La confirmación de la disolución del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), anticipada a finales de febrero, pone fin a cuatro décadas de conflicto ... armado con Turquía y da paso a una etapa plagada de desafíos para todo Oriente Próximo. Además de preservar la memoria de las 40.000 víctimas de tan prolongado periodo de terrorismo y represión, el objetivo de lograr la estabilidad política pasa por clarificar la situación de Abdula Ocalan, el influyente dirigente que ha impulsado el fin de la violencia desde la cárcel en la que ha pasado un tercio de sus 75 años. Y por desarmar a los miles de militantes y gestionar el previsible regreso a la vida civil de aquellos sin causas pendientes con la Justicia. El fin del PKK alivia focos de tensión en Irán, el norte de Irak y el poder interino en Siria. Pero sobre todo abona la ambición de Recep Tayyip Erdogan de prolongar sus dos décadas en el poder más allá de las presidenciales de 2028. Para conseguirlo necesitaría la ayuda del partido prokurdo DEM, tercera fuerza del país. La «nueva era» que acaricia Erdogan y un eventual impulso a la eterna candidatura europea son incompatibles con el encarcelamiento de su principal rival electoral.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.