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Darse un baño de masas en Detroit para celebrar los primeros 100 días de gobierno en plena guerra arancelaria era arriesgado. Donald Trump se llevó ... ayer a la pista de Harrison Township, al norte de Detroit, donde aterrizó anoche el Air Force One, una nueva orden ejecutiva con la que suavizar el coste de los aranceles a la automoción y, a la vez, los ánimos de la cuna del automóvil fronteriza con Canadá. El 20% de la actividad económica de Michigan depende de esta industria.
El secretario de Comercio, Howard Lutnik, confirmó que se «recompensará a las empresas que ya están fabricando en el país, al tiempo que ofrece margen de maniobra a quienes han expresado su compromiso de invertir en EEUU», dijo en un comunicado. Según el texto que Trump firmó a bordo del avión presidencial, los fabricantes de automóviles en EEUU que paguen los aranceles automotrices de Trump no tendrán que abonar otros gravámenes adicionales al acero y al aluminio, «porque la tasa de gravamen resultante de esa acumulación excede lo necesario para alcanzar el objetivo de política previsto». Y no deberían tener «efecto acumulativo». La medida tendrá carácter retroactivo al 3 de abril, lo que permitirá a los fabricantes el reembolsi de aranceles ya pagados.
Un segundo decreto modifica el arancel del 25% a las piezas de automóvil importadas que entrará en vigor el 3 de mayo. Bajo esta medida, los fabricantes de automóviles que produzcan y vendan vehículos terminados en Estados Unidos podrán reclamar durante un año un alivio equivalente hasta el 3,75% del valor de los vehículos fabricados en el país, mientras que al año siguiente se reducirá al 2,5% y luego se descontinuará.
La fórmula, tal como se la explicó un alto funcionario del gobierno al Wall Street, calcula ese alivio aplicando el arancel del 25% sobre piezas a un 15% del valor de un automóvil ensamblado en EE.UU. el primer año, lo que equivale al 3,75% del valor del vehículo. En el segundo año, se aplica el 25% a un 10% del valor del coche, obteniendo así el 2,5%. Las piezas automotrices que cumplan con el tratado T-MEC y procedan de Canadá o México seguirán exentas de aranceles, al igual que las nacionales.
La medida solo estará disponible para los fabricantes de automóviles que ensamblen coches y camionetas ya terminados, no para los fabricantes de piezas de automoción. Las compañías automotrices extranjeras que fabriquen vehículos en Estados Unidos también podrán beneficiarse con los coches producidos en el país, al mismo nivel que las empresas estadounidenses.
Trump justificó este nuevo cambio como «una pequeña ayuda de transición a corto plazo», mientras la industria nacional se adapta a fabricar las piezas de automoción en EEUU. Por el momento, «si no pueden conseguirlas, no queremos penalizarles por ello», dijo.
Se trata de evitar sobrecargar a la industria con aranceles adicionales al 25% original y, a la vez, favorecer a los fabricantes que cumplan con el Tratado México Canadá. Los vehículos procedentes de estos países estaban exentos de los aranceles, pero pagaban sobre las piezas que recibían del extranjero. Según esto, un coche fabricado con un 85% de componentes nacionales o compatibles con el T-MEC no deberá pagar aranceles sobre las piezas restantes, pero ese umbral subirá al 90% en el segundo año, siempre según las fuentes del rotativo. «Es un porcentaje muy pequeño del coche – 15% durante el primer año y 10% durante el segundo-, para ayudar un poco a quienes están haciendo un gran trabajo construyendo fábricas aquí», explicó.
Los grandes lobbies automovilísticos que la semana pasada enviaron una carta al gobierno de Trump pidiéndole este alivio celebraron la noticia. Fabricantes, concesionarios y grupos de presión hicieron frente común en contra de ese 25% de aranceles a un centenar de piezas de automoción fabricadas en el extranjero, desde motores hasta volantes o bisagras. En la carta advertían que esos aranceles provocarían fallos en la cadena de suministro y pérdidas de empleo que comparaban a interrupciones similares a las de la pandemia.
Antes incluso de que Trump lo firmase, los grandes de Detroit le propiciaron el baño de cumplidos y agradecimientos con los que quería ser recibido. «Creemos que el liderazgo del presidente está ayudando a equilibrar las condiciones para empresas como GM y nos permite invertir aún más en la economía de EE.UU.», dijo en un comunicado la directora ejecutiva de General Motors Co., Mary Barra. «Agradecemos las conversaciones productivas con el presidente y su istración y esperamos seguir trabajando juntos».
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