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El viaducto de Aramendi, en la AP-8 a su paso por Errenteria, ha sido el último gran puente rehabilitado. Arizmendi
Técnicos revisan cada año la seguridad de un centenar de viaductos en Gipuzkoa

Técnicos revisan cada año la seguridad de un centenar de viaductos en Gipuzkoa

Diputación y Bidegi destinan 2,3 millones anuales a la reparación de los grandes puentes

Juanma Velasco

San Sebastián

Viernes, 17 de agosto 2018, 06:50

.Quienes conducen pasan a diario sobre el asfalto que los corona. Atraviesan valles verdes, pero también zonas urbanas con calles y edificios de viviendas. La orografía de Gipuzkoa provoca que sea un territorio con arterias viarias plagadas de viaductos de hormigón. Muchos de ellos son de reciente construcción pero otros, como los de la N-1 o la AP-8, peinan canas. Tienen ya decenas de años y requieren de mantenimiento y supervisión para evitar males mayores. A tal fin, la Diputación de Gipuzkoa y Bidegi destinan cada año 2,3 millones de euros en actuaciones para 'sanear' estos enormes puentes. En estas fechas, sin ir más lejos, se está actuando sobre el viaducto de Arzabalza, en la N-I, en Tolosa con un presupuesto de medio millón de euros. Previamente, se realiza un control sistemático por el que se revisan anualmente un centenar de estas infraestructuras. Solo en la red foral de carreteras y en las autopistas de Bidegi hay 1.477 viaductos.

La tragedia ocurrida en el puente de Morandi en Génova, cuya estructura de hormigón se vino abajo el pasado martes provocando cuarenta víctimas mortales y decenas de heridos, ha puesto el foco de la actualidad en la salud y seguridad de los puentes de carreteras. La imagen de un camión con su remolque verde y la cabina azul al borde del abismo de 45 metros de altura dio la vuelta al mundo en un desastre que ha conmocionado a toda la población y que ha hecho que muchos ciudadanos, también aquí, se pregunten sobre el estado, la conservación y mantenimiento de estas enormes moles de hormigón.

La cifra

  • 1.477 viaductos hay repartidos en la red principal de Gipuzkoa. 1.129 corresponden a la Diputación y 348 a las autopistas de Bidegi.

  • Carretera N-1 : 100 estructuras.

  • Autovía A-15: 35.

  • Carretera N-121-A: 35.

  • Carretera N-634: 55.

  • Carretera N-638: 1.

  • Viaducto de Arzabalza, en la N-1 en Tolosa : Ahora. 500.000 euros.

  • Viaducto de Arramendi, en la AP-8 en Errenteria: 2017. Presupuesto de 1,08 millones.

Pues bien, estas estructuras, algunas auténticas obras de arte de ingeniería civil, son objeto de un exhaustivo examen. «La red de carreteras y viaductos de Gipuzkoa está sometida a un control sistemático. Hay una planificación de revisiones continua tanto de viaductos como de otros elementos y, fruto de esas inspecciones y de las intervenciones llevadas a cabo, no hay ningún viaducto que suponga peligro alguno», asegura el diputado de Gobernanza y portavoz foral Imanol Lasa.

Los daños más frecuentes son humedades por fallos en el drenaje

Las estructuras de hormigón de los viaductos tienen «una vida útil de 100 años»

En concreto, según explican fuentes del Departamento de Infraestructuras Viarias de la Diputación, cada año técnicos cualificados realizan inspecciones de las estructuras y emiten una valoración del estado del viaducto «en términos de seguridad estructural, de los s y de la durabilidad». Anualmente se revisan más de un centenar de viaductos entre los 1.129 de la red foral de carreteras y los 348 de las autopistas de Bidegi.

Una vida de 100 años

En las revisiones se determina si es necesario realizar actuaciones de reparación o inspecciones especiales. Los daños más frecuentes que suelen detectarse son «humedades por deficiencias en el drenaje, golpes en vigas, armaduras oxidadas y fisuras en estribos y descalces».

Según explican, las estructuras de hormigón de los puentes tienen una «vida útil de 100 años», es decir, tiempo en el que cumple los requisitos de «seguridad y funcionalidad estructural». Las mismas fuentes recuerdan que «a partir de la entrada en servicio de la estructura, se debe programar el mantenimiento de la misma, una actividad de carácter preventivo, que evita o retrasa la aparición de problemas que, de lo contrario, tendrían una resolución más complicada y una cuantía económica muy superior».

Solo en reparación de grandes viaductos, el Departamento de Infraestructuras Viarias invierte un millón al año, a los que hay que sumar el millón que destina Bidegi y 300.000 euros de mantenimiento ordinario.

La última intervención en un viaducto grande se ha llevado a cabo en la AP-8, en el puente de Arramendi de Errenteria, por 1,08 millones de euros. Además, actualmente se trabaja en el refuerzo del puente de Arzabalza, en la N-1, en Tolosa.

Desde la institución foral recuerdan que en la actualidad «no tenemos viaductos en los que se hayan detectado graves problemas estructurales que requieran una actuación urgente». Los puentes más antiguos de la red foral (autopista AP-8 y N-I) se han ejecutado en los últimos cincuenta años y, en los casos que ha resultado necesario, se han realizado actuaciones de refuerzo, como el viaducto de Carlos I (año 2000), viaducto de Ibarra (año 2005), viaducto de La Salle (año 2007), viaducto de Azitain (año 2013), viaducto de Urki-Ubitxa en Eibar (año 2014).

El portavoz foral, Imanol Lasa, destaca el esfuerzo inversor de la Diputación en el mantenimiento de las carreteras durante esta legislatura, sobre todo en el asfaltado del firme. «Los guipuzcoanos están concienciados de que las carreteras de Gipuzkoa están bien conservadas y mantenidas y, en las encuestas que llevamos a cabo, puntúan con un notable alto este trabajo del Departamento de Infraestructuras Viarias», afirma el diputado de Gobernanza.

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