«El bienestar del entrenador no puede ser el gran olvidado»

El 24 de abril Imanol comunicó a la Real que no iba a aceptar la oferta de renovación que tenía encima de la mesa para continuar en el banquillo txuri-urdin y que concluiría su etapa de seis años y medio al frente del equipo al finalizar la temporada. Fue una decisión que se demoró durante muchos meses en el tiempo.

El oriotarra explicó que el motivo principal de su salida era que «no había ganado lo suficiente», si bien también reconoció que se marchaba con «pena» del club de su vida. «Puede interpretarse como una decisión profundamente emocional, cargada de autoconciencia y madurez psicológica», sostiene Edurne Munarriz.

«Refleja una profunda introspección. Reconoce que seguir por inercia o por afecto al club no es saludable ni para él ni para el equipo. Esto demuestra una alta inteligencia emocional, al saber cuándo decir basta, incluso en un entorno afectivo», descubre.

Para Munarriz «tomar distancia de algo tan vinculado a su identidad –el club que ama– es una decisión extremadamente dura. Supone una ruptura con una parte esencial de su vida. Se trata de un acto de honestidad personal y lealtad emocional hacia algo que considera suyo. Desde esta perspectiva, no continuar es una forma de cuidado hacia el club, hacia el proyecto y también hacia uno mismo».

¿Había un mejor momento para irse? «Probablemente no», según Munarriz. «Nunca hay un momento perfecto para dejar aquello que amas profundamente, pero sí puede haber un momento justo. Cuando ya no puedes aportar con la misma energía. Su decisión es un acto de valentía y honestidad, no de huida», finaliza.

Un día después de terminar la temporada tras caer eliminado del playoff de ascenso a la ACB ante Estudiantes, Mikel Odriozola transmitió por sorpresa al club que no continuaría el curso que viene, pese a quedarle un año más de contrato. En su despedida no pudo ocultar su emoción y la necesidad de cambiar de aires.

«Su salida ofrece una excelente oportunidad para analizar una situación que cada vez gana más visibilidad: el coste emocional y mental del rol del entrenador, y cómo el bienestar del líder del equipo también requiere atención y acompañamiento psicológico», inicia Munarriz.

«Menciona que su cuerpo le pedía terminar la etapa y 'hacer un reciclaje mental', lo que nos habla de una acumulación de estrés prolongado, carga cognitiva y presión emocional. Aunque el rendimiento del equipo haya sido satisfactorio, su salud mental se vio afectada», destapa.

«Odriozola venía de un entorno de laboratorio, lo cual ya supone un salto enorme en términos de exposición, presión, liderazgo y toma de decisiones. Además, él mismo reconoce que este año ha empezado con un psicólogo deportivo que le ha ayudado a enfocar mejor. Es un punto de inflexión. El entrenador también necesita ayuda para sostener al grupo».

Odriozola incide en su discurso en ser «honesto», lo que en psicología deportiva se interpreta «como un modelo de gestión saludable de autocuidado, especialmente en un entorno donde muchas veces el entrenador se ve forzado a aguantar sin reconocer sus límites».

«El entrenador es pieza clave del sistema y su salud mental es tan fundamental como la táctica o el resultado», concluye Munarriz.

José Luis Sánchez Vera también asombró a los aficionados de la Real cuando trasladó al club su intención de dejar el banquillo del equipo femenino una vez terminase la temporada, a pesar de contar con contrato en vigor. El madrileño, que cogió las riendas de la Real el pasado verano siendo la apuesta más ambiciosa del club para el banquillo del femenino, fue muy sincero al confesar que «casi recién llegado sentí que este no era mi sitio».

«Esto demuestra un fuerte desencuentro entre sus expectativas profesionales y la cultura organizativa real del club. Es un fenómeno conocido como disonancia entre identidad profesional y entorno organizacional», explica Munarriz desde el punto de vista de la psicología deportiva.

Además, se refiere a «la alineación emocional», cuando el técnico reconoció que «no me parece justo trabajar sin sentir». «En el deporte de alto rendimiento, donde el compromiso y la entrega son totales, si el profesional no logra conectar emocionalmente se produce una desconexión motivacional que afecta tanto al bienestar como a la eficacia del liderazgo».

«Sánchez Vera identifica que el club está en un proceso de transformación, pero que los tiempos y dinámicas no están alineados con su estilo de trabajo. Es una señal de madurez. Aceptar que un contexto aún no está preparado para un determinado tipo de liderazgo también es parte de ser un buen líder», detalla la psicóloga.

En palabras de Munarriz, «su caso refuerza que el bienestar del entrenador no se mide solo en resultados» y también incide en que «la conexión emocional y el ajuste cultural son determinantes para la sostenibilidad del liderazgo».

Después de tres temporadas en las que le ha dado tiempo para afianzar al Eibar en la élite de la Liga F y un último curso en el que ha conseguido firmar la mejor clasificación en la historia en Primera División, Yerai Martín abandona el equipo femenino armero, pese a que el club quería que continuase.

El andoaindarra justificó su decisión al «desgaste» sufrido durante este tiempo que le ha «vaciado», lo que demuestra «un agotamiento emocional significativo, común en profesionales que se enfrentan a altos niveles de presión y responsabilidad», analiza Munarriz.

Según la especialista, «a pesar de que el club deseaba que el técnico siguiera, él decide finalizar su etapa, lo que subraya la importancia de la autonomía personal y la necesidad de priorizar la salud mental sobre las expectativas externas».

«Su decisión pone de manifiesto la necesidad de integrar prácticas de autocuidado en la rutina de los profesionales del deporte. El autocuidado no solo mejora el bienestar emocional, sino que también puede prevenir el agotamiento y mejorar el rendimiento a largo plazo», valora.

«Menciona que dejar el cargo era 'lo mejor para él', lo que refleja un proceso de autoconciencia y la capacidad de tomar decisiones difíciles en beneficio propio. El equilibrio entre la vida personal y profesional es crucial para mantener un rendimiento deportivo óptimo», apunta también.

Por último, aporta que «las explicaciones de Yerai ofrecen una valiosa lección sobre la importancia de reconocer el desgaste emocional y la necesidad de tomar decisiones que prioricen el bienestar personal del entrenador».