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Alternativa para Alemania (AfD) fue el segundo partido más votado en las últimas elecciones alemanas y envió a 152 parlamentarios al Bundestag. Ninguna otra formación ... está dispuesta a pactar con ellos, en un férreo cordon sanitario, que en alemán se denomina Brandmauer, cortafuegos. Pero el muro tiene una brecha: el equipo de fútbol del Bundestag. Los parlamentarios se niegan a itir a sus correligionarios ultras y el caso ha llegado a los tribunales. Un juzgado de Berlín ha ordenado la isión de los diputados de AfD en el club, a lo que sus integrantes se niegan en redondo, motivo por el que ya han elevado una apelación a un tribunal superior. Alemania sigue la disputa con el máximo interés y, como en toda disputa futbolera, hay dos bandos irreconciliables.
Para jugar en el Bundestag FC se necesita ser o haber sido diputado y saber jugar. El equipo se mide a formaciones de empresas, organizaciones culturales y oenegés, con la condición de que los rivales sean mayores de 40 años. Suele haber nivel entre sus señorías, no juega cualquiera. Pero el problema no es futbolístico. En cualquier grupo de 152 alemanes hay varios que saben jugar, así que entre los parlamentarios de AfD tiene que haber futbolistas con nivel suficiente para fichar por el Bundestag FC. El problema es ideológico. «No quiero jugar con ultras», han declarado diferentes parlamentarios en los medios alemanes. «No quiero compartir vestuario con ellos», han señalado otros jugadores.
En las filas del equipo del parlamento llegaron a jugar dos cancilleres: Gerhard Schröder y Helmut Kohl. También ministros como Joshcka Fischer, Oskar Lafontaine y Wolfgang Schäuble, que debía de tener buen toque, antes de quedar parapléjico en un intento de asesinato durante un mitin.
El juez de Berlin ha señalado a sus señorías que sus propios estatutos les obligan a itir a jugadores de todos los partidos que componen el parlamento sin distinciones ideológicas. Hasta ahora la cosa se había regateado sin problemas, con una presencia escasa del AfD en el hemiciclo, pero con 152 parlamentarios (de los 736 totales) la presión aumenta. El capitán del equipo, el socialdemócrata de origen turco Mahmut Özdemir, se mantiene firme en su aplicación del cordón sanitario y no quiere saber nada de racistas, xenófobos y neonazis, en un equipo cuya camiseta es idéntica a la de la selección nacional alemana. El recurso ya está interpuesto y se augura un largo y estruendoso viaje hacia arriba de la apelación hasta las últimas instancias federales.
El Bundestag FC es una vieja tradición, ya que se fundó en 1967, aunque unos años antes ya había habido algunos partidos sueltos. Su primer encuentro internacional tuvo lugar en 1971, contra diputados suizos. El Bundestag FC entrena y juega sus partidos como local en el Friedrich-Ludwig-Jahn Sportpark, campo del Dínamo de Berlín, el que fuera equipo de la Stasi y el club más laureado de la RDA, con 10 títulos de Liga consecutivos desde 1979 hasta 1988, y que ahora deambula por la cuarta división.
Habitualmente, el FC Bundestag juega contra equipos aficionados los martes de sesión plenaria y una vez al año participa en el campeonato europeo parlamentario junto a las selecciones de diputados de Austria, Finlandia y Suiza. Tras la caída del Muro de Berlín, poco antes de la reunificación, el FC Bundestag se enfrentó al equipo de la Cámara Popular de la República Democrática Alemania. Obviamente, empataron. A dos.
Treinta y cinco años después de la unificación, el partido va 0-1 a favor de la AfD, con gol de un juez de Berlín, pero el FC Bundestag se cierra en defensa con disciplina prusiana y está dispuesto a dar la batalla hasta el final para que los ultras no entren al campo. Hay partido.
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