«Salió una lengua de fuego y temí que alcanzara las bombonas de butano»

«Ha sido una lengua de fuego que manaba de la plancha. Como una columna hacia arriba. Se ha escuchado un '¡fuuuuummmm!' y ha salido una llamarada. He pasado miedo, pues había siete bombonas de butano ahí». Todavía con el susto en el cuerpo, una chica que atiende un puesto cercano explicaba el sobresalto vivido a primera hora de la tarde de este jueves en la plaza de Gipuzkoa de San Sebastián cuando un fogonazo sorprendió a los centenares de personas que en ese momento disfrutaban de la fiesta de Santo Tomás haciendo frente al frío y la lluvia. El incidente se saldó con dos heridos leves por quemaduras de primer grado, pero provocó momentos de desconcierto y tensión hasta que el fuego fue rápidamente controlado. En un primer momento se habló de que se había registrado una explosión.

Eran en torno a las 13.30 horas. En el puesto de talos del colegio Bizilore, de la cooperativa azkoitiarra Hazitik, situado en la esquina de la plaza de Gipuzkoa que dirige hacia las calles Legazpi o Bengoetxea, dos de sus voluntarios se disponen a encender una plancha para elaborar los talos.

Sobre el utensilio, que ya había estado siendo utilizado antes, se había quedado una bolsa de gas que, al o con la llama utilizada para encenderlo de nuevo, provocó la fuerte llamarada, según explicaron posteriormente los bomberos. Presuntamente la bolsa de gas se habría originado al haberse quedado abierto el paso del gas.

Las dos personas alcanzadas por el fuego, dos varones de 44 y 40 años, se encontraban dentro del puesto y son las que pretendían reactivar la plancha. En un primer instante fueron atendidas en el mismo lugar de los hechos y posteriormente trasladadas al hospital para tratar sus quemaduras. Uno las presentaba en el brazo y otro en el labio, informaron fuentes del Ayuntamiento donostiarra.

Fueron momentos de desconcierto. De tensión. Muchas de las personas que se encontraban en la plaza y en las calles adyacentes escucharon el ruido que provocó la llamarada y que la mayoría confundió con una explosión. La rápida intervención de los propios responsables del puesto, que cogieron un extintor y sofocaron las llamas evitó el riesgo de que las llamas pudieran propagarse y quién sabe si males mayores.

«Menos mal que tenían un extintor y han andado rápidos para utilizarlo», continúa la testigo. «Ha sido un instante, pero a mí se me ha hecho eterno», remarca. Aplaude que, igual que utilizaron inmediatamente el extintor, los responsables del puesto de talos «al momento avisaron a los bomberos y también al 112 para que llegara una ambulancia lo más rápido posible».

Algo que se produjo en pocos minutos. Aún así, esta testigo no podía dejar de pensar en las bombonas de butano próximas al lugar de donde surgió el fogonazo y en la gente que se alejaba corriendo. «Se notaba el calor, que la temperatura era alta, y yo veía las bombonas. Se me ha hecho eterno el tiempo que ha pasado hasta la llegada de los bomberos. Aún estoy bloqueada», insistía la mujer minutos después de que se produjera el incidente.

La Policía Municipal acordonó rápidamente la zona hasta que llegaron los bomberos y los sanitarios. Entonces pudieron empezar a retirarse las bombonas de butano y comenzar el desmontaje del puesto.

Diversas personas presentes en la plaza de Gipuzkoa en esos momentos coincidían en señalar que justo después de producirse la llamarada, el olor a gas era «intenso» por lo que la zona quedó perimetrada durante un tiempo. En un primer momento se controló que en el puesto, donde había varias bombonas más de butano, no se pudieran producir más explosiones o un fuego más intenso.

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