

Secciones
Servicios
Destacamos
M. S.
Sábado, 24 de mayo 2025, 09:50
A todo aquel que suele viajar al extranjero suele llamarle la atención la falta de persianas en las ventanas. Un elemento al que estamos tan acostumbrados y que regula nuestra relación con la luz y con el exterior. Si bien las persianas ofrecen beneficios prácticos, su uso excesivo podría llegar a afectar la salud, al «interrumpir los ritmos biológicos que dependen de la luz natural», según explica María Gil Díaz, arquitecta, interiorista y referente en neuroarquitectura.
María Gil, experta en el estudio del impacto de las construcciones y los espacios en la salud mental y física, sugiere que bajar las persianas para dormir «podría afectar directamente la salud». Gil afirma que «mantener las persianas cerradas por la mañana impide que la luz detenga la producción de melatonina y estimule el cortisol necesario para energizarnos».
Y es que «aunque las persianas se originaron para proteger a las personas del calor, hoy en día se usan para aislarnos también de la luz natural». Esta neuroarquitcta advierte que bajarlas podría tener un coste biológico, ya que «la luz natural es una necesidad biológica fundamental. Nuestros cuerpos evolucionaron bajo el sol durante millones de años y solo en los últimos 150 años introdujimos la luz artificial. Nuestros cuerpos necesitan sincronizarse con la luz solar como principal regulador del reloj biológico, a pesar de vivir en entornos cada vez más artificiales», destaca.
«Despertar en completa oscuridad es percibido como una amenaza por nuestro organismo, causando irritabilidad, menor claridad mental y afectando eventualmente el sistema inmunológico». Por lo que la experta promueve diseñar espacios que faciliten «amanecer con luz solar, ya que el despertar natural reduce riesgos de salud como estrés, depresión y ciertas enfermedades graves».
La dependencia de las persianas en España se atribuye a factores culturales, que según la experta van desde la protección lumínica, acústica y climática hasta al vandalismo e intimidad y privacidad. «No es casualidad que en los países nórdicos no haya persianas. Allí valoran más la luz natural», destaca antes de recomendar otras alternativas a las persianas que permiten privacidad sin tener que renunciar a la luz natural, como son las «celosías, vidrios traslúcidos y cortinas de tejidos naturales».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran a una mujer de 79 años muerta desde hacía varios días en su domicilio
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.