Los jugadores saludan a la afición al término del encuentro para agradecerles su apoyo. F. de la Hera
Siete metros

Máxima ambición

Pese al dolor, toca valorar que el club ha quemado etapas de manera inteligente: ascenso, fase final de la Copa, Champions... hasta ser uno de los mejores de la Asobal

Iraitz Vázquez

San Sebastián

Martes, 29 de abril 2025, 23:54

Pese a la tristeza por la eliminación, el crecimiento sostenido del Irudek Bidasoa Irun en los últimos años tuvo ayer probablemente su momento más emocionante ... con un Artaleku lleno hasta la bandera y una afición entregada en unos cuartos de final de la European League. No era para menos. En juego estaba la Final Four de una competición europea. El sueño se escurrió entre los dedos frente a un Melsungen superior, pero el hito logrado la noche del 29 de abril de 2025 -así se debe considerar alcanzar esta fase de la competición- difícilmente se podría entender sin echar la vista atrás y analizar la evolución del club desde aquel 7 de mayo de 2011 cuando se jugó a vida o muerte contra el Ademar B no descender de División de Honor B, lo que habría conllevado su inevitable desaparición

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Los jugadores de la casa con el apoyo de una afición que arrima el hombro en el barro o en las grandes canchas del continente lograron que aquella tarde Artaleku fuera una olla a presión y, con el paso de los años, se pudiera vivir una noche como la de ayer, a pesar del dolor por la derrota.

¿Y ahora qué? Es la pregunta que se hacían los aficionados del Bidasoa mientras salían de Artaleku. La ambición es máxima y el techo estará donde el club se lo ponga.

En estos catorce años, el club ha ido quemando etapas de manera inteligente. Primero con el ascenso el 5 de junio de 2016; siguió una fase final de la Copa del Rey en León en junio de 2017, que entonces parecía lo máximo; después vino la Champions en 2019 y consolidarse como uno de los mejores equipos de la Asobal, capaz de competir de tú a tú a un Barcelona que aún se atraganta pero al que cada vez se está más cerca de doblegar.

En verano llegó Alex Mozas. Su aterrizaje no estuvo exento de polémica por la no renovación de Jacobo Cuétara, uno de los artífices de que el club esté ahora donde se merece. El madrileño tuvo claro que venía a una plaza complicada, pero desde el minuto uno demostró una ambición que ha trasladado a sus jugadores. «Es un club ganador y tenemos que hacer que siga siendo ganador», fue la frase que dejó en la presentación. La trayectoria del equipo le avala. Es tercero en Asobal e Irun va a organizar la fase final de la Copa. No hay límite.

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