
Unai Andueza
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Unai Andueza
Unai Andueza Iraeta (Azkoitia, 1973) acaba de cumplir poco más de un mes al frente del departamento de Promoción Económica de la Diputación de Gipuzkoa, ... después de que Ane Insausti, su antecesora, emprendiera una nueva aventura en el sector privado. Un cambio «natural», como dice, puesto que el azkoitiarra ha sido director de Proyectos Estratégicos en los últimos años. La mayor diferencia, apostilla, «está en la exposición pública, en representar a la Diputación, en los actos, en las fotos...». El fondo de su trabajo sigue siendo el mismo: escuchar a las empresas, detectar oportunidades, anticiparse a los riesgos. Y en esta entrevista, que le sirve como carta de presentación, no rehúye ningún tema, algo últimamente difícil de ver.
– El Gobierno central presentará antes de verano el plan quinquenal para la electrificación. ¿Hay un problema real de a la red eléctrica en Euskadi?
- Sí, lo hay. Estamos en plena transición ecológica y necesitamos una red que permita a las industrias electrificarse. Hay proyectos reales que pueden quedar bloqueados si no se actúa. Desde la Diputación estamos trasladando al Gobierno central esta realidad. No hablamos de hipótesis, hablamos de necesidades concretas del tejido industrial.
- ¿Qué margen de actuación tiene la Diputación ante este problema, que depende de Madrid?
- Nuestro margen es limitado, pero no inexistente. Lo que sí hacemos, y con insistencia, es trasladar tanto al Gobierno Vasco como al Gobierno central una imagen clara, realista, de lo que está pasando. Les decimos: estas son las necesidades de potencia, estas son las inversiones comprometidas, estos son los polos que estamos desarrollando. Nuestra labor es acompañar, empujar, poner sobre la mesa la urgencia. Porque no estamos pidiendo por pedir: lo que queremos es que no se frene el desarrollo económico del territorio guipuzcoano.
- ¿Este problema de saturación eléctrica se ha infravalorado? ¿Ha faltado previsión?
- Yo creo que no es tanto que se haya infravalorado, sino que la velocidad de la transición ha superado las previsiones. Estamos electrificando la industria, el transporte, los hogares… todo a la vez. Y eso exige una red mucho más robusta de lo que teníamos hace solo unos años. Es un cambio de paradigma. Por eso insistimos en que hay que planificar ya con visión de largo plazo. No podemos pensar en lo que necesitamos hoy, sino en lo que vamos a necesitar dentro de cinco o diez años si queremos descarbonizar de verdad.
- Hay consenso sobre la transición energética, pero también existe una fuerte oposición local a la instalación de parques eólicos en los montes de Euskadi.
- Yo lo que pregunto es: ¿cuál es la alternativa? Si queremos descarbonizar -y creo que hay consenso en eso- tendremos que asumir que el mix energético tiene que cambiar. Si no se quiere esto, ¿qué se propone? Si hay alternativas mejores, escuchémoslas. Pero si no las hay, habrá que apostar por ello, porque si no, no hay transición energética posible.
- Y sobre la movilidad eléctrica. ¿Hemos ido demasiado rápido con el coche eléctrico? ¿Usted se compraría uno?
- Quizás sí, los tempos han sido demasiado ambiciosos. Pero lo importante es no perder el rumbo: vamos hacia ahí, aunque haya que ajustar plazos. Yo personalmente sí me compraría un coche eléctrico, pero depende del uso. Mientras tanto, tampoco desmerezco otras tecnologías que también reducen emisiones.
- ¿Qué le están transmitiendo las empresas, en general, ante tanta incertidumbre?
- Ahora mismo, lo que me transmiten es, sobre todo, incertidumbre. Vivimos un momento complicado por la situación geopolítica, por los aranceles, por el rumbo errático de la política comercial estadounidense… Hay matices preocupantes, sí, pero los datos económicos de Gipuzkoa son buenos: empleo, ventas, indicadores generales.
- No obstante, Adegi y otras patronales alertan de marejadas. ¿Qué le dice esa preocupación creciente del empresariado?
- Yo respeto cualquier diagnóstico que hagan las patronales, partiendo de que tienen conocimiento del terreno. Pero insisto: los datos que manejamos hoy no nos permiten hablar de recesión. Hay incertidumbres, sí, algunos de nuestros principales mercados -Alemania, Francia- no atraviesan su mejor momento, pero el empleo industrial está creciendo, las ventas también… Yo veo el vaso medio lleno, sin caer en el triunfalismo.
- ¿Temen una oleada de ERTEs?
- No podemos descartarlo, nadie puede. Estamos en un escenario muy volátil y hay que estar preparados. Pero, a día de hoy, más allá de casos muy puntuales, no hay un volumen preocupante de ERTEs en el territorio. Nuestra obligación es tener preparada toda la batería de ayudas para acompañar a las empresas si eso llegara.
- ¿Cómo va el proceso para encontrar inversores para Astilleros Balenciaga? ¿Van a apurar los tiempos?
- Estamos en la recta final, eso es cierto. Hay dos propuestas sobre la mesa y se está trabajando intensamente, en coordinación con el Gobierno Vasco, que lidera el proceso. Desde la Diputación participamos en la comisión de seguimiento. Quedan pocos días (hasta mediados de mayo) y, como en todo partido importante, puede decidirse en el minuto 90. Pero se está haciendo todo lo posible para que salga bien.
- Su antecesora, Ane Insausti, señaló en estas mismas páginas que la automoción estaba «sufriendo». ¿Percibe lo mismo?
- Está en plena transformación. No solo porque haya una transición del motor de combustión al eléctrico o al de hidrógeno. Es que hay un nuevo modelo de movilidad que está cambiando el mercado. Algunas actividades sí lo están pasando mal, especialmente las que siguen centradas en componentes para motores de combustión. Pero otras se están adaptando. El sector se está achicando en algunos ámbitos -por ejemplo, China ya se autoabastece con sus propios fabricantes- pero también están surgiendo oportunidades. Es un momento de cambio, no de caída.
- Se habla constantemente del fuerte tejido industrial de Gipuzkoa, ¿pero esa mayor exposición a la demanda externa no nos puede perjudicar más?
- A mí me parece una fortaleza. Nuestra economía es más industrial que la media del Estado, y eso nos hace más dependientes del exterior, sí, pero también más competitivos. Lo importante es tener un tejido empresarial capaz de reinventarse, de abrir nuevos mercados. Lo hemos hecho antes, lo volveremos a hacer. Ahí está el ejemplo del tercer mercado de exportación para Gipuzkoa: Estados Unidos. Hace pocos años no lo era. Eso demuestra que sabemos adaptarnos.
- ¿Y qué papel juega México, donde muchas empresas vascas están implantadas?
- México es clave. Como mercado en sí mismo, por volumen, y como plataforma hacia Estados Unidos. Muchas empresas nos dicen incluso que estar allí les ha servido como salvavidas. De hecho, organizaremos una misión comercial a México este mes de junio. Es probablemente el país con más presencia de empresas guipuzcoanas en el mundo.
- Desde el Gobierno Vasco se ha lanzado un mensaje hacia las EPSVs: que deberían implicarse más en la economía productiva. ¿Está de acuerdo?
- Yo no soy quién para decirle a las EPSVs dónde deben invertir, pero lo que está claro es que buena parte de la calidad de vida que tenemos aquí está ligada a nuestro tejido industrial. Si fortalecemos la industria, también estaremos reforzando la base que sustenta muchas de esas EPSVs. Así que, indirectamente, creo que hay un beneficio mutuo.
- Otra de las variables para la atracción de talento es el sueldo. Aunque Euskadi esté a la cabeza del Estado, muchos jóvenes cualificados reciben retribuciones bajas. ¿Se puede vivir en Gipuzkoa con 1.200 euros? ¿Qué le dice un SMI vasco?
- Con 1.200 euros se vive justito, malamente, dependiendo de las circunstancias. Pero la clave no es subir el SMI sin más, sino generar empleo de calidad en sectores tecnológicos, innovadores, que puedan pagar mejores sueldos. Esa es nuestra apuesta.
- Otra de las grandes preocupaciones de las empresas es el absentismo. Gipuzkoa tiene una de las tasas más altas de Europa.
- Es una preocupación real, y desde la Diputación la compartimos. Pero el absentismo no tiene una única causa. Hay múltiples factores: evolución de valores, relación con el trabajo, cultura organizativa… Hemos puesto en marcha iniciativas para trabajar con las empresas precisamente en esto. Pero no todo es médico o estructural: hay empresas cercanas, del mismo sector y entorno, con tasas radicalmente distintas. Algo influye la forma de hacer las cosas.
- Europa va a invertir mucho en industria de defensa. ¿Debe Gipuzkoa posicionarse ahí?
- Ya estamos, en parte. Hay muchas pymes que trabajan en sectores que acaban teniendo aplicación en defensa: máquina-herramienta, aeronáutica, ciberseguridad… No hablamos solo de tanques o munición. Por ejemplo, la ciberseguridad es claramente un tema de defensa, y ahí Gipuzkoa tiene una posición fuerte en el ámbito industrial. No podemos cerrarnos, sobre todo en aquellos nichos donde ya tenemos posicionamiento y conocimiento.
- Entrando a los proyectos estratégicos, ¿qué postura defiende la Diputación en cuanto al TAV?
- La Diputación siempre ha apostado por la opción de Ezkio-Itsaso. Es más competitiva, más directa. Desde nuestro departamento, lo que decimos es que cualquier infraestructura que mejore la conectividad aporta competitividad al tejido económico. Lo importante es que se haga y que sume al desarrollo del territorio.
- ¿Ya saben qué empresas se van a instalar en el Polo biotecnológico de Illunbe?
- [Ríe] Si ninguno de mis compañeros ha soltado prenda, no voy a ser yo el primero. Lo que sí puedo decir es que están pasando cosas muy potentes en Gipuzkoa en el ámbito biotecnológico. Con terapias como CAR-T, estamos ante una auténtica revolución. El territorio ya es una referencia y vamos a ver más de una empresa queriendo instalarse.
- Otro de los proyectos estratégicos de Gipuzkoa es el Polo cuántico, con la llegada del superordenador de IBM y joyas como Multiverse Computing.
- Multiverse es importante por dos motivos. Uno: nace del DIPC, de la investigación pura hecha aquí, en Donostia. Es el ejemplo de cómo el conocimiento científico puede convertirse en empresa disruptiva. Dos: es clave en nuestra estrategia Gipuzkoa Quantum, dentro de la hoja de ruta cuántica de Euskadi, y será una palanca tractora de la economía.
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