
Esteban Basterretxea
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Esteban Basterretxea
A principios del siglo pasado en Donostia surgieron dos empresas con salones para teatro y cine. La pionera era propiedad de Vicente Mendizabal, con locales ... como el Miramar, el Bellas Artes y posteriormente el Trueba. La otra, gestionada por Mauricio Damborenea y Manuel Zuazola y que contaba con varios frontones, construyó el Príncipe. En diciembre de 1925 se fusionaron y así surgió Sade –Sociedad Anónima Deportes y Espectáculos–, que ahora comienza a celebrar su centenario con una clara evolución al sector hotelero sin abandonar el cinematográfico.
– ¿Qué supone cumplir un siglo?
– Sade sigue siendo una empresa familiar. Hoy en día los accionistas son los descendientes de aquellos dos fundadores que unieron sus fuerzas. Por tanto, cumplir cien años desde el punto de vista de la propiedad es un motivo de orgullo. Es la sensación de que durante muchos años se han hecho las cosas bien y la empresa puede seguir adelante. Para los que formamos parte de ella como trabajadores es más de lo mismo, una sensación de que estamos en una empresa que tiene las raíces aquí, que siente que San Sebastián es su lugar y que va a seguir apostando por la ciudad. Nosotros intentamos que sean los primeros cien años de otros muchos más.
– ¿Los fundadores se reconocerían en la Sade actual?
– Entiendo que sí. Eran unos emprendedores, que en aquella época no sería nada fácil, que tuvieron la visión de unir sus fuerzas y ofrecer a la ciudadanía una serie de servicios que entonces eran demandados, pero que luego, al pasar los años, se fueron amoldando a lo que se pedía. Sade al principio era frontones y cines, y hoy en día es cines y hoteles. La transformación ha sido continua durante estos cien años y ellos ya fueron haciendo esa transformación. Se sentirían orgullosos de esta Sade y verían que sigue teniendo la esencia de aquella.
– ¿Los cines Sade son de los donostiarras o tienen un radio más amplio y abarca a los guipuzcoanos en general?
– Si miramos los datos se ve que son los cines de los guipuzcoanos. La gente que viene a los cines es de todo el territorio. Es verdad que la vinculación con Donostia es más física, porque nuestros cines están aquí y porque es una unión de colaboración con actividades asentadas aquí como el Festival de Cine, Dock of the Bay o Kresala Zinekluba. Intentamos ser la casa de cualquiera que tenga relación con el cine. Muchos que no somos de Donostia hemos venido desde nuestros municipios desde pequeños a ver cine.
– ¿Son los cines de Sade reflejo de los cambios de la sociedad donostiarra? Me refiero por ejemplo a que la gente sale menos de noche y las sesiones nocturnas han desaparecido.
– Es evidente. Vemos una evolución, pero como ha sucedido a lo largo de estos cien años. En un momento dado esta ciudad llegó a tener más de 6.000 butacas y ahora con las que tenemos, un poco más de 3.000, cubrimos de sobra la demanda. El 2019 fue un año muy bueno. Luego llegó la pandemia y desde entonces se ha dado un cambio de hábitos. La recuperación posterior nos deja en una cifras que apenas alcanza el 70% en cuanto a afluencia de espectadores. Por suerte estamos en Donostia, una ciudad muy ligada al cine, porque en otros sitios los datos son bastante peores. Además no somos unos cines relacionados con los 'blockbuster', cuidamos mucho la programación, hacemos proyecciones de ópera, arte y ahora también musicales. También hemos dado un protagonismo especial a la versión original con buena aceptación.
– El rumor del cierre de los cines Trueba, y sobre todo los del Antiguo, es cíclico. ¿Que hay de cierto?
– Yo puedo hablar del hoy y la realidad es que tenemos nuestros cines abiertos y no hay plan de cerrarlos mañana o pasado. Lo que no puedo decir es qué pasará dentro de un año, de cinco o de diez. Durante la pandemia Sade hizo una apuesta por mantener los cines. Entonces tuvimos la opción de vender, con una oferta sobre la mesa, y en esta casa se decidió seguir adelante con nuestro negocio, ver cómo se recuperaba el sector. Se ha demostrado el compromiso que tenemos con esta ciudad. Eso no quita que si en un momento dado vemos que no es viable que se mantenga un cine y tenemos una oferta, se tome la decisión. Ya hemos visto que el sector no va a crecer más y nosotros seguimos manteniendo nuestro compromiso buscando nuevas actividades. Del futuro no puedo hablar, pero hoy en día no tenemos intención de vender. En esta empresa cuando se ha entendido que hacían falta nuevos cines se abrían, y cuando vio que la demanda ya no era la misma ha ido cerrando. Creo que una de las cualidades de esta casa es que ha sido adaptarse y seguir en el mercado ofreciendo lo que entiende que el público quiere.
– La deriva al sector hotelero es significativa, con casi el 89% de sus empleados dedicados a esa parte del negocio. ¿No les preocupa que en el futuro pueda suceder como con los cines, que haya más oferta que demanda?
– Puede ser. No podemos prever lo que va a pasar en el sector. Nosotros pretendemos contar con una oferta con garantías. Si en el futuro baja la demanda la empresa se irá adaptando como en estos cien años. La mayor virtud de Sade es la adaptación y tenemos que mantener eso como una seña de identidad.
– Iban a abrir el Bellas Artes en 2024, luego este año y ahora parece que la inauguración será en 2026. ¿A qué se deben estos cambios de fechas?
– Finalmente se abrirá en 2026. Los retrasos se han debido a la complejidad del proyecto; a todo lo relacionado con mantener la fachada, que era uno de los requisitos que nos exigía la normativa municipal y que hemos asumido con gusto. Tiene cuatro plantas bajo tierra para garaje. Excavar teniendo que mantener la fachada ha sido muy complicado y eso nos retrasó mucho.
– ¿Cómo va a ser la gestión con la cadena Hilton?
– Aquí hay que aclarar las cosas. Lo vamos a gestionar Sade. Esto es un acuerdo de franquicia con Hilton. Nosotros vamos a vender a través de ellos y va a tener una marca de Hilton, en este caso Curio, que viene de curiosidad. Está asociada a hoteles ubicados en edificios emblemáticos. Nosotros vamos a poner en marcha un hotel de la marca Curio de la cadena Hilton. La gestión, el personal y la responsabilidad es de Sade.
– Son una empresa que hace gala de donostiarrismo. ¿Les duele que haya un sector de ciudadanos contrarios al proyecto?
– Es una pena que haya gente que esté en contra del proyecto antes de conocerlo. Entiendo que cuando vayamos a abrirlo, tendremos que explicar la realidad del hotel. Cuál ha sido la historia y por qué lo hemos hecho. Me gustaría que la gente le diera una oportunidad antes de valorarlo. Luego, si lo que ven no les gusta, si creen que lo que hemos contado no es fiel a lo que tenía que ser, se podrá hablar. Me gustaría que la gente estuviera orgullosa de que el edificio vuelve a ponerse en marcha y va a ser un punto de entrada a la ciudad. Lo estamos haciendo con todo nuestro cariño, con todo el interés en recuperar el edificio tal y como era y esperamos que la gente lo perciba así, que le dé una oportunidad.
– En 2016 el Ararteko dijo que no se había mantenido el edificio en condiciones. ¿Puede aclarar si la Sade dejó que terminara en ruina para reconstruirlo y hacer apartamentos o un hotel?
– Durante ese camino de conflicto Sade–Ayuntamiento hubo varias propuestas, algunas de ellas incluían un cine en la parte de abajo. Es cierto que ese conflicto duró muchos años, hubo un desencuentro. Yo llegué a esta casa en 2020 y lo primero que hice fue intentar aclarar qué se podía o no hacer en ese edificio. Pregunté en el Ayuntamiento cuál era la ley, qué nos limitaba. El Ayuntamiento ha sido muy claro y, añadiría, firme con nosotros. Nos han dicho qué no podíamos hacer ni hoy, ni mañana, ni pasado. Hemos intentado adaptarnos a la ley para poner en valor el edificio y ponerlo en marcha. A partir de ahí las cosas con el Ayuntamiento han ido de una forma más normal y lógica porque hemos cumplido con lo que dice la normativa.
La fecha oficial del centenario es el 28 de diciembre, pero Sade ha decidido celebrarlo a lo largo de todo el año. El primer evento será en junio con un encuentro de accionistas y trabajadores.
De cara a los s y ciudadanos en general, a lo largo del año la empresa va a contar en la redes sociales su historia con entrevistas y testimonios de personas representativas de Donostia, del mundo de la cultura, de las instituciones, trabajadores que han estado muchos años en esta casa, espectadores que llevan mucho tiempo yendo a las salas y tienen vivencias para contar…
Los cines van a hacer dos ciclos especiales. En junio comenzará el primero con películas que recogen parte de esos cien años. Estarán acompañadas de coloquios posteriores porque «son cintas que giran sobre temas de actualidad aunque tenga muchos años. Queremos añadir debate porque entendemos que el cine es disfrute pero también reflexión». Tras el verano habrá otro ciclo en tono más solidario. Respecto a los hoteles han lanzado bonos a precios especiales, 100 a 100 euros en el Astoria Zinema y otros 100 a 200 euros para Lasala.
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