Marín, en Eskoriatza, el más alto con 94 metros

Si los 45 metros de altura del viaducto de Morandi, el protagonista del derrumbe en Génova, son de vértigo, no tienen nada que envidiar a las dimensiones de las estructuras que jalonan la red viaria de Gipuzkoa. El territorio acoge el viaducto más alto de Euskadi. Con 94 metros de altura y 594 de longitud, el puente de Marín se encuentra ubicado en la AP-1, a la altura de Eskoria-tza.

Si lo que está en juego es la longitud, el más largo de Euskadi es el Viaducto del Urumea (AP-8) en el Segundo Cinturón de San Sebastián. Mide nada menos que 1.020 metros.

La altura y la longitud de estos viaductos no es casual. La difícil orografía de Gipuzkoa ha condicionado históricamente el diseño y la construcción de carreteras y vías férreas, y los ingenieros se las han tenido que arreglar para superar obstáculos. Además, en los últimos años, las nuevas formas de abordar las nuevas infraestructuras que se acometen han multiplicado la construcción de túneles y viaductos como solución de ingeniería para superar valles, ríos, barrancos, y conseguir carreteras con menos curvas y más amables para la conducción. Sin olvidar que también se trata de elementos arquitectónicos que ayudan a «preservar el medio ambiente».

Sin puentes y túneles, el impacto ambiental de las nuevas carreteras y vías férreas sería mucho mayor. Por poner un ejemplo, poco se parecen ya carreteras como la A-8, construida en el último tercio del siglo pasado, con la nueva AP-1 o el Segundo Cinturón de Donostia.

Pero no sólo de puentes de carretera vive la ingeniería en Gipuzkoa. Las obras del TAV han conllevado la construcción de túneles y viaductos. Uno de ellos, el de Bergara, con 90 metros de altura, es el más alto de Gipuzkoa.