

Secciones
Servicios
Destacamos
'Misión imposible: sentencia final' huele a despedida y a fin de ciclo durante casi la totalidad de su metraje, pero hacia el desenlace, como si Tom Cruise se arrepintiera o no lo tuviera claro, esa idea descarrila a la velocidad del tren que cerraba la anterior entrega. Supongo que, una vez más, manda el dinero. Si sale bien, habrá más; si no, quizá haya que esperar unos años para reflotar la franquicia.
No ha tenido suerte el actor de Siracusa con las dos últimas entregas de las aventuras de Ethan Hunt. La covid hizo de la producción de 'Misión Imposible: sentencia mortal - Parte 1' una verdadera pesadilla, con un rodaje que se inició en febrero de 2020 y se extendió hasta septiembre de 2021, lo que llevó a que el presupuesto de la película ascendiera hasta los 291 millones de dólares. Después, hubo que buscar una fecha óptima para su estreno: fue en julio de hace un par de años, cuando la pandemia ya parecía un mal sueño y tras cuatro tentativas.
Cuando finalmente el largometraje llegó a las salas de cine, su rendimiento en taquilla fue más bien tibio, superando apenas los 571 millones de dólares, quién sabe si por que la secuencia más espectacular -Tom Cruise, arrojándose con una motocicleta al vacío- ya había sido ampliamente difundida, por que la película no tenía un verdadero desenlace o por que se estrenó una semana antes del fenómeno 'Barbenheimer'. Se convirtió en el título de la franquicia con menor recaudación desde la entrega de 2006, 'Misión: Imposible III'.
Las cosas tampoco han sido fáciles para su secuela, 'Misión imposible: sentencia final', que este jueves llega a la cartelera. Escrita y dirigida por Christopher McQuarrie, a cargo de las últimas cuatro películas de la serie, el rodaje de la octava entrega se detuvo en julio de 2023 por la huelga de guionistas y actores que sacudió Hollywood y quemó alrededor de 400 millones de dólares, convirtiéndose en la tercera película más cara de la historia sin tener en cuenta la inflación, solo por detrás de 'Star Wars: Episodio VII - El despertar de la fuerza', con 447 millones de dólares, y 'Jurassic World: El reino caído' con 432. Su recaudación en taquilla debería rondar los 1.000 millones para resultar rentable, algo que parece improbable, dado que el título de la franquicia que mejor funcionó, 'Misión imposible: Fallout', amasó poco más de 791.
Y aunque 'Misión imposible: sentencia final' se empeña, de alguna manera, en esconder que es una secuela -a su llegada a plataformas, la anterior entrega perdió el apellido 'Parte 1' y en esta cinta no hay ni rastro de un 'Parte 2' en el título-, la película no puede evitar ponerse en marcha recordando lo sucedido. 'Misión Imposible: sentencia mortal - Parte 1' contaba los intentos de una inteligencia artificial llamada La Entidad por hacerse con el control del planeta y concluía con Ethan haciéndose con una llave que a la postre le permitiría acceder a su código fuente para acabar con ella.
En el tiempo que ha pasado entre película y película, La Entidad se ha hecho más fuerte: amenaza con controlar todos los arsenales nucleares, han surgido acólitos que la veneran como si fueran los de una secta y varios países han declarado la ley marcial. Tanto es así que al comienzo de esta nueva aventura, Hunt recibe una cinta VHS donde la mismísima presidenta de los Estados Unidos le pide ayuda.
Después de recordarle lo mucho que ha hecho por el país y por la civilización, momento en el que McQuarrie aprovecha para insertar algunas de las secuencias más impactantes de toda la saga y subrayar esa idea de fin de ciclo, la mandataria le explica que acabar con la IA también abocaría al planeta al desastre, con el fin de internet y la destrucción de la economía global, y le sugiere que lo mejor es que entregue la llave al Gobierno estadounidense para que sea el Ejecutivo quien controle la IA.
Ante esta disyuntiva, no parece haber decisión buena, pero Ethan lo tiene claro. Volverá a aliarse con Luther (Ving Rhames), Benji (Simon Pegg) y Grace (Hayley Atwell) y hará nuevos aliados, algunos de ellos insospechados, para tratar de acabar con la IA para siempre, gracias a una suerte de virus que ha diseñado Luther.
Es el punto de partida de una película ágil e intensa -no pesan sus 2 horas y 49 minutos-, con un toque de humor -esa escabechina en la trastienda de la sempiterna fiesta en la embajada o los intentos de tender puentes de Hunt en pleno conflicto- y un gran componente nostálgico. Porque McQuarrie se las apaña no solo para traer de vuelta a varios personajes del pasado remoto, sino también para ubicar, de forma muy astuta, el origen de La Entidad en anteriores películas de la saga, en otra señal de que esta película huele a despedida.
Todo ello por no hablar del hallazgo que supone convertir a la IA en la gran amenaza y el villano de la función, que da buena cuenta de la capacidad que tiene la franquicia para conectar con nuestro presente. «La gente ya no sabe en qué creer», llega a decir la presidenta, consciente de que las 'fake news' y los 'deepfake' son ya un problema de dimensiones estratosféricas en la franquicia, ojo a la paradoja, de las máscaras y los giros de guion imposibles.
En el debe hay un abuso de las sobreexplicaciones. Da igual que el cineasta juegue con el montaje para dar dinamismo a unas secuencias que, en general, resultan plomíferas. Y aunque se entiende ese sobreesfuerzo por hacer concreto algo tan abstracto como la batalla contra una IA, en realidad no es tan importante ni interesante. Peca de lo mismo a la hora de subrayar continuamente el apocalipsis al que se ve abocado el mundo si Ethan y los suyos no completan la misión: la insistencia es tal que el guion se aproxima casi al bochorno.
Lo que pasa es que entre planes, conversaciones y advertencias de peligro hay unas secuencias de acción memorables y planificadas al detalle, donde el formato IMAX brilla en todo su esplendor y Tom Cruise, inasequible al desaliento -ya ha dicho que no va a parar de hacer películas hasta los cien años-, vuelve a jugarse la vida. En este sentido, 'Misión imposible: sentencia final' cae bien cuando juega su baza en peleas contundentes y coreografiadas al milímetro en espacios pequeños, como las de la cabaña; pero resplandece cuando lo apuesta todo a lo grande. Así, la inmersión en el submarino, con esa tensión construida en torno a los ritmos lentos y asfixiantes que marcan las gélidas aguas de Bering, o la espectacular persecución de biplanos en Sudáfrica, con Hunt encaramado a un par de avionetas, le hacen a uno temer por su vida.
Será difícil que la cinta logre la rentabilidad deseada, pero no será porque Tom Cruise no se ha dejado la vida en ello. Si este es el fin de la saga, bendito final.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran a una mujer de 79 años muerta desde hacía varios días en su domicilio
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.