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Solo quedan en pie los Juegos Olímpicos de Asterix. El mismo día que se aplazan oficialmente los de Tokio, se anuncia el fallecimiento de Albert ... Uderzo, autor del personaje del pequeño galo y su aldea, que aún resiste el asedio de los romanos, esos locos.
'Asterix en los Juegos Olímpicos' es toda una lección de historia. Con todas las libertades del arte, el libro descubre aquellas competiciones de la Antigüedad, donde se medían las diferentes ciudades-estado del mundo helenístico. Atenas, Esparta, Roma. Toda clase de personajes van apareciendo en sus páginas, cada uno con sus características, pintando un lienzo del universo mediterráneo (el centro del mundo entonces) más que interesante.
Los galos deciden apuntarse a los Juegos al ver que los romanos que les asedian van a enviar a su mejor hombre, al que derrotan cada vez que se lo cruzan en el bosque. Tras un viaje hasta Grecia que desmitifica las epopeyas homéricas, Asterix, Obelix y el resto de hombres de la aldea llegan a Atenas por el puerto de El Pireo y saben apreciar la grandeza de lo que encuentran, lo divino (el Partenón, la mitología, las estatuas...) y lo humano (la gastronomía, la música, el baile...).
Ponen rumbo a Olimpia, donde cada cuatro años se celebraban los Juegos Olímpicos, que eran la más importante pero no la única gran competición de la antigua Grecia. Se cuentan todo tipo de hazañas deportivas a cargo de atletas de proporciones perfectas, ante quienes Asterix tiene que tirar de ingenio.
Aquellos Juegos cayeron en decadencia y desaparecieron ya en el cuarto siglo después de Cristo, hasta que el barón de Coubertin decidió recuperarlos a finales del siglo XIX. Como todas las grandes ideas deportivas de los últimos cien años, fue una idea sa. Los primeros Juegos Olímpicos modernos se disputaron, cómo no, en Atenas en 1896.
La competición, como en la Antigüedad, se concentra en unos pocos días y el periodo en el que se organizan es una Olimpiada, cuatro años. La Olimpiada no son los Juegos Olímpicos, sino el tiempo que va de unos a otros. Desde Atenas 1896, solo se han suspendido en tres ocasiones: 1916, 1940 y 1944 por las dos guerras mundiales. Nunca se han aplazado un año.
Este verano no se podrá ir a Tokio. Los Juegos se disputarán, por primera vez en la historia, en casa. Los dejó dibujados Albert Uderzo antes de irse.
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