Osasuna aprovecha el vértigo del Atlético a domicilio y sueña con Europa

La aspiración europea de Osasuna pudo más que el objetivo del Atlético de sellar el tercer puesto y preservar, aunque remotamente, sus opciones de acabar subcampeón, ya definitivamente extintas. Un partido dinámico en contraste con las últimas salidas colchoneras en Liga acabó sin embargo de forma parecida. Los goles de Catena, rey en las alturas del balón parado que tanto rédito da a los navarros, y Budimir, de oficio goleador, provocaron otro tropiezo de un equipo rojiblanco que acusa el vértigo lejos del Metropolitano lo suficiente para acabar el curso demasiado lejos del Barça y el Real Madrid.

El alegre intercambio de incursiones inicial propició las primeras ocasiones. Julián Álvarez comandó el juego colchonero entre líneas y Budimir mantuvo con su impagable esfuerzo la amenaza navarra en las acciones a balón parado y los centros laterales. Precisamente así llegó el primer gol del partido, tras un saque de esquina, pero no fue el ariete croata sino un zaguero como Catena, también poderoso en las alturas, el ejecutor.

Reaccionó Simeone intercambiando las posiciones de Barrios y de Paul, y el canterano le dio otro aire al equipo colchonero por el costado derecho, donde se entendió a la perfección con Llorente. Desde ese perfil diestro se fabricó la réplica rojiblanca, que también llegó de testa. La tuvo Sorloth, que remató de cabeza en plancha, pero demasiado centrado y por tanto se encontró con la estirada de Sergio Herrera para evitar el empate.

Todavía por debajo en el marcador tras la pausa, el Cholo apostó definitivamente por los carriles con la entrada en acción de Samu Lino, un interesante revulsivo en las últimas semanas. Sin embargo, la reanudación estuvo marcada por el susto con Barrios, sustituido tras una acción desafortunada con Llorente de por medio en la que se golpeó la cabeza y que le provocó una conmoción cerebral.

El '8' atlético se recuperó para alivio general pero ni un cambio extra evitó que el técnico argentino agotase sus relevos con 25 minutos de juego por delante. Síntoma de que no le estaba gustando en exceso el desempeño de su equipo. Y es que el dominio territorial colchonero en el tramo final fue inocuo, pues no provocó ni cosquillas a Osasuna. El filo fue cosa de Budimir, un ariete de la vieja escuela capaz de facturar una veintena de goles en esta Liga. El croata puso la puntilla a otro duelo decepcionante del Atlético, a domicilio ni la sombra de lo que es habitualmente en el Metropolitano, para delirio de El Sadar, que sueña con Europa.

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