El chapuzas de las reformas se enfrenta a 7 años de cárcel por estafar a una treintena de afectados

El juicio se celebrará en la Audiencia Provincial de Gipuzkoa y está señalado para siete jornadas, dado el elevado número de denunciantes, un total de 28. De ellos tan solo uno era residente en Bilbao cuando contrató los servicios de Salazar. El resto, guipuzcoanos de Donostia, Lasarte-Oria, Irun, Oiartzun, Mutriku, Errenteria, Bergara, Tolosa y Pasaia. La Fiscalía de Gipuzkoa pide para él una pena de 7 años de prisión por un delito continuado de estafa. En la causa también están acusadas otras tres personas, dos hombres y una mujer, que habrían participado en algunas de estas obras ficticias para lucrarse ilícitamente. Para la mujer solicitan 6 años de prisión por un delito continuado de estafa, ya que se considera que actuó conjuntamente con el principal acusado en seis reformas. Los otros dos hombres participaron en una cada uno, y la Fiscalía pide dos años de prisión cada uno. Asimismo se solicita que se devuelva todo el dinero estafado, que supera los 260.000 euros.

Las estafas recogidas en el escrito de acusación de la Fiscalía se cometieron entre 2014 y 2020 en diferentes localidades de Gipuzkoa y una en Bilbao. En total, el número de damnificados y denunciantes presentes en esta causa asciende a 28, además de un aparejador contratado que no percibió el importe por sus trabajos. El caso llega a juicio ahora, tras pasar años bloqueado en fase de instrucción.

En todas ellas el «chapuzas» utilizó el mismo modus operandi que ha venido desplegando desde que se destapó su entramado ilegal. Según recoge el fiscal, era la «cabeza visible de un plan preconcebido» en el que ofertaba reformas de viviendas «a un tentador precio de 18.500 euros, mano de obra y materiales incluidos».

De ellos hacía publicidad mediante buzoneo. En todos los casos denunciados «tras convenir la reforma con los clientes, les facilitaba un nuevo número de teléfono presentándoles un presupuesto de obra, el cual incluía un pago inicial, entre el 30 y el 50% del total de la obra presupuestada», señala el fiscal. Después, el acusado «mandaba a las viviendas un conjunto de empleados a su servicio, los cuales se limitaban a tirar tabiques, quitar azulejos o picar paredes, simulando falsamente el inicio de obra, para después pedirles uno o varios adelantos para la compra de materiales, unas veces en metálico y otras a ingresar en cuentas» a su nombre y de los otros acusados. Una vez recibía esas cantidades, «dejaba de acudir obrero alguno, abandonando así las viviendas, dejándolas a su suerte y en consecuencia totalmente inhabitables».

Aunque los clientes intentaban ar con él les daba «largas» para después cortar todo tipo de comunicación. En algunos casos firmó un documento de reconocimiento de deuda y devolvió pequeñas cantidades a los clientes estafados, en todo caso muy inferiores al dinero estafado.

El chapuzas se encuentra cumpliendo condena en la prisión de Martutene por causas anteriores, entre ellas una sentencia de la Audiencia de Gipuzkoa, otra de un juzgado de Bilbao y otra emitida por un juzgado de Donostia. Todas por el mismo tipo de estafa.