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El primer ministro galo, François Bayrou, defendió este miércoles que no ha mentido respecto al caso de Notre-Dame de Bétharram. El escándalo por las ... agresiones físicas y sexuales en ese internado católico del suroeste de Francia ha afectado al responsable del Ejecutivo prácticamente desde que asumió su cargo hace cerca de cinco meses. Ahora le tocó comparecer ante una comisión de la Asamblea Nacional que investiga el affaire, que salpica al veterano dirigente centrista dado que durante el momento de los hechos ejercía como titular de Educación y una de sus hijas recibió una paliza por uno de los vigilantes de ese centro.
«Nunca he variado mi versión», defendió este miércoles por la tarde Bayrou ante los representantes de la comisión de Asuntos Sociales. Durante esa comparecencia, que ha suscitado un gran interés mediático en el país vecino, el líder del MoDem insistió en una versión parecida a la que había defendido en los últimos meses. Consiste en decir que nunca estuvo al corriente de los abusos sexuales que se produjeron en ese colegio, ni de la mayoría de los casos de agresiones físicas por parte de religiosos u otros vigilantes laicos. Más de 200 exalumnos de ese centro, ubicado cerca del País Vasco francés, han presentado denuncias por lo que sufrieron.
El problema para Bayrou resulta que un juez, un gendarme, una exprofesora y una de sus hijas (Hélène Perlant) lo han contradicho. Varios de ellos ya habían comparecido ante la misma comisión y habían asegurado que durante la década de los noventa habían informado al dirigente bearnés, con una gran implantación en esa zona, sobre lo que sucedía en Bétharram.
No obstante, el primer ministro ha acusado de mentir a la profesora François Gullung, quien dijo haber intentado alertar a él y su esposa, que impartió clases de catequesis en ese colegio. «Se dedicó a hacer una fabulación bajo juramento», dijo sobre esa docente durante su comparecencia, que duró más de cuatro horas. Además, criticó a los responsables de esta comisión parlamentaria, encabezada por la diputada centrista Violette Spillebout (del partido del presidente, Emmanuel Macron) y por Paul Vannier, de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos). «En mi vida me han acusado de muchas cosas, pero nunca de unos hechos tan vergonzosos y graves», dijo refiriéndose a la sospecha de que estuvo al corriente de ello y nunca hizo nada para evitarlo.
Desde que asumió las riendas del Gobierno a finales de diciembre, el veterano dirigente centrista ha sufrido una caída de sus niveles de confianza. Según un sondeo del instituto Elabe, publicado en el diario conservador 'Le Figaro', apenas un 17% de los ses tiene una imagen positiva de él. Ese dato lo convierte en uno de los primeros ministros más impopulares en la historia de la Quinta República. Además de haber empantanado el mandato de Bayrou, el caso de Notre-Dame de Bétharram ha tenido un efecto #MeToo en Francia. Centenares de exalumnos de otros centros concertados -y también de algunos de públicos- denunciaron haber sufrido agresiones parecidas.
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