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Un hombre se acercó el sábado con un niño de corta edad hasta la entrada de la comisaría de la Ertzaintza en Bergara. A continuación, y a plena luz del día, dejó a la criatura junto a una maleta y se alejó igual que había venido. La escena levantó las sospechas de los agentes que se encontraban en el interior de la ertzain-etxea, que se percataron de que algo raro sucedía con ese niño, esa bolsa de viaje y ese adulto que se iba del lugar. Finalmente, los agentes echaron el alto al varón, de 39 años, que acabó siendo el padre de la criatura de 3 años y fue detenido por un presunto delito de abandono de menor.
Los hechos tuvieron lugar alrededor de las dos de la tarde de este sábado, en el exterior de las dependencias policiales de la Ertzaintza en Bergara. Según informó este domingo el departamento vasco de Seguridad, los agentes encargados del control de las cámaras de videovigilancia observaron cómo un individuo dejaba a un niño pequeño junto con una maleta frente a las puertas de de la comisaría.Tras presumir que la escena escondía un trasfondo sospechoso, varios ertzainas salieron al exterior con el fin de acercarse hasta el hombre, quien «trató de huir», según precisó el comunicado policial. Tras ser interceptado por los agentes, el sospechoso explicó que era el padre del niño pero que, debido a su «situación personal, no podía hacerse cargo» del chico, por lo que pretendía que pudiera ser atendido por las autoridades competentes.
Ante tales hechos, el individuo fue arrestado por un presunto delito de abandono de menor y el niño fue puesto en manos de los Servicios Sociales de Urgencia a la espera de resolver la situación con la madre que se encuentra en el extranjero. Según trasladó el Departamento de Seguridad a este periódico, el detenido fue puesto a disposición del juzgado de Bergara sobre las 11.00 horas de este domingo.
Según el artículo 229 del Código Penal, el abandono de un menor de edad o una persona discapacitada necesitada de protección por parte de quien está al cago de su guarda, se castiga con una pena de prisión de uno a dos años. La condena se amplía a entre 18 meses y 3 años en el supuesto de que los que abandonen sean los progenitores, como es este caso.
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