El ingeniero vasco que soñó con el gasoil 'lowcost'

El camino de Joseba Barrenengoa (2 de marzo de 1963, Bilbao) en el mundo de las estaciones de servicio comienza hace veinte años. Por aquel entonces se dedicaba a la construcción de autovías en la zona norte, desempeñando su profesión como ingeniero. Cierto día creyó haber encontrado la oportunidad de ser su propio jefe, espoleado por el gen emprendedor de su padre, y adquirió una gasolinera en la localidad leonesa de Manzanal del Puerto. «Abordé este proyecto sin tener ni idea de gasolineras. Fui un inconsciente. Lo sé».

Por ello Barrenengoa decidió recurrir a un gestor que sí tuviera cierta experiencia. Durante dos años fue esta empresa la que estuvo al mando de la estación de servicio, de manera totalmente ineficiente. «Entre mi sueldo de ingeniero y lo que este gestor me pagaba, no llegaba a cubrir la cuota de hipoteca que tenía que pagarle al banco. Mi ruina era manifiesta. Decidí dejar la ingeniería en 2004 y marcharme a León de lunes a viernes a sacar por cuenta propia el negocio. Es ahí cuando empieza mi aprendizaje».

Comenzaba así un periodo de viajes entre Bizkaia y León, dejando su casa y sus hijas a cargo de su mano derecha en toda esta aventura, su mujer. Además, su hermano ejerció como ángel de la guarda en un momento en el que los bancos le cerraron las puertas. A partir de ese momento, con la gestión personal y directa de Barrenengoa, la gasolinera de Manzanal comenzó a ser rentable. «Fuimos una de las estaciones de servicio que más vendimos en España gracias a su situación geográfica, a las puertas de Galicia y por donde pasaba todo el transporte pesado. Pero me encontraba atado de pies y manos por una petrolera, Shell. Vendía mucho, pero no ganaba nada. Algo estaba fallando. Todos los beneficios de esos millones de litros que vendía se los llevaba la petrolera. Me dijo que esas eran las reglas del juego y yo les dije que hasta luego y rompí el contrato. Todo esto ocurre en 2007».

A partir de ese momento, comienza una andadura en libertad, lejos de la sombra de una gran petrolera. Pero también los años más duros para Barrenengoa. Se ve de nuevo obligado a captar todos esos clientes que había fidelizado para Shell. «Fueron los peores años de mi vida y pasé grandes apuros económicos, pero jamás se me pasó por la cabeza abandonar. Hay que reinventarse y buscar diferenciarte del resto».

Pero, ¿de dónde saca entonces este ingeniero el combustible ,tras haberse desvinculado de Shell? Por suerte para el CEO de Easygas existen docenas de operadores libres que no están bajo el paraguas de ninguna gran marca. «La diferencia de precio entre comprar a grandes multinacionales o a operadores más pequeños son unos pocos céntimos. Hablamos de tres o cuatro céntimos el litro. Gracias a estos márgenes empezamos a tener cierto oxígeno y es en 2012 cuando adquiero la estación de servicio de Galdakao. Pasan once años en los que no hago otra cosa que aprender».

Es en Bizkaia, su provincia natal, donde ondea por primera vez la bandera roja y naranja de Easygas. Barrenengoa reforma con sus propias manos un surtidor destartalado. Pronto las colas en la estación de Galdakao comenzaron a ser de impacto. «Fue el lugar idóneo para poner en práctica el modelo que tenía en la cabeza desde hace años. Pasamos de cero a cien en cuestión de una semana. Por aquel entonces no existía un modelo de gasolinera con precios bajos en Euskadi. A la semana las colas eran infernales. Allí me doy cuenta de que he dado con la fórmula mágica, con la gallina de los huevos de oro, pudiendo replicar el mismo modelo en otros sitios».

Del modelo que instaura en Galdakao al actual apenas ha cambiado nada, con solo un matiz. Barrenengoa buscaba tener un producto que le distinguiera del resto, incluso de las grandes petroleras. Es en ese momento cuando entra en liza el aditivo, el hecho diferencial de los combustibles. «Durante dos años trabajo con un laboratorio inglés y sacamos el aditivo EXPO P1000. Hace un mes sale un informe de combustibles en España, posicionándose como el mejor, por delante de los '' de petrolera. Además, se pone a la venta entre 0,20 y 0,25 más barato de media respecto a los combustibles mejorados del mercado. Vendemos aproximadamente diez veces el volumen de lo que vende una gasolinera normal».

El CEO de Easygas también ha apostado por el compromiso social. El 85% de sus trabajadores son personas con discapacidad. «Es otro de los factores que nos diferencian del resto de gasolineras 'lowcost'. Las personas necesitan personas y por eso nuestras gasolineras no están automatizadas. Trabajé con personas discapacitadas en Manzanal y quise replicar el modelo aquí».