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Arriba, panorámica de la ciudad de Lleida y, abajo, la magnífica iglesia románica de Sant Climent de Taüll. P. GRIFOL
Pirineo

Románico y aventura en Lleida

Un recorrido activo y cultural por los lugares más emblemáticos del noroeste catalán

PEDRO GRIFOL

Domingo, 28 de noviembre 2021, 09:02

La naturaleza en estado puro salpicada de pueblos con encanto y los hoteles con ambiente familiar donde reina la gastronomía tradicional son los sellos de identidad de este viaje por la Cataluña occidental. El ecoturismo activo: montañismo, barranquismo, escalada, esquí, rafting… y el descubrimiento del conjunto de sus iglesias románicas constituyen el complemento ideal para decidirse a viajar por este tramo del llamado Grand Tour Catalunya.

La ciudad de Lleida, capital de la provincia homónima de la comunidad autónoma de Cataluña, será el punto de partida del viaje. La primera visita importante en la ciudad debe ser a la Seu Vella, su catedral. Consagrada en 1287, aquí se celebró la boda, de gran repercusión histórica para Cataluña, entre el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona y Petronila de Aragón, hija del rey de Aragón. Quien quiera emular aquella boda ¡y sus fastos! puede casarse hoy en día en ella, porque sigue operativa para bodas, incluso podrá ir más allá y celebrar el banquete en su espléndido claustro de proporciones gigantescas.

Remontando más o menos el curso del río Segre llegamos hasta el Valle del Boí, el enclave cultural más famoso del recorrido, ya que allí se encuentran las carismáticas iglesias románicas… y un rosario de coquetos pueblecitos de foto.

En los siglos XI y XII, los señores feudales utilizaron los recursos obtenidos de los botines de guerra para erigir este conjunto de iglesias, una manera de mostrar su poderío y adquirir prestigio social.

Es aconsejable empezar con una visita ilustrativa al Centre del Romànic d'Erill la Vall para apreciar y comprender la singularidad de estos lugares desde su ángulo arquitectónico, artístico, social y religioso. Recomendamos hacer un recorrido que se detenga en las siguientes iglesias: Santa Eulàlia d'Erill la Vall, Sant Joan de Boí, Sant Climent de Taüll, Santa María de Taüll y Santa María de Cardet. Todas están cerca una de otra.

Para no perderse el magnífico 'mapping' (técnica digital que proyecta imágenes y sonidos) que recrea virtualmente la totalidad de las pinturas que revestían el presbiterio del ábside central a la iglesia de Sant Climent de Taüll, con la figura mayestática del Pantocrátor presidiendo la coreografía celestial… Nos sentiremos a buen seguro transportados a otra dimensión.

Naturaleza exultante

Desde el pueblecito de Boí se puede llegar al Parc Nacional d'Aigüestortes. Para acceder al parque tenemos que tomar un jeep o subir en nuestro coche hasta el aparcamiento de La Molina y, desde ahí, continuar a pie hasta la entrada.

Allí empieza un agradable paseo circular por el Planell d'Aigüestortes siguiendo un cómodo sendero entre bosques frondosos de ribera, anchos pastizales y cómodas pasarelas que atraviesan cascadas y el serpenteante cauce del río. Para volver, aconsejamos seguir la Ruta de la Llúdrida (Ruta de la Nutria), que sigue pegada al curso del torrente y que, además, pasa por las magníficas cascadas del Salt de l'Esperit. En resumen: un 'baño de bosque' reconfortante en un entorno privilegiado y en armonía con los sentidos. Aire puro garantizado.

Remontamos el Puerto de la Bonaigua, y siguiendo el curso del río Noguera Pallaresa llegaremos a Sort, un pueblo muy conocido por los que van a comprar Lotería Nacional, porque creen que 'el gordo' siempre toca allí (no en vano 'sort' significa suerte en catalán).

Para los amantes de las excitantes aventuras acuáticas este es el sitio ideal para 'empaparnos' de experiencias en las bravas aguas del río Noguera Pallaresa, ya que cualquiera de las empresas especializadas en actividades acuáticas nos adiestrará en los secretos del kayak o el rafting por los rápidos del río.

Naturalmente, después de la experiencia deportiva, lo mejor es alojarse en Sort y dejarnos tentar por el menú del Hotel Pessets, que constituye toda una experiencia gastronómica insólita.

Al día siguiente, ya solo nos queda comprar un décimo de lotería en La Bruixa d'Or… y pensar en cerrar el bucle viajero volviendo a Lleida, el punto de partida.

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