La aeronáutica vasca y el vino se juegan más de 270 millones por los aranceles de Trump

No obstante, hay que hacer la salvedad de que todavía nadie sabe a ciencia cierta si los aranceles del 25% se aplicarán solo, que no es poco, a los aviones del consorcio europeo Airbus y por tanto a sus proveedores, o también a los fabricantes que exportan piezas a Estados Unidos para ser utilizadas, por ejemplo, por Boeing. DV intentó ayer clarificar esta cuestión solicitando información al clúster Hegan, pero éste declinó la invitación.

Las empresas guipuzcoanas del sector aeronáutico confían en esquivar los efectos negativos de los aranceles gracias a su amplia cartera de clientes. De hecho, la mayor parte de ellas no trabaja directamente para Airbus, sino para proveedores que suministran piezas a todo tipo de compañías, entre ellas la norteamericana Boeing.

Egile es la empresa más potente de este sector en Gipuzkoa. En su sede de Mendaro reinaba ayer la tranquilidad, aunque reconocían que apenas disponían de datos sobre el alcance de la medida.

Philippe Roulet, director comercial de la compañía, afirmaba que los aranceles «no nos afectarán mucho. Fabricamos piezas para el motor 'leap', que tiene unas ventas aseguradas de 20.000 unidades. Por tanto, ni la crisis del Boeing 737 Max ni este caos comercial referido a Airbus incidirán a corto plazo en Egile, porque el ritmo de trabajo es tremendo. Incluso se puede decir -añade Roulet, no son cierta ironía- que al sector le puede venir hasta bien un pequeño parón para recuperar un ritmo normal». El directivo de Egile subraya que tampoco se verán afectadas las inversiones, debido a que disponen de un colchón de pedidos importante.

Roulet explica que Egile tiene además la ventaja de contar con una división muy potente dirigida a la fabricación de helicópteros con clientes muy diversificados. Por otra parte, Estados Unidos no ha sido un destino prioritario para estos aparatos porque, como señala el directivo, «históricamente el proteccionismo ha sido muy alto al tratarse de un tema militar».

Roulet explica que la firma de Mendaro está trabajando en sistemas críticos y de transmisión, así como en componentes del tren de aterrizaje. «Parte de estos equipos son para Airbus, pero también para Boeing y Safran, líder mundial en muchos de los sistemas que fabricamos. Este grupo no depende de un constructor, de manera que estamos muy diversificados».

Por tanto, partiendo de esta visión global, Roulet concluye que «no estamos preocupados. Quizá sí lo estén empresas muy grandes y que tengan en Airbus su cliente principal. Estamos ante un pequeño catarro que afecta a un sector robusto. Así que estamos tranquilos».

Eyher mantiene con Airbus una relación iniciada hace tres lustros, a través de Gamesa Aeronáutica, la actual Aernnova Aerospace. La empresa de Andoain ha proporcionado al consorcio europeo, bien directamente o a través de sus proveedores, plataformas elevadoras y carros motorizados para las plantas de fabricación de piezas. El proyecto más emblemático ha sido la plataforma de 400 metros cuadrados utilizada para cargar el Beluga, el gigantesco avión que utiliza el consorcio para transportar las piezas que fabrica en sus diversas plantas europeas.

César Trocaola, director técnico-comercial de Eyher, hace la salvedad de que para conocer el impacto de los aranceles «primero habrá que saber si quieren imponerlos a los aviones o a los componentes. Si es a los primeros, a mi empresa no le afectará, porque Airbus seguirá ensamblando aviones y los venderá donde sea. Además, nosotros también tenemos como cliente a Boeing».

Trocaola señala que en estos momentos Eyher «no está fabricando nada directamente para Airbus, sí para Aernnova, que es proveedora de piezas que se instalan en la cola de los aviones del consorcio. Nosotros diseñamos para Aernnova plataformas elevadoras que se utilizan en la construcción en esos aviones».

Trocaola subraya que el mercado principal del consorcio europeo no es Estados Unidos, sino que «se está enfocando más hacia países asiáticos y árabes, India, China... Si pierde cuota de mercado en Estados Unidos, intentará recuperarla en otras áreas. Por otra parte, hay empresas vascas con plantas en Estados Unidos. A ellas les puede venir incluso bien que se impongan trabas a la importación de piezas», concluye el directivo de Eyher.