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A la misma hora en que otros museos recibían ayer a cientos de visitantes para celebrar su Día Internacional nosotros llegábamos a un rincón de ... Alkiza donde se encuentra uno de los museos 'secretos' de Gipuzkoa. Su artista, guía y recepcionista, el escultor Koldobika Jauregi, se movía en ese momento en su tractor después de cortar hierba. Preparaba ese espacio, Ur Mara, para el domingo, cuando ellos celebrarán la fiesta internacional de los museos. Y empezamos entonces un recorrido feliz por un lugar sorprendente que fusiona arte, naturaleza y pensamiento.
«Esto es como Chillida Leku pero en salvaje», bromeamos con el artista tras pasar la mañana entre las 17 hectáreas de robles, hayas trasmochas, río, praderas y esculturas de su museo. Se encoge de hombros. «No sabemos bien qué es, pero sí que queremos que sea: un lugar vivo, abierto a todos y que sirva para transmitir conocimiento», dice. Él respeta a Eduardo Chillida porque una beca del artista fallecido le sirvió de empuje en los inicios de su carrera.
Ur Mara tiene ya una década de vida y recibe más de 1.500 visitantes al año, de los cuales un tercio proceden del extranjero, pero para muchos guipuzcoanos sigue siendo un lugar desconocido. Todo es raro aquí, o quizás sea al contrario: es tan natural que fluye con pocas normas y menos protocolos. Para acceder hay que pedir hora en [email protected] o mediante Whatsapp en el 609 46 59 42. «Pensamos que es mejor conocerlo con una visita guiada en la que explicamos los detalles y respondemos a las preguntas», dice el artista. «Hubo momentos en que la gente entraba por su cuenta y notamos que pedía más información. Ahora guiamos la visita y la acomodamos al gusto de cada uno: hay quien quieren saber más de las esculturas, de la cantera, del huerto donde nacen las plantas para fabricar papel, de los árboles...». Porque de todo eso hay en Ur Mara.
Jauregi nació en Alkiza en 1959, fue becado por Chillida en 1991 y pasó cinco años en Alemania trabajando como artista. Con su compañera Elena Cajaraville, artista especializada en creación de joyas originales, decidieron volver a casa y crear junto al caserío familiar de Alkiza este museo donde exponer sus obras, recibir a otros artistas y pensadores y «hacer cosas». Nació así Ur Mara, denominación basada en un juego de palabras entre 'Umana', toponímico cercano, y 'Ura eramana', algo así como «llevado por el agua».
«Queríamos ser un museo privado, sin apenas intervención institucional, para ser más libres», rememora Jauregi. «También queríamos ser sostenibles en todos los sentidos: con los menores gastos posibles para no estar sujetos a las crisis, y respetuosos con la naturaleza al máximo». Poco a poco ha ido creciendo este museo donde pueden verse esculturas del propio Jauregi, una antigua calera del tipo francés con su pequeña cantera, un auditorio natural donde se celebran conciertos y un pequeño pabellón cerrado. «Cuando hacemos actividades contamos con colaboradores que nos apoyan, desde caseros de la zona hasta profesores universitarios».
Pero una descripción escrita queda corta para resumir un recorrido en el que no faltan sorpresas, como la cabaña dedicada al filósofo Thoreau, 'Hitzaren babesa', donde el propio Jauregi y su chica vivieron de jóvenes un par de años fieles al más puro estilo de vuelta a la naturaleza, y donde ahora, una vez al año, el profesor Antonio Casado da Rocha celebra un encuentro vinculado al pensador fallecido hace dos siglos. También en las praderas de Ur Mara hay una especie de maqueta de la escultura creada para Baiona sobre el final de ETA, obra que aún sigue sin ser colocada en su destino.
Koldobika Jauregi mantiene su taller a la entrada del museo. «Yo sigo viviendo de mi trabajo como artista, el museo bastante hace con autofinanciarse», dice. Por un lado desea que la gente se acerque a Ur Mara; por otro, destaca que su secreto es visitarlo con poca gente, como hicimos nosotros ayer.
El espacio de Alkiza celebra su propio Día de los Museos este domingo. A las once habrá una visita guiada y a las doce y media música en vivo con Susana Cencillo. La reserva previa puede hacerse en [email protected]. Es un museo secreto... aunque sea «secreto a voces».
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