El cantante que seguramente mejor ha musicado a los grandes poetas españoles sigue en la brecha a los 86 años con sus canciones y con ... la mirada reivindicativa a favor de las emociones y por encima del ruido que, dice, machaca a la juventud. El músico de ascendencia vasca estará acompañado en Chillida-Leku por tres músicos, mañana desde las siete de la tarde, en un recital que incluye un homenaje a Georges Brassens.
- ¿Qué es 'Vivencias'?
- Un poco como en la vida. El resumen de todos los lugares donde he estado y cantado, que he vivido, que me han visto, que he visto. Es un poco un recorrido vital. De haber estado en el caserío de Aduna, en Perpignan, en Barcelona, París.
- ¿El marco de Chillida-Leku aporta un extra al concierto?
- El lugar es un poco mágico. Chillida, como gran artista que era, no solo era escultor de formas, también lo era en estilo, en su manera de ser. Escogió ese lugar precioso y esa magia te transmite una fuerza para sacar mejor las canciones.
- Va a dedicar un pequeño homenaje a Brassens, del que este año se celebra su centenario.
- Considero a Francia como la capital del mundo de la canción. Y tiene a su representante, que es Brassens. Para mí es el Juan Sebastian Bach de los cantautores. Cantarlo es tocar el cielo.
- ¿Qué ha sido lo más importante a lo largo de su carrera para que escogiera unos textos y no otros para sus canciones?
- No en todos los que se escogen logras entrar. Hay poemas que me gustan mucho y tienen profundidad, pero no he sido capaz de sacarles el jugo. Se quedan esperando que quizás un día lo logre. La otra experiencia es cuando lo consigues. La primera vez fue con un poema de Góngora, 'La más bella niña'. (Canta): «La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola y ayer por casar». Estaba en París actuando en un cabaré y había una chica muy maja que venía casi todas las noches, con su silla de ruedas, y siempre me pedía esa canción. Me decía que era preciosa y al final me convenció.
- ¿Y después?
- Después Lorca. Y Lorca me presentó a Quevedo, este a Alberti y así. Después fui conociendo también la canción vasca. Voy a este concierto con la añoranza de que Imanol ya no está, Xabier Lete y Laboa tampoco. Va a ser también un homenaje a ellos. Cuando volví a España el primer concierto lo di en Manresa y estaban Mikel Laboa y Lete, que no paraba de decirme que yo era bueno. Al día siguiente comimos en casa de Pi de la Serra y me lo seguía diciendo. Ahora no sé lo que se cuece en la canción vasca, pero seguramente lo mismo que en todas partes: la americanada.
«Para mí Francia es la capital del mundo de la canción y Brassens, el Bach de los cantautores»
- ¿De los poetas que conoció en vida quién le marcó?
- Todos en cierta manera porque han sido encuentros desde el cariño. Pero con algunos fue un o más cercano. Con Blas de Otero, cuando nos veíamos en París, o con Gabriel Celaya. Me hubiera gustado conocer a García Lorca, ¡cuántas canciones habríamos hecho! ¡Madre mía!, mejor no tocar eso. Y hay un poeta argentino, Raúl González Tuñón, al que le tuve un cariño especial.
- ¿Poner música a grandes poetas fue un obstáculo para componer sus propias letras?
- No, el obstáculo es que no tengo el talento para escribirlas. Lo tengo para percibirlo. Intuición para saber que un poema puede ser una canción. Eso sí, pero zapatero a tus zapatos, ya está.
- La figura del cantautor fue muy importante en el final del franquismo y principio de la democracia. ¿Pesaba más lo político que lo musical?
- La parte política, claro, porque era una lucha abierta contra el fascismo, contra una dictadura feroz y asquerosa. Pero por mucho que quieras politizar si el poema no tiene la fuerza de hacerte vibrar, de removerte para que tomes conciencia de las cosas, se queda en un intento en vano. Por ejemplo Cernuda dice «Ellos, los vencedores./ Canes sempiternos,/ de todo me arrancaron/ me dejan el destierro (…) Un día tú ya libre/ de la mentira de ellos/ me buscarás entonces;/ ¿Qué ha de decir un muerto?». ¡Amigo! Eso es pura poesía.
- ¿Qué supuso para la España cultural de entonces el concierto en París del Olympia en 1969 y el disco que allí se grabó?
- Fue un espejo que reflejaba la vida contenida que había en la sociedad y en la juventud. Y ese fascismo que nunca fue aceptado por buena parte de la sociedad. Y ahora estamos viviendo… Pedro Sánchez lo que está haciendo es limpiar este país de todo este fascismo de mierda, asqueroso. Y el tipo este que representa a los populares, en vez de Casado debería reemplazar la c por una p. El proceso de Núremberg, que se hizo tras la II Guerra Mundial, ahora se produce en España. Más vale tarde que nunca.
«Voy a este concierto con la añoranza de que Imanol ya no está, tampoco Xabier Lete, ni Mikel Laboa»
- ¿Qué significa para usted subir a un escenario a sus 86 años?
- Una continuidad. Es mi arroz con leche. Pero en este concierto también pienso atizar un poco a los vascos. Jamás he aceptado la ikurriña.
- ¿Y eso?
- Porque no es una bandera vasca, es inglesa. La creó Sabino Arana, que para mí es un mamarracho y un reaccionario. A mi tío Ramón, cuando yo estaba en el caserío, muchas veces le oía decir Jangoikoa eta lege zaharrak. ¡Dios y leyes viejas! Fíjate que frase más reaccionaria. Y esa frase es de Arana. Ese tipo no tenía ni puta idea de diseño, ni capacidad de representar gráficamente un país. Cogió una bandera inglesa porque tenía una gran simpatía por los ingleses, le cambió los colores y la considera una bandera vasca. Pues no señor, no lo es. Lo que tendríamos que hacer es crear un grupo de protesta y encontrar una bandera que represente a los vascos.
- ¿Complicado a estas alturas?
- Siempre estamos a la altura que estamos. Quizás tarde 50 años en que se tome esa conciencia, imagina que entonces recordamos esta conversación. Estaríamos contentos.
«Jamás he aceptado la ikurriña. La creó Sabino Arana, un reaccionarioy un mamarracho»
- Vive en Cataluña. ¿Cómo es su día a día?
- Si yo lo supiera. Van pasando cosas. O no pasan, hay días más divertidos que otros. Voy disfrutando en cada momento. Y de vez en cuando coges un poema y dices, esto es una canción. Lo logras y entonces en vez de desplazarte andado lo haces bailando.
- ¿Podemos esperar un disco nuevo?
- Ya me gustaría, pero no lo sé. A veces lo pienso, pero me entra como pereza. ¡Fíjate, a estas alturas!
- ¿Algún poeta actual al que le gustaría musicar?
- Siempre ha habido poetas y los habrá. Pero o no los conozco o no han publicado o no voy bastante a las librerías a buscarlos.
- ¿Cree que sus canciones llegan a los jóvenes?
- Sí, pero no por ser joven, sino por sensibilidad. A la juventud la están machacando con una porquería de música que se ha expandido. Mejor casi ni hablar porque el daño que han hecho a toda una generación no tiene nombre. El ruido ha reemplazado a la música. Si se trata solo de mover el esqueleto, vale. Pero también hay que mover el corazón, las emociones, el alma.
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