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La realidad de las urnas frenó anoche la euforia que se había desatado en el PP tras la mayoría absoluta que los populares lograron en ... febrero en las elecciones gallegas. La formación conservadora mejoró resultados en las autonómicas de Euskadi y Cataluña, pero sigue sin despegarse con claridad de los socialistas. Sánchez y Feijóo volvían a verse las caras con sus respectivas marcas electorales tras las generales de julio de pasado año, en las que el líder socialista logró reeditar la presidencia, pese a no ser el ganador de los comicios.
El PP ha vuelto a ser víctima del cuento de la lechera y el cántaro se ha hecho añicos. Su triunfo europeo volvió a tener un sabor agridulce, ya que, como ya sucedió en las generales del 23-J, los populares no consiguieron esa holgada ventaja que se auguraba desde la sede de Génova y que los más entusiastas hablaban de doblar en escaños a los socialistas. Nada de eso ocurrió anoche y el presidente Pedro Sánchez, a pesar de estar inmerso en una vorágine personal de alto voltaje -con su mujer imputada en los juzgados- ha salvado más que los muebles de una situación comprometida. Y a expensas de lo que pueda esbozarse hoy en la constitución del Parlament, el líder socialista podría haber dado un paso de gigante para culminar esta legislatura.
Feijóo no logra doblegar con rotundidad a su eterno rival en las urnas y, pese a aventajar en cuatro puntos al PSOE, ha vuelto a trastabillarse en una campaña difusa, en la que no ha conseguido separarse con convencimiento de Vox, que para más inri, en lugar de aminorar sus apoyos sigue creciendo en las urnas.
El líder popular, en una encarnizada polarización con Sánchez desde hace meses, sigue sin despojarse con nitidez de su siempre peligrosa proximidad con la formación de Abascal, precisamente en unas elecciones en las que la amenaza de la ultraderecha en Europa era más que evidente. Y esa baza, la de situarse en la vanguardia de la lucha antifascista, la volvió a jugar Sánchez con convencimiento con el fin de repetir el rédito que obtuviera en las pasadas generales. El líder socialista ha vuelto a driblar la presión del PP y deja a Feijóo en una situación intermedia.
El dirigente gallego, que llegó a conformarse en un mitin con el empate con los socialista, volvió a caer en su propia tela de araña al no entrar al choque con los ultraderechistas. En sectores populares ven con inquietud estas victorias envenenadas e incluso algunos plantean la posibilidad de deshacerse de Vox en alguna comunidad autónoma para empezar a hacer un 'cruz y raya' con la ultraderecha, como en su día ya hiciera Pablo Casado en una moción de censura de Vox.
Sánchez ve recompensado haber enarbolado la bandera antifascista que de manera inquietante avanza posiciones en Europa. Y en Euskadi la posición del presidente volvió a ser rentabilizada por los socialistas vascos que lograron la medalla de plata por detrás de Bildu y por delante del PNV. Un resultado que abrillanta a los socialistas vascos su entrada en el próximo Gobierno Vasco de coalición que en los próximos días reeditarán con los jeltzales.
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