron tirada en el suelo», señala Sarasola, quien en sus más de 30 años de experiencia en el sector reconoce haber visto de todo. «A nosotros nos han llegado a agujerear el depósito como si del txotx de una sidrería se tratara para llenar bidones, así que lo que hacemos muchas veces es dejar el tapón abierto, sin echar la llave, para evitar males mayores», confiesa.
Asimismo, apunta que han cogido la costumbre de dejar los camiones aparcados en el exterior de su empresa con poca gasolina para, en caso de sufrir un nuevo robo, no salir tan perjudicados. «Siempre tienes que dejar algo por si acaso, pero procuramos que no superen los 60-70 litros», detalla. Lo que Sarasola tiene claro es que los ladrones «han cogido este polígono como referencia» y cree que hasta que no se sientan vigilados o la policía pueda dar con ellos «van a seguir igual».
El último robo a Transportes Goitia tuvo lugar el pasado lunes. «Cerca de la nave tenemos un espacio en el que duermen los camiones durante la semana. Al ir por la mañana a por uno de ellos, un transportista percibió un fuerte olor a gasolina. Ya sabemos que si no se derrama eso no ocurre, así que miró al suelo y, efectivamente, vio que había parte derramada por el suelo», subraya. Él sabe que los ladrones actúan siempre de madrugada.
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«Fíjate si tienen estudiada la jugada que nosotros tenemos dos camiones pegados a un hierbal y varios días nos hemos encontrado la hierba completamente aplastada, lo que significa que colocan el coche con los bidones justo en la parte de atrás de los vehículos para que no se les vea», comenta.
Una situación similar le ha tocado vivir a Fermín, transportista de Tolosaldea. Tras interponer tres denuncias en la Ertzaintza por otros tantos robos, se ha visto obligado a colocar sistemas antirrobo en los depósitos de sus camiones. «Las últimas veces se han llevado entre 100 y 200 litros, pero antes me vaciaban los depósitos enteros. En euros, más de 800 cada uno», denuncia.
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Aunque no todas las empresas disponen de un sistema de videovigilancia, en Transportes Lakunza las cámaras han captado a un hombre realizando estos robos. Jesús Lakunza explica que se trata de un varón «corpulento y con barba» que tiene un coche de color gris que actúa de noche. «La matrícula no llegamos a verla porque deslumbra con la luz que tiene justo encima», indica.
Su 'modus operandi' es siempre el mismo. Abre la tapa del depósito y coloca «una especie de tubo» que succiona la gasolina y la manda al bidón, que en la mayoría de las ocasiones suele estar colocado en el suelo. Para no ser pillado, «coge el coche y empieza a dar vueltas por la zona». Son operaciones «muy rápidas». Al parecer, explica Lakunza, «sabe perfectamente el tiempo que tarda en llenar cada uno de los recipientes, así que vuelve a tiempo y cambia un bidón por otro». Eso sí, «no siempre le salen bien los cálculos porque ya son varias las veces que ha derramado algo de gasolina».
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Además de lo que supone sufrir estos robos, en Tranportes Lakunza sienten «inseguridad» ante la presencia de estos ladrones. «Nosotros pasamos aquí muchas horas. Hay quienes incluso trabajan de madrugada. Imagínate que vienes un día y te encuentras al tío ahí. No sabes cómo puede reaccionar o lo que es capaz de hacerte, más si cabe teniendo en cuenta que siempre lleva alguna herramienta para poder abrir el depósito», narra Lacunza con cierto nerviosismo.
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