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jaione alonso
Sábado, 11 de enero 2020, 07:39
No tienen la fama de la istración de lotería Doña Manolita de Madrid, o la Bruja de Oro de Lleida. La gente no ... hace interminables colas de más de tres horas para hacerse con un décimo de lotería. Ellas juegan en otra liga pero en Gipuzkoa también hay istraciones de lotería con solera que han repartido un gran número de premios. La número 8 de Donostia, el Tambor de Oro; la istración número 2 de Arrasate, conocida como Lotería Garai; y la Librería Odrietxe de Trintxerpe son los tres establecimientos guipuzcoanos en donde más se han acostumbrado a despachar miles e incluso millones de euros.
La extitular del Tambor de Oro, Nekane Goñi, repartió allá por 2004 casi tres millones de euros en una quiniela de fútbol, pero en lo que se hizo experta en los últimos años fue en dar de dos en dos los premios de la Lotería de Navidad. El responsable de que en 2013 aterrizaran 180 millones en Arrasate fue Joxe Mari Garai, quien con el 62246 alivió la debacle que supuso la caída de Fagor Electrodomésticos. De la variedad de premios de todo tipo que ha repartido el librero de Trintxerpe Javier Villaverde, destaca El Gordo de la Primitiva, con 12.500.000 euros.
El Tambor de Oro, Donostia
El Tambor de Oro es sin duda una de las istraciones más emblemáticas de San Sebastián y que más suerte ha repartido en su larga trayectoria. De su más de medio siglo de historia -se fundó en 1954-, Nekane Goñi ha sido su titular hasta abril de 2019, que pasó a manos de Josu Lobato. Goñi dejó su trabajo de enfermera y en 1983 sacó la plaza en la istración número 8 de la calle Narrika. «Mi máxima siempre ha sido que el cliente saliera feliz, con una buena atención, con o sin premio», asegura Nekane.
Y vaya si ha repartido felicidad. Para la historia quedan los 2,9 millones de euros de la Quiniela que dio el 1 de noviembre de 2004. «En los últimos años hemos dado los premios de Navidad de dos en dos y, además, hemos repetido muchísimo los quintos premios -2005, 2006, 2009, 2017 y 2018-», señala Goñi. El 22 de diciembre de 2018 distribuyó una serie completa, 10 boletos del 4211 -en total, 500.000 euros-, y quince series de un quinto premio, con el que entregó otros 900.000 euros. El mismo día, pero de 2017, también dio un segundo y otro quinto premio. Y así una larga retahíla de miles y millones de euros.
No sabe si es el famoso tambor que da la bienvenida en la puerta de la istración, por la que la gente pasa su boleto, pero Nekane Goñi se siente «afortunada». «Es una satisfacción enorme dar premios. La alegría y la ilusión que se respira en la gente y en los trabajadores es indescriptible. Los premios nos dejan contentos a todos. Al que lo recibe y al que lo da», dice orgullosa al explicar el que ha sido su trabajo -«duro y muy bonito»- durante 36 años.
El anecdotario es grande. Desde la «ancianita» que va todas las semanas diciendo «esta vez me toca y nunca le toca» hasta una mujer que se presentó con su hijo en brazos, «y me pidió que le pasara el décimo por encima». Goñi lo hizo y a la señora en cuestión le llovieron 125.000 euros. «Para el siguiente sorteo, le pedimos que nos dejara al niño en la tienda», recuerda.
A la extitular del Tambor de Oro le ha sucedido Josu Lobato, quien sigue con «la misma ilusión y simpatía de Nekane e igual línea y equipo». El «alma mater» es Susana Taboada, que suma ya 14 años, y ahora ha entrado «sabia nueva», el hijo de Josu Lobato, Mikel.
Lotería Garai, Arrasate
Nekane no llegó a dar el Gordo de Navidad. Quien siítiene el honor de haber bañado Arrasate de millones de euros con el «summum del summum de los premios» es Joxe Mari Garai. Han pasado algo más de seis años pero aun se le quiebra la voz recordando el 62.246 y la lluvia de 180 millones de euros que cayó en Arrasate. «Ha sido uno de los momentos más felices de mi vida. Coincidió con el hundimiento de Fagor y había mucha gente que se había quedado en la calle, el ambiente no era el mejor y el Gordo contribuyó a que muchas familias, en situaciones más que complicadas, pudieran salir adelante», rememora Joxe Mari, quien dejó la istración, situada en el barrio de San Andrés, en mayo de 2017 en manos de su hija Leire.
Según Joxe Mari, es el premio más grande que se ha dado en Gipuzkoa. Y a este le han precedido y seguido una larga lista. El 17 de febrero de 2018, un boleto de la Bonoloto fue agraciado con 73.640 euros; y el 4 de diciembre de 2013, otro con más de 67.000 euros. También, la Primitiva ha dejado un buen reguero de miles de euros: 40.283 euros, en 2014; 45.510, en 2010; 732.526, en 2009; o 147.971, en 2008. «Todos los meses damos premios de 3.000, 4.000 o 5.000 euros pero esos no figuran en la tabla», asegura Leire, que se ha criado entre las bambalinas de la istración.
En esta istración apenas cuelgan carteles de premios. «Solo hay unos cuatro en la trastienda. No me gusta el paripé de colgar diplomas, quiero que la gente se centre y vea lo que tiene que ver: los sorteos, los premios y los botes que haya», asegura Joxe Mari, a lo que su hija asiente. Leire cuenta además que no tienen ningún amuleto en la tienda. «Mucha gente mayor viene con la estampita de la Virgen o el trébol de las cuatro hojas. Y últimamente en Navidad se suelen sacar un selfie junto al árbol y el décimo», explica la nueva propietaria de Lotería Garai.
Librería Odrietxe, Trintxerpe
Javier Villaverde, de la Librería Odrietxe, de Trintxerpe, tampoco tiene amuleto pero parece que no le hace mucha falta. La buena racha que atraviesa clama al cielo. Cuatro premios en el último mes: 75.000 euros, en El Niño; 50.000 euros, con un tercer premio de la Lotería de Navidad; más de 70.000 euros, el 15 de diciembre gracias a El Gordo de la Primitiva; y 30.000 euros, con un número abonado «que no pienso revelar», el pasado 8 de diciembre.
Pero antes hubo otros muchos: la Bonoloto dejó más de 76.000 euros en diciembre de 2017; y en 2014, más de 100.000 euros en febrero, y 12.500.000 en julio. Esta cifra astronómica fue a parar a los integrantes de la que se hace llamar La Peña de la Librería Odrietxe. Además, siguiendo la estela de lo que sucedió en Arrasate, se da la circunstancia de que la felicidad llegaba tras otra tragedia, la del incendio que la Nochevieja de 2013 dejó sin hogar a decenas de familias de ese barrio.
Villaverde lleva 30 años detrás del mostrador de la librería. Asegura que cada vez más la gente se anima con los números que salen del terminal. «Aun queda gente reticente pero hay que decir que todo son ventajas, por ejemplo, puedes elegir las terminaciones», afirma el dueño de Odrietxe.
A Javier en el barrio se le empieza a conocer ya como el «Don Manolito o javierico» pero la verdadera, la de Madrid, «juega en otra liga». Aún así, Villaverde ya está pensando en el próximo Gordo de Navidad. «A ver si el año que viene damos el primer premio. Estamos cerca», afirma o sueña el dueño de Odrietxe.
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