ETA se declarará como «organización desarmada» antes del acto de Baiona

ETA se declarará «organización desarmada» en vísperas del acto de Baiona del próximo 8 de abril que culminará, a través de intermediarios civiles, el proceso de desarme definitivo y total. La banda prevé hacer pública antes de esa fecha su decisión, que de momento solo ha sido conocida por boca del portavoz de los ciudadanos del grupo de Luhuso, Jean-Noël Etcheverry. Son estos voluntarios quienes gestionan ya los zulos y arsenales y quienes entregarán las localizaciones a las autoridades sas. Precisamente, el delegado del Gobierno central en Euskadi, Javier de Andrés (PP), confirmó ayer que el Ejecutivo de Mariano Rajoy «no impedirá» el 8 de abril que ETA entregue las armas a través de los intermediarios, aunque precisó que se trata de un «desarme por extenuación», del que es «artífice» el Estado.

Hasta el momento, la voz cantante del proceso final de desarme la ha llevado el portavoz de los autodenominados 'artesanos de la paz', el sindicalista de ELA y ecologista de Iparralde 'Txetx' Etcheverry, que fue quien el pasado día 17 puso fecha al desarme definitivo. Un procedimiento inhabitual ya que a lo largo de su historia, ha sido la propia ETA quien ha anunciado sus decisiones. No obstante, según fuentes próximas al proceso, la organización armada confirmará públicamente su completo desmantelamiento militar antes del ya bautizado como 'día del desarme', en un nuevo paso por la senda de la unilateralidad.

En todo caso, Etcheverry ya anunció, en una entrevista con este periódico hace una semana, que «el armamento no está ya en manos de ETA, nosotros lo gestionamos». La vía Luhuso, de desarme a través de la sociedad civil y ensayada desde diciembre, contempla que sean los ciudadanos quienes se conviertan en depositarios de las armas antes de entregarlas a las autoridades, sas en este caso. Una estrategia a través de la cual, la banda se asegura un relato final con «el pueblo como protagonista». Los intermediarios civiles, posteriormente, cerrarán este proceso entregando a las autoridades sas todo el material, más bien su localización, en aras a culminar la entrega en un marco de legalidad. Una vez finalizado ese paso, lo anunciarán el sábado 8 de abril en el acto convocado en Baiona, probablemente al aire libre, en el que participarán los verificadores internacionales liderados por Ram Manikkalingam, como notarios finales de que todo el proceso se ha desarrollado de forma ordenada. No obstante, antes de ese acto, ETA pretende confirmar públicamente que, efectivamente, ha procedido al desarme. Es lo que se prevé que haga próximamente.

De esta forma, se remata la nueva hoja de ruta que salió a la luz el pasado 16 de diciembre, cuando la Policía sa abortó el primer intento de destrucción de armas por parte de los voluntarios civiles en un caserío de la localidad vascosa de Luhuso. Tras aquella redada, se conoció, como avanzó este periódico ese fin de semana, que ETA planeaba declarar antes de un año, a lo largo de este 2017, que «deja de ser una organización armada». Los tiempos, finalmente, se han acelerado, sobre todo ante la inminencia de las elecciones presidenciales de Francia, país donde están diseminados los zulos, que comenzará su campaña electoral el 9 de abril, justo al día siguiente del acto de Baiona.

Temores de EH Bildu

De esta forma, ETA busca una salida intermedia ante las grandes dificultades que se ha encontrado para desarrollar su proceso de desarme y ante el bloqueo que suponen para sus presos las exigencias de «disolución» del Gobierno español, que solo accede a flexibilizar su política penitenciaria si la banda «desaparece».

La última aparición pública de ETA se produjo el 19 de febrero, cuando su interlocutor «para la resolución del conflicto» y exnúmero uno de la banda, David Pla, preso en Francia, anunció, en una entrevista en Gara, que el grupo de Luhuso tenía «la palabra de ETA para culminar el desarme cuanto antes».

Tal y como avanzaba Pla, una vez culminada la entrega de arsenales y convertida ETA en una «organización desarmada», el siguiente paso será la apertura de un debate interno en el conjunto de su militancia para abordar el futuro de la sigla y si debe desaparecer. Una reflexión interna que se activará una vez cerrada la etapa del desarme.

En el seno de EH Bildu han verbalizado estos días algunos temores a posibles operaciones policiales de la Guardia Civil para intentar «sabotear» el 'día del desarme'. No obstante, el delegado del Gobierno central en Euskadi aseguró ayer que el Ejecutivo español «no impedirá» la entrega de armas. Eso sí, De Andrés atribuyó el mérito de este final al Estado. En una entrevista en Europa Press, señaló que «parece que hay algunos que quieren vendernos la película de que vamos a poner objeciones. No es que vayamos a impedirlo, es que son precisamente los Gobiernos de Francia y España quienes han conseguido que se produzca el desarme». Agregó que ETA «quiere fingir» a través de esta «escenografía» que entrega las armas a pesar de que el Gobierno español «no quiere». El delegado del Gobierno ve detrás del acto de Baiona «la comedia de una historia trágica», por lo que advirtió al Gobierno Vasco y al PNV de que «quien va a un sainete, se arriesga a resultar cómico».

Mientras, el colectivo de presos (EPPK en sus siglas en euskera) mantiene abierto otro debate en las cárceles, reactivado en diciembre, para explorar nuevas vías legales que permitan mejorar su situación, acabar con el alejamiento y lograr la inmediata salida a la calle de los presos enfermos. De hecho, la culminación del desarme el 8 de abril volverá a poner sobre la mesa la discusión sobre si el Gobierno central debe modificar su estrategia penitenciaria. El Gobierno Vasco y el PNV llevan días sugiriendo un giro de timón en el nuevo escenario que se abrirá dentro de 13 días. No obstante, la nueva número dos del PP vasco, Amaya Fernández, reiteró el viernes que solo cuando ETA se disuelva podría acabar la dispersión.